Los Franco, al borde del desalojo
El próximo 10 de diciembre los herederos de Francisco Franco se tendrán que despedir para siempre de uno de los edificios más emblemáticos, el Pazo de Meirás, que deberán entregar al Estado, su nuevo propietario.
Hace apenas unas semanas los Franco celebraron un aniversario muy amargo, el de la exhumación de Francisco Franco desde el Valle de los Caídos hasta el cementerio de Mingorrubio, donde sus restos se encuentran en este momento. Sin duda, no fue un momento sencillo para ellos ya que se removían los sentimientos que vivieron un año atrás, cuando volvieron a hacer piña para vivir una situación que seguro pensaban no se llegaría a producir.
Pero no es el único evento que la familia del dictador jamás hubiera imaginado tener que vivir. Este viernes se ha confirmado otro de sus quebraderos de cabeza, la resolución de la demanda interpuesta por el Estado para volver a recuperar el Pazo de Meirás, ubicado en La Coruña y apropiado indebidamente por el caudillo en 1941. El juzgado de Primera Instancia número 1 de La Coruña, que el pasado mes de septiembre ya estimó que el pazo es propiedad pública, ha sentenciado finalmente que la propiedad de la finca pertenece al Estado y no a la familia Franco.
Carmen Martínez Bordiú, actual duquesa de Franco, y su familia tienen hasta el próximo 10 de diciembre para entregar Meirás de manera voluntaria y, en caso de no ser así, se realizará un desalojo forzoso, algo que seguro quieren evitar. Si bien en un primer momento los herederos de Franco recurrieron la sentencia ante la Audiencia Provincial de La Coruña al considerar que no se tuvieron en cuenta sus argumentos durante el juicio y que la sentencia era «notoriamente parcial, sesgada y tendenciosa», se espera que no haya finalmente problemas, ya que en los últimos días se han mostrado conformes con la ejecución provisional de la sentencia, según informa ‘El Mundo’.
Los Franco tendrán que devolver el polémico Pazo de Meirás tras haber disfrutado de él en exclusiva durante casi ocho décadas. Se levanta sobre una finca de 93.711 metros cuadrados de superficie, en los que hay una vivienda construida de 2.115 metros. En el año 2008, pese a la oposición de la familia, fue declarado Bien de Interés Cultural y, diez años más tarde, en 2018, colgaron el cartel de «se vende» por 8 millones de euros tras el fallecimiento de la matriarca, Carmen Franco Polo.
Si bien esta venta ya no se podrá producir, ya que la propiedad deja de ser suya, los herederos de Franco tienen otra propiedad en venta y que todavía se les resiste: el edificio de la calle Hermanos Bécquer de Madrid. Una propiedad donde residió Carmen Franco hasta su muerte y donde vio crecer a sus cinco hijos que se ha convertido en un quebradero de cabeza.
Tal como pudo conocer Look, los descendientes de Franco sacaron al mercado el inmueble completo apenas seis meses después del fallecimiento de la hasta entonces duquesa de Franco. Lo hicieron por una cifra de 55 millones de euros, importe que tuvieron que bajar a 50 varios meses después. Aunque hubo algunos compradores interesados, finalmente el trato nunca llegó a concretarse y a día de hoy sigue buscando quien quiera adquirirlo.