Principios básico de la dieta vikinga para comer saludable
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En verano surgen decenas de dietas para perder peso, pero es importante diferenciar entre las que son saludables y las que no. Pues bien, la dieta vikinga es una de las más recomendables, y se basa en ingredientes del norte de Europa. Valora tando el bienestar de las personas como la sostenibilidad del medio ambiente, así que, ¡todo son ventajas!
Uno de los principios básicos de este plan de alimentación es el consumo de frutas y verduras: bayas, coles… Mejor si son frescas y de temporada. Además, la dieta vikinga apuesta por los alimentos integrales, como la cebada, el centeno y la avena.
También es importante comer pescados nórdicos como el arenque y el salmón. Aunque el arenque no es demasiado popular en España, el salmón sí lo es, y podemos disfrutar de todos sus beneficios.
Se trata de un alimento que aporta grasas saludables al organismo, así como proteínas de alta calidad, vitaminas B y D y minerales. Cuida el sistema cardiovascular al tiempo que mejora la circulación sanguínea y cuida la salud del cerebro.
Los alimentos silvestres y locales tienen absoluta prioridad ya que, dada la proximidad, en los países nórdicos suelen venderse frescos.
Las frutas naturales ofrecen un amplio abanico de beneficios frente a las deshidratadatas. Estas últimas, al no tener agua, son mucho más pequeñas y su sabor está más concentrado, pero tienen el mismo azúcar que el fruto original, que es más grande y saciante.
En cuanto a la carne, según la dieta vikinga, debemos elegir porciones más pequeñas pero de más calidad.
Por lo tanto, este plan de alimentación consiste, básicamente, en comer muchas verduras y frutas, reducir el consumo de carnes rojas y sustituirlas por pescados grasos o magros.
¿Es mejor que la dieta occidental? Según los nutricionistsa, sí. Es muy similar a la dieta mediterránea, aunque existe una gran diferencia: las grasas que se usan para cocinar. Mientras que los mediterráneos usan aceite de oliva, los nórdicos prefieren elde canola. Ambos aceites son muy ricos en grasas buenas, que aumentan los niveles de colesterol bueno y cuidan la salud cardíaca.