La última ‘venganza’ de ‘El Cordobés’
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La estabilidad familiar de Manuel Benítez ‘El Cordobés’ saltó por los aires un 3 de mayo de 2016. Ese día un juez dictó sentencia asegurando que el torero era el padre biológico de Manuel Díaz y desde entonces los férreos lazos familiares que le unían a su esposa y a sus otros cinco hijos legítimos comenzaron a quebrarse. El divorcio con Martina Fraysse, su esposa desde hacía medio siglo, se hizo público solo unas semanas después y el distanciamiento con su hijo Julio, el menor de todos, quien siempre apostó por un acercamiento con Manuel si este demostraba ser hijo de su padre, tampoco tardó en llegar. Ahora ese distanciamiento es más evidente que nunca y el padre ajusta cuentas con él y lo deja a un lado. Es la última ‘venganza’ del patriarca por posicionarse al lado de su otro hijo, Manuel, al que él se resiste a abrazar. Mientras Julio ha estado ingresado en la UCI -tras un accidente de moto- su padre no ha querido acercarse al hospital. Ni por el Reina Sofía de Córdoba ni por el San Juan de Dios ha habido rastro del Califa de Córdoba.
“Se ve que no pudo. Estuvo el hombre malo y no pudo”, acertó a decir Julio cuando le preguntaron por la llamativa ausencia de su padre en el hospital. El matador salía de una revisión médica el pasado miércoles y a su salida no tuvo más remedio que reconocer que no había visto a su padre. Quiso disculparlo aduciendo problemas de salud, pero lo cierto es que, en esta ocasión, sus ojos hablaban más que sus palabras y ese Julio alegre, pausado y optimista dio paso a uno mucho más disgustado fuertemente contrariado entre lo que expresaba y lo que sentía.
Ese día quien sí estaba esperándole para trasladarle a casa para por fin descansar tras la reciente operación de su pierna izquierda era su madre, Martina Fraysse. La separación del matrimonio creó dos bandos enfrentados y los hijos no tardaron en posicionarse del lado de la francesa. Julio, además, recibió con los brazos abiertos a su nuevo hermano Manuel y esto supuso un duro estacazo para El Cordobés que no perdona lo que él considera una gran deslealtad familiar.
Al veterano torero no le gustaron las primeras palabras de Julio -que él consideró tibias- cuando se hizo pública la sentencia, pero mucho menos le agradó que compartiera cartel con Manuel Díaz y ambos se convirtieran en el tándem perfecto para llenar las plazas. Hasta en tres ocasiones el Califa ha tenido que ver juntos a sus hijos disfrutando el éxito en el coso, pero eso sí, por televisión. Nada de ir a la plaza a mostrar su apoyo público a los dos hermanos. Su indiferencia y su ‘que me dejes tranquilo, Manolo’ son más efectivos para dejarle claro a Julio que no piensa tolerar ese acercamiento con su hermano.
El de Palma del Río ya sabe lo que es dar la espalda a un hijo y, a pesar de que sus intenciones con Manuel parecían ir en buena dirección, no solo no ha logrado forjar una amistad con él, sino que ha terminado alejándose de su otro hijo, Julio, su ojo derecho, el niño que se hizo torero para recibir los aplausos de un padre que hoy está ausente.