Corazón

El blog de Paloma García-Pelayo

Campanario no perdona

María José Campanario deja atrás la crisis aguda que sufrió este verano. Está mejor, pero no perdona ni olvida el daño añadido, tal y como ella misma lo define. Quienes la conocen así lo aseguran. La describen como mujer de carácter, fuerte personalidad y muy luchadora; alguien que se defiende como loba y no escatima ni fuerzas ni medios cuando se empeña en algo. Ahora tras superar ese presente ‘oscuro’ que describía su hermano Diego en la emotiva carta que le dedicó en su cuenta personal de Instagram este último agosto, y en la que le animaba a seguir luchando para salir adelante, ha decidido pasar a la acción.

Corría el mes de julio cuando la vimos en unas imágenes impactantes, tomadas cuando el matrimonio abandonaba ´La Marina’, un estupendo restaurante en la playa de Rincón de la Victoria, durante una de las salidas programadas de la clínica psiquiátrica donde había ingresado a primeros de julio. Su desmejorado aspecto, amén de su caminar casi inestable, como frágil, de la mano de un Jesulín entregado y cariñoso, pendiente de ella en todo momento, delataban el mal momento por el que pasaba María José.

María José Campanario, acompañada por Jesús Janeiro, en una de sus altas del centro psiquiátrico / Gtres

La odontóloga vivió los peores días de su vida 5 veranos antes cuando, en julio de 2012, el Tribunal Supremo confirmaba la sentencia condenatoria por un delito de falsedad en documento oficial y otro de estafa en grado de tentativa en el juicio de la operación Karlos. Sin embargo, éste ha sido su verdadero annus horribilis. Cuando por fin comenzaba a ejercer como odontóloga en una clínica de Sevilla, tras la dura batalla que supuso licenciarse en Portugal, (fue expulsada y luego inadmitida en varias universidades españolas, a raíz de la condena judicial) Campanario se derrumbó.

Su ingreso en la clínica el Seranil de la localidad malagueña de Benajarafe, la catapultaba a las portadas de actualidad. Ella misma detalló, tras desmentir inicialmente su ingreso, qué tipo de tratamiento recibía. Licenciada en Odontología por la Universidad CESPU de Oporto, domina la clínica y también la nomenclatura médica. Arrastraba un dolor crónico debido a una fibromialgia y sufría un importante trastorno del sueño. Era urgente replantear el tratamiento y ajustar la medicación. Jesús Janeiro, su marido, estaba realmente preocupado. María José no sólo no mejoraba sino que su estado se complicaba cada vez más. Estaba a punto de tocar fondo cuando le recomendaron dar un paso más e ingresarla en el Seranil, un centro psiquiátrico en el que se tratan diferentes dolencias, trastornos y patologías. Estaba lejos de casa, a más de 200 kilómetros, pero el asunto era serio.

La crónica social de este verano se ocupó a diario de su ingreso y se informaba de su evolución según iban trascendiendo datos. La situación, ya delicada de por sí, empeoró cuando otros comentarios la implicaban de lleno en esa realidad paralela que la ha unido siempre a Belén Esteban, ex pareja de su marido y madre de la hija mayor del torero. La historia de unas cajas que, según un testimonio obtenido por el programa ‘Sálvame’ habría guardado María José bajo la cama que comparte con su marido, con portadas y recortes de revistas en los que aparece Belén Esteban, estallaba también este verano. Se habló de la posible obsesión de María José con la Esteban, alimentada, para más inri, por un cambio en su color de pelo, muy parecido al de la ex de su marido.

Campanario lo desmintió de una: ni guardaba cajas ni tenía obsesión por nadie. Mientras trascendían detalles sobre la polémica y supuesta colección de recortes, el tratamiento médico comenzaba a surtir efecto, pero el momento no era el mejor para ninguna otra batalla.

María José Campanario pudo disfrutar de algún día de playa en compañía de su marido este verano / Gtres

Pocas semanas después de las impactantes imágenes tomadas junto a la playa malagueña, Campanario apareció para sorpresa de muchos en la portada de ¡Hola! muy recuperada. Posó en la boda de un amigo en Portugal y negó la mayor. “¿Obsesionada con Belén Esteban? Tengo la suerte de poder decir que nunca he estado obsesionada con nadie”, declaraba a la revista en una entrevista exclusiva. “No entiendo que de un cambio de color de pelo se puedan sacar semejantes barbaridades. Sacar dobles lecturas de eso son ganas de hacer daño, ganas de ensuciar”. Y continuaba, “Conmigo se han sobrepasado todos los límites y creo que no lo merezco. No sé qué he hecho para merecer el trato que se me da, creo que no he sido tan mala como para tener esto”.

El debate volvía a encenderse. No se entendía qué pretendía al posar en una revista con la que tenía encima. Lo más importante era su recuperación, alejarse del foco mediático que tanto la alteraba. Cualquier conflicto o discusión perjudicaba seriamente su iniciada recuperación. ¿Cómo seguía participando en el debate? ¿No había nadie que pudiera evitar que se expusiera de esa manera cuando aún seguía en tratamiento? ¿Estaba al corriente Jesús?

Parece que en algún momento lo entendió o se lo hicieron entender, y comenzó a alejarse de los medios. Acompañó a su marido a algún festival taurino y poco más. Por ahora se mantiene al margen y no concede ningún tipo de entrevista. Su día a día se va normalizando. Está en casa, ha vuelto a conducir, a ocuparse de su casa y de los suyos. Quiere estudiar e incluso ha hecho alguna incursión en la consulta. Me dicen que, recuperadas las fuerzas y cierta serenidad, María José se enfrentará a las cajas y a la obsesión por la Esteban. «No lo perdona. Será en los juzgados y queda poco».

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