Historia

La dinastía de la princesa Teodora de Grecia, de las más importantes de Europa

  • Gema Lendoiro
  • Directora de Look. Periodista e historiadora.
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La boda de la princesa Teodora de Grecia y Dinamarca es un motivo de felicidad para su familia y es también una razón para hacer un repaso a la historia de su familia, ya que esta dinastía es una de las más importantes de Europa. El país heleno posee una fuerte vinculación familiar e histórica con España ya que la Reina emérita, Doña Sofía, es la hija de los anteriores reyes Pablo I de Grecia y Federica de Hannover, cuyo reinado fue desde 1947 hasta 1964, fecha en la que falleció el monarca, dando paso al reinado de su hijo y heredero, el rey Constantino que reinó hasta el golpe militar de 1973, momento en el que se fue al exilio.

Hablar de Grecia es evocar la cuna de nuestra civilización, a la democracia, aunque no exactamente como la concebimos hoy día. Además, se tiende a pensar que estaba ligada a la forma de gobierno de la república, pero esto no es así. Hay que matizar esto ya que la Grecia clásica también tuvo otros tres sistemas de gobierno que fueron muy comunes: La democracia, la monarquía encarnada en un varón que ha heredado el puesto, la oligarquía, el gobierno compuesto por un grupo de varones libres y selectos y la tiranía, el gobierno de un individuo que se ha hecho con el poder de manera anticonstitucional.

La antigua Grecia no constituyó un estado como hoy en día lo concebimos, sino que fue un conjunto de ciudades- estado gobernadas a sí mismas. A pesar de ser independientes entre sí, les unía el sentimiento de ser miembros de la ‘hélade’, esto es, país de los helenos, los griegos.

La más famosa fue, sin duda, Atenas, pero hubo otras igualmente importantes como Rodas, Argos, o Eritras. De todas ellas sabemos por las numerosas fuentes como el invaluable legado en materia de filosofía, derecho o política que dejaron intelectuales de la talla de Aristóteles, Jenofonte, Heródoto o Tucídides.

Grecia es también la cuna de la mitología y de ella precisamente proviene el origen del término ‘heleno’. Helén o Heleno, primogénito de Deucalión y Pirra fueron los únicos supervivientes del diluvio universal. Helén tuvo descendencia con Orséis, ninfa de Tesalia. De su unión nacieron Doro, Juto y Eolo y de estos personajes proceden diferentes pueblos de la antigua Grecia.

El gentilicio griego proviene del latín graecus, una romanización del griego graikós. Bajo el imperio romano se aplicó el término a todos los helenos y de nuevo la mitología lo explica: fue Greco, hijo de Zeus y Pandora, el que otorgó el nombre a los habitantes del país.

La monarquía griega moderna

De la época de la Grecia clásica a la monarquía a la que pertenece la princesa Teodora hay un enorme salto en la historia, concretamente hablamos del 500 a. C a la época contemporánea. Dos mil quinientos años de apasionante historia en los que el país heleno formó parte de varios imperios: romano, bizantino y, tras la caída de Constantinopla en 1493, del otomano.  En el XVIII y XIX, como en el resto de Europa, todo dio un gran giro. Una potente clase mercantil hizo florecer al país que, a pesar de haberse quedado aislado de hechos europeos tan tan trascendentales de la Edad Moderna como la Reforma Protestante o la Ilustración, trajeron consigo ideas que rápidamente penetraron en la la sociedad como los ideales de la Revolución francesa o el nacionalismo romántico, hechos que conformarían las bases de lo que sería la constitución de la nueva Grecia.

La Grecia contemporánea ha tenido dos monarquías constitucionales, ambas de la Casa de Glücksburg, dinastía a la que pertenece la princesa Teodora. La primera estuvo vigente en el período que transcurrió entre la primera y segunda república de 1832 a 1924. La segunda entre 1863 y 1967, momento en el que la la monarquía fue abolida.

La Casa Glücksburg, de las dinastías con mayor abolengo europeo

Lo más reseñable de esta dinastía es la amplísima ramificación familiar que tiene en las actuales casas reales europeas.  Entre los familiares de la princesa Teodora están, por ejemplo, Federico X de Dinamarca, Harald V de Noruega, el recientemente fallecido Constantino II, por supuesto la Reina  Sofía y hasta Isabel II de Reino Unido y, por ende, su hijo y heredero, Carlos III. Su árbol genealógico es tan extenso que han tocado el Imperio Ruso, Suecia, los países ya mencionados y los ducados de Sajonia-Lauenburgo o el de Schleswig-Holstein.

Teodora de Grecia no pertenece a una monarquía reinante pero su dinastía es de las más importantes dentro de la historia Europea. Además de ser princesa de Grecia con tratamiento de Alteza Real, lo es también de Dinamarca por derecho propio como todos los miembros de la Casa Real helena.

Los reyes de Grecia que precedieron a Constantino II fueron por este orden, Otón I, Jorge I, Constantino I que terminó en el exilio, Alejandro I, de nuevo otro Constantino también nombrado I, otro Alejandro, también nombrado I, Jorge II, Pablo I (padre de doña Sofía) y el último, que terminó también en el exilio, Constantino II. Su hijo Pablo es el actual jefe de la Casa Real helena.

Grecia en el período de entreguerras

La historia de la familia de la princesa Teodora es tan compleja como apasionante.  A ello contribuyeron sin duda los grandes acontecimientos  europeos de finales del XIX y primera mitad del XX, muy especialmente las dos guerras mundiales. en la primera se mantuvo oficialmente como país neutral pero su situación geográfica dificultó enormemente esto. Grecia comparte frontera con Albania, Serbia y Bulgaria, un auténtico polvorín a lo largo de los últimos doscientos años. Fue fundamental el papel apaciguador de Constantino I frente al primer ministro Venizelos, partidario de entrar a formar parte de la Triple Entente. Venizelos, por cierto, es una figura histórica de grandísima relevancia en la Grecia del siglo XX, de hecho ejerció hasta en siete ocasiones de primer ministro. Su figura y la proyección que otorgó al país a nivel internacional fue crucial en la construcción de la Grecia moderna. Es el ‘Churchill’ de los griegos.

En la Segunda Guerra Mundial Grecia fue tomada ocupada el 6 de abril de 1941 por el Tercer Reich hasta octubre de 1944. Las consecuencias fueron trágicas: miles de pueblos fueron arrasados muriendo miles de personas. La represión de las SS ante la resistencia de los partisanos fue brutal y por la resistencia de los partisanos.

Alejandro I, el rebelde antepasado de la Reina Sofía

Alejandro I es un antepasado de la Reina Sofía que protagonizó el primer matrimonio morganático de la dinastía. Se casó con una mujer que no tenía sangre real, aunque sí pertenecía a la nobleza. Aspasia Manos, así se llamaba, contrajo matrimonio con Alejandro el 17 de noviembre de 1919 siendo este ya rey. El matrimonio no fue aceptado por los padres de él, Constantino I y Sofía de Prusia (en el exilio cuando su hijo sube al trono) pero sí fue visto con agrado por el pueblo ya que las raíces de ella «helenizaban» la monarquía que era y es de origen germano-danés.

Un matrimonio sin autorización constitucional

Alejandro I y Aspasia se casaron en secreto ante un capellán del palacio real pero sin el consentimiento de la cabeza de la Iglesia ortodoxa de Grecia, tal y como lo dictaba la constitución. No fue declarado ilegal pero ella jamás pudo ostentar el título de reina, tan solo el de princesa de Dinamarca con tratamiento de Alteza Real.

El matrimonio, que empezó con problemas para casarse, terminó de forma trágica con la muerte tan prematura como absurda de él. El 2 de octubre de 1920, mientras el rey paseaba por los jardines de Tatoi acompañado por su perro Fritz, un mono doméstico atacó primero al can y después al monarca cuando intentó separarlos, recibiendo por parte del primate un mordisco que le provocó una infección que con los días derivó en una sepsis y posterior muerte. Su cuerpo fue enterrado en Tatoi.

Su joven y afligida viuda se quedaba sola, en una situación compleja, sin apoyos y embarazada. Mientras no se resolvía el tema sucesorio se tuvo que hacer cargo de la regencia la madre del finado, la princesa Sofía de Prusia, al no querer ninguno de los hermanos de Constantino aceptar el trono. Aspasia dio a luz a una niña, Alejandra de Grecia. Nacía de manera póstuma y sin derecho al trono por ser mujer, aunque sí llego a ser reina consorte al casarse con Pedro II de Yugoslavia.

Los últimos reyes de Grecia

A Alejandro I le sucedió Constantino I, a este Jorge II, abuelo paterno de doña Sofía. Y de este abuelo de la Reina emérita llegamos al rey Pablo I, abuelo materno, por tanto, de Felipe VI.

Pablo I se casó con la princesa Federica, hija de Ernesto Augusto III, príncipe de Hannover y de Victoria Luisa, princesa de Prusia, que era la única hija del emperador Guillermo II de Alemania y de la princesa Augusta Victoria de Schleswing-Holstein. Además, era la bisnieta del emperador alemán Federico III y de la princesa Victoria de Sajonia-Coburgo-Ghota, por lo tanto, descendiente de la ‘abuela’ de Europa, la reina Victoria del Reino Unido. Tenía tan solo un año cuando su padre fue obligado a marcharse al exilio a Austria con su familia.

La pareja se conoció en Berlín en el año 1936 durante la celebración de los Juegos Olímpicos, donde se enamoraron. Para casarse ella tuvo que renunciar a su fe luterana y abrazar la cristiana ortodoxa. Su hija doña Sofía tendría que abandonar esta para acogerse a la católica al casarse con don Juan Carlos. La reina Federica conoció el exilio siendo hija y esposa de rey, ya que llegó a ser la reina consorte de los Helenos, del 1 de abril de 1947 al 3 de marzo de 1964.

Los reyes Pablo y Federica y sus descendientes

Los padres de la Reina Doña Sofía vivieron un matrimonio feliz y unido a pesar de las dificultades del exilio y la pobreza que les acompañó en este. Tuvieron tres hijos, Sofía, Constantino e Irene. Sofía se convirtió en Reina consorte de España por su matrimonio con don Juan Carlos, Constantino se casó con Ana María de Dinamarca y fue rey de los Helenos hasta su exilio en 1967. La última hija de Pablo y Federica fue la princesa Irene que nunca se casó y vive en Madrid con su hermana, la Reina emérita.

La reina Federica con su hija la reina Ana María de Dinamarca. (Foto: Gtres).
El rey Constantino de Grecia con su esposa, la reina Ana María de Grecia, en el bautizo del príncipe Nicolás. (Foto: Gtres).

Constantino II y Ana María tuvieron cinco hijos, todos ellos con título de príncipes o princesas y tratamiento de Alteza Real a pesar de no ser casa reinante y, por derecho propio, príncipes o princesas de Dinamarca.

Los reyes Constantino y Ana María de Grecia y Dinamarca con todos sus hijos. (Foto: Gtres).

La primogénita es la princesa Alexia, casada con Carlos Morales, le sigue el príncipe Pablo, actual jefe de la dinastía y casado con Marie-Chantal Miller, el príncipe Nicolás, casado y recientemente divorciado de Tatiana Blatnik, la princesa Teodora, que se casa este sábado con Matthew Jeremiah Kumar y, por último, el príncipe Felipe, casado con Nina Flohr. Ninguno de los hijos se ha casado con miembros de sangre real, ni siquiera de la nobleza.

Con el matrimonio de Teodora se cierra el ciclo de los matrimonios de los hijos de Constantino quien falleció en enero de 2023. Teodora, princesa de Grecia y Dinamarca no será jamás reina de los helenos pero puede presumir de un árbol genealógico con raíces que comenzaron a florecer en la Europa del siglo XV. Toda una dinastía familiar digna de ser recordada por ser parte de la historia de la construcción de Europa desde sus orígenes hasta hoy.

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