Caparrós sobre su adicción a las drogas: "En ‘Furor’ tuvieron que atarme las piernas para no temblar"
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Declaraciones espeluznantes y desgarradoras. Estas son las palabras que definen las confesiones de Alonso Caparrós en ‘Sábado Deluxe’. Después de más de 20 años consumiendo, el presentador ha puesto nombre al problema que casi acaba con su vida: la adicción a la cocaína. Y es que, llegó un momento en el que creía que se moría: «Durante una época de mi vida podría haber muerto prácticamente todos los días, viví varios episodios en los que vi la muerte de cerca».
Empezó a consumir con 17 años anfetaminas y más tarde, se pasó a la cocaína consumiéndola con más gente. «Consumía lo suficiente como para matar hasta siete caballos. No te puedes imaginar, no había fin así que era hasta que mi cuerpo no pudiera más», dice. Su rebeldía le llevó a no preguntarse nunca si hacía lo correcto, asegura que mostraba atención solo a lo que él quería. Alonso reconoce que llegó un momento, en el que perdió el control:»soñaba con montañas de cocaína y eso, me producía felicidad».
Muchos le recordarán presentando ‘Furor’, programa en el que triunfó pese al estado de salud al que se enfrentaba cada día: «en los dos primeros programas me tuvieron que atar las piernas al taburete de lo colocado que estaba».
Su familia ha sido fundamental en su recuperación porque aunque ellos sean los que más han sufrido con este problema, el presentador revela que a quien más ha decepcionado ha sido a sí mismo. Se detiene para recordar noches en las que tenía que llamar a su familia:»millones de veces tuvieron que venir a buscarme a las 6 de la mañana a un puticlub porque yo ya no podía más». No es la única circunstancia que relata, recuerda un día que llegó de fiesta cuando su hija se despertaba para ir al colegio: «se despertó y fue a buscarme. Me escondí detrás de la puerta para que no viera como iba». Relaciona esto con la cantidad de veces que ha querido separarse de sus hijos :»no les quería joder la vida». El presentador se sentía avergonzado y emocionado, confiesa lo que le costó entender que esto era una enfermedad.
Su madre lloró mucho en el pasado. Caparrós ha echado la vista atrás para recordar un día en el que ella se arrodilló ante él para preguntarle qué le pasaba y desesperada le pidió que frenara su consumo. «Llegó un momento en el que vio que era irrefrenable ,hasta tal punto que intentaba satisfacer mis necesidades sin que se me fuera de las manos. Para ella era preferible que comprara poca droga que dejarme rienda suelta. Así empecé a salvarme», explica.
Estuvo ingresado en dos ocasiones en la Clínica López Ibor, donde se le aplicaron varios tratamientos que él mismo califica como agresivos. Nunca llegó a ir a clínicas de desintoxicación ya que pensaba que si transcendía su adicción se hundiría mediáticamente aunque sí buscó a un psicólogo del que no se despegó durante seis meses.
Ha aprovechado su entrevista para hablar también del amor, de su actual mujer, Angie, con quien está casado desde el año 2015. Ha destacado el apoyo que le da cada día y reconocido que su intervención tenía otro objetivo más :» su familia se merece saber con quién se ha casado y espero que sea con orgullo». No ha estado solo, su esposa le ha arropado :» hoy le admiro todavía más. Tenía miedo de que diera la entrevista, yo soy más cobarde que él y lo hubiera escondido. Le vendrán muchas cosas buenas».
La droga no le arruinó pero los problemas económicos sí llegaron. Para afrontar una deuda con Hacienda a raíz de una inspección , se vio obligado a vender todas sus propiedades. Años atrás tuvo muchísimo éxito pero su vida se puso patas arriba hasta tal punto en que: «me compraba sacos de patatas y zanahorias para comer. No tenía para más, sólo me ayudó un amigo que me dejaba un cubo con pan y huevos».
Confiesa que nadie de la profesión le tiró de las orejas para ayudarle. Eso sí, se empezó a salvar cuando se dio cuenta de que tenía que ser él el que tenía que ponerle nombre a su adicción: «hablaba con mi monstruo, sólo decía: te voy a encerrar y te soltaré cada quince días». Así lo hizo, empezó a evitar sitios concurridos y poco a poco, encontró su camino.
El exconcursante de ‘Gh Vip’ ha afirmado seguir viviendo en peligro: «siempre tengo que recordarme esto. Esta es la historia de mi vida y tengo que echarle arrojo y valentía». Ahí no tenía miedo a la muerte, ahora Alonso declara estar sólo enganchado a la vida.