SU VIDA AMOROSA

Las mujeres de Sebastián Palomo Linares: una vida llena de ‘estocadas’ sentimentales

Sebastián Palomo Linares
Sebastián Palomo Linares junto a Concha Azuara / Gtres

Sebastián Palomo Linares no ha podido ‘salir a hombros’ de la delicada operación de corazón a la que se sometió el pasado viernes y ha fallecido en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid este lunes 24 de abril a punto de cumplir 70 años. El diestro ha estado arropado por su última mujer, la magistrada Concha Azuara, de la que lo separaban 29 años y con la que alcanzó la plenitud desde que iniciaran su relación en 2013. De ella siempre ha destacado lo fácil que le hacía la vida y en más de una ocasión ha manifestado su interés por casarse: «¿Por qué no? Cualquier día. Soy un hombre feliz, enamorado. Estoy con una mujer maravillosa». El nombre de Concha no está exento del mundo del ‘cuore’, ya que en 2004 fue la juez que casó a Norma Duval y José Frade.

La biografía de Palomo Linares es imposible escribirla sin la presencia de las mujeres, sin duda su más complicada ‘faena’ en la vida. La abogada que le hacía más llevadera su existencia y sus achaques de salud, Concha Azuara, vino en el mejor momento para el diestro, después de una ruptura ciertamente dolorosa con la colombiana Marina Danko, con la que trajo al mundo a sus tres hijos, Sebastián, Miguel y Andrés. Se barajaron varias cábalas cuando en agosto de 2011 anunciaron su ruptura, cuando nada hacía indicar de cara a la galería que su amor tuviera serias fisuras.

Marina Danko

Marina Danko junto al torero durante un verano / Gtres

Existían diferencias insalvables -entre ellas, sonaba con fuerza el hecho de que a Marina no le agradaba vivir en la finca familiar ‘El Palomar’ y prefería hacerlo en Madrid-, pero el punto de inflexión vino con el hecho de que el torero estuviera relacionado con una antigua novia, la venezolana Lilia López, rumor que tomó mucha fuerza en esos aciagos días. De hecho, Marina Danko abandonó el hogar conyugal y se desquitó en la revista HOLA: «Sebastián no es el mismo que yo conocí y del que me enamoré. Por mi parte no hay terceras personas, por la suya, él sabrá». Desde su separación, el matrimonio dejó de hablarse y de tener cualquier tipo de contacto. Por su parte, los hijos terminaron por significarse junto a su madre, lo que ocasionó que el diestro pasara sus últimas horas únicamente acompañado de Concha y de algunas amistades. Tan solo sus vástagos se desplazaron al hospital cuando la situación se tornó crítica.

Desde Teresa Cantalapiedra y Celia García Obregón hasta Marisol y Lolita

Cuando la fama de Palomo iba ‘in crescendo’ en las plazas, Paquita Rico le grabó un pasodoble. En 1968, durante el rodaje de la película ‘Solos los dos’ se le relacionó sentimentalmente con la cantante Marisol, con la que «hubo química y algo más», según su entorno íntimo de entonces. Pese a contar con un carácter retraído, siempre se iba tras las faldas. Su primer amor reconocido fue Teresa Cantalapiedra, aunque a menudo era habitual verlo en el mismo tiempo junto a Gloria Monís, hija de Ana Castor y Alfonso Fierro.

En sus noches de algarabía Sebastián se dejaba ver mucho por ‘El Duende’, un tablao de Triana donde intentaba seducir a una reacia Rocío Jurado, que, si bien era solo cinco años mayor que el diestro, nunca se tomó en serio sus pretensiones. A la cantante Lolita Flores también intentó pretenderla creándole ilusiones, pero la hija de ‘El pescaílla’ no acababa de enamorarse del entonces ‘rompe corazones’ de las plazas. Palomo llegó a bautizar a la hija de la faraona como «cucaracha», lo que fastidiaba a Lolita.

Más tarde, estuvo dos años y medio con la hermana de Ana García Obregón, Celia. Mientras su amor se formalizaba y Celia preparaba la boda, Palomo conoció a Marina Danko mientras ‘hacía las Américas’. Entonces la hermana de Ana Obregón desapareció de la vida del diestro y nunca tuvo una mala palabra contra él pese a la ‘espantada’.

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