Recluido y bajo la protección de su madre: crece la preocupación por el estado de salud de Kiko Rivera
El otro negocio aparcado de Kiko Rivera que no son sus conciertos
El entorno de Kiko Rivera explica las claves de su depresión
“Estoy con pruebas médicas. Cuando tengamos los resultados, se dará ese parte médico. Un fuerte abrazo y gracias”. Estas son las últimas palabras de Kiko Rivera antes de desaparecer del mapa -virtual y geográfico-. Tras borrar al completo su perfil de Instagram y anunciar que padece depresión, el hijo de Isabel Pantoja se decantó por recluirse del mundanal ruido ajeno al revuelo mediático que la suspensión de su gira ha causado. Es consciente de que su repentino adiós a los escenarios ha generado muchas dudas, pero, según él, de momento no toca esclarecerlas y para escapar del bullicio lo mejor es mantenerse al margen o, lo que es lo mismo, esconderse.
Desde el pasado viernes 4 de mayo no hay noticias de Kiko. Al menos, ninguna que provenga de él mismo o de su círculo más cercano. El hermetismo se ciñe una vez más sobre los Pantoja que, en pro de salvaguardar los detalles íntimos que han llevado al Dj a paralizar su carrera musical, prefieren guardar silencio y aislarse de todo en su casa. Pero no, en este caso, el escenario de su encarcelamiento voluntario no es Cantora, sino otra residencia familiar: la del Rocío. Tal y como ha podido saber LOOK, allí están -hasta el momento en el que se escriben estas líneas- Irene Rosales con las niñas y su suegra Isabel Pantoja. Ambas han sido vistas por la localidad y, aunque no ha habido rastro de Kiko, no tendría ningún sentido la presencia de Irene en El Rocío sin su marido. El cantante ha querido refugiarse en las mujeres más importantes de su vida en este duro momento y ellas están siendo su máximo apoyo. Pantoja estaría siendo muy consciente de la gravedad de la situación, de ahí que lo haya dejado todo para estar con su hijo. Ahora más que nunca la necesita.
Pero para Isabel tomar esta decisión no ha debido ser fácil. Hay que retrotraerse al pasado 21 de abril, día en que tuvo lugar el bautizo de la hija menor de Kiko, para recordar hasta qué punto la presencia de Isabel en El Rocío es relevante. Ella sí acudió al banquete posterior al bautizo de su nieta menor, pero ninguno de sus tres hermanos la acompañó. Ni Juan, ni Bernardo ni Agustín fueron hasta el restaurante porque, según declaró el entorno Pantoja, Doña Ana está muy delicada de salud y era necesario que alguno de sus hijos se quedase a su cuidado. Los tres hermanos de Isabel estuvieron con su madre aquel día, pero salvo aquella excepción, es Isabel la que permanece día y noche acompañando a Doña Ana, que este año cumplirá 87 años. “Podrá haber alguien igual, pero no mejor. Es la persona más íntegra que existe. Adoro a mi madre y pido respeto para ella porque se lo merece. Tiene muchos años y ya casi no se da cuenta de nada. Todos tenéis madre…”, declaró una Isabel Pantoja a punto de romperse cuando nació su nieta Carlota el pasado mes de febrero. Sus palabras, que se quebraron en la garganta, pusieron en evidencia lo delicado del estado de salud de doña Ana y lo importante que era para Isabel cuidar ahora de su madre cuando hasta hace muy poco era doña Ana la que cuidaba de todos.
Sin embargo, madre e hija se han separado, al menos por unos días. La tonadillera se ha decantado por estar con su hijo en estos duros momentos a pesar de que este gesto suponga alejarse de otra de las personas más importantes de su vida: su madre. La situación emocional de Kiko Rivera preocupa y mucho a la cantante que lo ha dejado todo, hasta a su madre, para demostrarle su apoyo.
Este gesto de Isabel pone de manifiesto la complicadísima situación de Kiko que, actualmente, está a la espera de que unas pruebas médicas certifiquen lo que él ya anunció en sus redes sociales: que padece una depresión. A pesar de las críticas y de las dudas que se han despertado al respecto, LOOK ha hablado con algunos promotores con los que Kiko había cerrado sus conciertos y, en conversación con este medio, niegan que entre ellos exista cierta desconfianza hacia el músico. “Me fío de la palabra de Kiko. Él ha hecho lo que tenía que hacer. Ha avisado con el tiempo suficiente para reemplazarle y nosotros se lo agradecemos”, dice uno. “Nos avisó a todos antes de hacer pública la cancelación de la gira. Como es hijo de quien es pasa esto, pero cuántos cantantes cancelan sus actuaciones y nadie dice nada”, se ha quejado otro.
Entre tanto, el secretismo sigue instalado en el clan Pantoja. Kiko ni siquiera ha salido a la calle y no parece que quiera hacerlo en las próximas horas. Prefiere la tranquilidad de su hogar, de su familia y, sobre todo, esa calma que solo una madre puede dar.