Wafic Saïd, el empresario detrás del yate donde vacaciona la reina Camila
La reina Camila disfruta de unas vacaciones en Grecia en el superyate Zenobia
Saïd mantiene vínculos históricos con la familia real y el Partido Conservador
El lujo del yate contrasta con la crisis económica en Reino Unido, provocando cuestionamientos públicos
Las imágenes de la reina Camila disfrutando de unas vacaciones en el mar Egeo han generado una intensa polémica mediática. Publicadas por el Daily Mirror, las fotografías muestran a la consorte británica ataviada con un vestido rosa vibrante y grandes gafas de sol a bordo del Zenobia, un lujoso superyate propiedad de Wafic Saïd, un influyente empresario sirio-saudí con estrechos vínculos con la política y la alta sociedad británica. Lo que podría haberse considerado una simple escapada veraniega ha reavivado el debate sobre la neutralidad política de la monarquía.
Wafic Saïd, de 85 años, figura en el puesto 85 de la lista de los más ricos del Reino Unido según el Sunday Times, con una fortuna estimada en 1.900 millones de libras. Nacido en Damasco en 1939, Said abandonó Siria en su juventud debido a la inestabilidad política y se trasladó primero a Suiza y luego a Inglaterra. Tras formarse en banca, abrió varios restaurantes en Londres, pero fue a través de grandes proyectos de infraestructura en Arabia Saudí durante los años 70, mediante su empresa TAG Systems Construction, que consolidó su riqueza. Su nombre se hizo aún más conocido por su papel como intermediario en el polémico contrato de armas Al-Yamamah entre Reino Unido y Arabia Saudí, un acuerdo de 43.000 millones de libras que estuvo bajo investigación por presunta corrupción, aunque nunca se le imputaron cargos. Este episodio le convirtió en un personaje clave en la relación política y económica entre Londres y Riad.
Saturday’s front page: Camilla and the Tory donor’s yacht https://t.co/4OSOmBEvcg#TomorrowsPapersToday pic.twitter.com/uELIdF45ej
— The Mirror (@DailyMirror) August 8, 2025
A pesar de su perfil controvertido, Wafic Saïd ha desarrollado una reputación como filántropo. Fundó la Fundación Saïd y ha sido mecenas de la prestigiosa Saïd Business School de la Universidad de Oxford. Además, su familia, especialmente su esposa Rosemary, ha apoyado al Partido Conservador británico con donaciones millonarias en la última década, consolidando su influencia en la esfera política y social del Reino Unido.
El vínculo de Saïd con la familia real británica es de larga data. En 2019, con motivo de su 80º cumpleaños, Carlos III, entonces príncipe de Gales, organizó una cena en su honor en Clarence House. Saïd ha asistido a eventos de alto perfil como Royal Ascot, y su familia fue mecenas fundadora del Fondo rey Carlos III, anteriormente conocido como Fundación Benéfica príncipe de Gales. Según declaraciones del empresario, sus hijos se conocen desde niños con los de Camilla, y ha mantenido una relación cordial con la familia Parker-Bowles durante más de cuatro décadas.
El Zenobia, el yate que ha protagonizado la polémica, es una embarcación de 57 metros con bandera de Mónaco, valorada entre 35 y 40 millones de euros. Ofrece capacidad para 12 huéspedes en seis lujosas suites, una tripulación de 13 personas, un comedor al aire libre, y una biblioteca que se transforma en sala de cine. Su interior combina acabados en madera noble y obras de arte contemporáneo, convirtiéndolo en un verdadero hotel flotante. La presencia de la reina Camilla a bordo del Zenobia ha reavivado el debate sobre la imagen pública de la monarquía. En un contexto de crisis por el coste de la vida y con Carlos III promoviendo una política de austeridad, aceptar la hospitalidad de un empresario ligado al Partido Conservador puede ser percibido como un gesto desafortunado. Buckingham Palace se ha limitado a calificar las imágenes como parte de las vacaciones privadas de la consorte.
Expertos en protocolo y reputación real coinciden en que la neutralidad política de la monarquía es esencial para mantener la estabilidad institucional. La visita de Camila al yate de Wafic Saïd ha abierto una discusión sobre cómo la Familia Real debe equilibrar sus vínculos personales con la percepción pública y las expectativas de imparcialidad, recordando que incluso los gestos más privados pueden tener repercusiones públicas significativas.