Ortega Cano mueve ficha y responderá cada uno de los ataques demandables
José Ortega Cano ha llegado al límite y ha tomado una decisión que podría cambiar la relación con muchos de sus conocidos.
La vida sigue en estos días de confinamiento obligado y sigue para lo bueno y para lo malo. Eso debe estar planteándose el maestro José Ortega Cano cuando sin ver a nadie, ni reunirse con los suyos, ni celebrar en casa o comer los domingos, su clan está en boca de todos. Son varios los frentes abiertos, intenta llegar a todos y defender a su familia. Su mujer, Ana María Aldón, se ha convertido en una de las revelaciones de esta edición de Supervivientes y ese protagonismo le ha supuesto también ser blanco de críticas e intrigas familiares que están poniendo al diestro al límite. Por ello, asesorado por su abogado, está decidido a pasar a la acción.
Dice estar muy disgustado y no encaja nada bien los golpes que el ex de su hija Gloria Camila, el televisivo Kiko Jiménez, está asestando a toda la familia con críticas y reproches continuos hacia todo el clan. La ruptura de la joven pareja tras cuatro años de relación no fue nada amigable, con acusaciones públicas de deslealtades de por medio. Fue un no parar de aquello de: “Y tú, más”. Pero Jiménez, que fue creciendo en los platós al calor de ese noviazgo que hoy ametralla, no se ha limitado a su experiencia sentimental e historias vividas con Gloria Camila, sino que ha apuntado al patriarca Ortega y toda su parentela. Ha contado cómo su familia no la quiere bien y cómo su exchica tenía sus más y su menos con ella.
Sus palabras encuentran siempre respuesta airosa, sin bajar el nivel de acritud, en Gloria que desde plató le contesta cada vez que se tercia. Contratada para defender a Ana María Aldón en las galas de Supervivientes, por una cantidad digamos que interesante y lo siguiente (no me gusta hablar de dinero), según revela la revista Lecturas en su edición de este miércoles, la hija de Ortega viró su defensa hacia su sobrina Rocío Flores, también compitiendo en la isla, dejando a Ana María sin apoyo en directo, en momentos clave. El chasco para los Aldón fue morrocotudo y se encendió una mecha que Jiménez ha ido avivando en cada uno de sus comentarios. Un papelón para el diestro: en medio, entre su mujer y su hija.
Para complicar aun más el panorama, una de las hermanas de Ortega, Conchi, sorprendida en una conversación en la que al hablar de Ana María llegó al insulto claro y con todas las letras: desde la hache hasta la pe. Esas palabras trascendieron públicamente porque quedaron grabadas. Así fueron las cosas y así las contaron en Sálvame. La tarde en la que se sacaron esos trapos sucios al ruedo, Ortega estaba en el callejón, confinado, y nada pudo hacer para evitarlos, entre otras cosas, porque era cierto. Tan cierto como que un colaborador del programa marcó el número del teléfono móvil de Conchi y, apenas comenzaron a hablar, entró otra llamada en el fijo de la casa. Conchi pide un momento para atenderla y levanta el auricular, según la información que me llega.
Es en esa otra conversación cuando habla de Ana María y de los comentarios en Supervivientes sobre su intimidad sexual con su hermano. Es entonces cuando la insulta. El colaborador, que sigue esperando en la línea del móvil, lo escucha con claridad. Tiene la prueba y con ella se arma la marimorena. Ortega no pudo más que disculpar a su hermana, que si su edad, que si un teléfono mal colgado, incluso que a él tampoco le había gustado que se hablaran esas intimidades en el reality. La cuestión es que, pese al quite que el maestro le hizo a Conchi, el toro cogió de refilón a más de uno.
José Ortega Cano debe estar contando los días para que su mujer vuelva a casa. Se le vio feliz hablando con ella, vía Skype, este martes noche, en la conexión que hicieron con los Supervivientes, pero también nervioso. Fue Ana, en mi opinión, la que llevó la conversación. El diestro sonreía y evitaba hablar de más. Mucho marrón en los platós en Madrid. Malas palabras, Gloria defendiéndola según le de, Kiko contando lo más grande… Su mujer no debe saber nada hasta la vuelta. Él, agobiado y solo en casa, no aguanta ni un envite más. Pasará a la acción fuera de cámaras. Responderá a cada uno de los ataques que sean demandables. Ortega mueve ficha.