El drama del ‘semáforo alimenticio’ que deja en mal lugar al jamón serrano
Nutriscore es un nuevo sistema de etiquetado que determina qué alimentos son más o menos saludables para nuestra dieta.
Cada vez somos más conscientes de qué tipo de alimentos son más beneficiosos o menos para nuestro organismo. Es por eso por lo que miramos con detalle las etiquetas de los productos que compramos en los supermercados. No obstante, es cierto que en muchas ocasiones tan solo entendemos que las grasas saturadas y los azúcares no son buenos para llevar una dieta sana y equilibrada. Para poder entender qué productos son más saludables que otros, algunos países de la Unión Europea han tomado la determinación y están estudiando para poder llevarlo a cabo, la idea de introducir un sistema novedosos. Se basa en utilizar los colores para informar de forma sencilla si los nutrientes de un alimento superan las recomendaciones sanitarias.
Jamón serrano/Gtres
A este proyecto alimenticio se le ha denominado Nutriscore. A lo largo de las últimas semanas, se ha abierto un gran debate sobre este tipo de etiquetado que puede estar dentro de no mucho, en nuestras vidas. Pero ¿por qué ha generado tanto revuelo? Básicamente porque la Coca Cola Zero puntúa mejor que el aceite de oliva, y los cereales de Nesquik o Chocapic, mejor que el jamón ibérico. Pese a que hay una explicación, no parece convencer a muchos.
Aceite de oliva virgen extra./Gtres
El semáforo de alimentos ha sido creado en Oxford y aprobado en Francia en 2017. Es un sistema que informa de la calidad nutricional de los productos que se adquieren en cualquier supermercado. Por ejemplo, si vemos el color verde y la letra A, podemos saber que es, en teoría, es saludable. Por el contrario, si vemos que el color que marca la etiqueta es rojo con una E, sabremos que es algo que es mejor evitar.
Una de las ventajas de Nutriscore consiste en ofrecer una única nota simplificada con un algoritmo detrás: suman puntos las cosas malas -la cantidad de calorías, azúcares, grasas saturadas y sal-, y restan puntos las buenas -el porcentaje de frutas o verduras empleado para obtener el producto, y su aporte de fibra y proteínas-. También sirve para elegir alimentos de la misma categoría. Es decir, en la familia de los cereales del desayuno se pueden comparar mueslis con cereales que lleven chocolate, o comprar galletas normales o con frutas, incluso saber si es mejor comprar la lasagna con carne, salmón o espinacas. El problema viene cuando se comparan alimentos de diferentes categorías. Ahí es cuando nos encontraremos que el jamón ibérico tradicional es ‘peor’ en la escala que una hamburguesa 100% vegetal de Garden Gourmet.
Cereales./Gtres
Algunos nutricionistas, señalan que este sistema está desactualizado y que tiene una visión desfasada. El experto Juan Revenga, explicaba en su blog que el algoritmo establece una serie de límites para nutrientes ‘significativos’, tanto con un peso negativo -azúcar, grasas…-, como positivos -proteínas, fibra…-. Es por eso que recomiendan incentivar o desincentivar categorías completas de alimentos y dejar atrás mensajes como “la bollería es mala” o “la fruta es buena”. En el caso del aceite de oliva, el Ministerio de Consumo ha decidido excluir este alimento de los alimentos que incorporarán el etiquetado frontal Nutriscore. La razón es que la triste nota que tiene -una C, es decir, bastante lamentable-, no refleja sus «beneficios nutricionales», según explican desde el ministerio. Dicha nota ha levantado ampollas en las últimas semanas en el sector olivarero, ya que es la misma nota que tienen otros aceites como el de colza, de peores propiedades. Nutriscore ha sido apoyado por numerosos trabajaos científicos que demuestran la validez del método, así como su eficacia. Sin ir más lejos, la Sociedad Española de Salud Pública ha mostrado su apoyo a la medida, proponiendo, además mejoras.