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1970. Reino Unido. Un jovencísimo Carlos de Inglaterra acaba de disputar un partido de Polo, su deporte favorito. Se baja de su caballo y un grupo de chicas y chicos de buena familia le rodea. El por aquel entonces Príncipe de Gales, ya en edad casadera, es el mejor partido de la nación. Entre la marabunta se abre paso Camilla Shand, una joven bien conectada cuya familia lleva codeándose con la familia real décadas. Se acerca al heredero del trono y le suelta: «Alteza, sabe que mi bisabuela fue amante de su tatarabuelo. Creo que podríamos decir que nos une cualquier tipo de lazo familiar».
Estas palabras desarmaron por completo a Carlos. Camilla había conseguido llamar su atención de la forma más descarada. El resto de la historia es de sobra conocida, pero la que nos ocupa hoy, aunque antigua y muy lejana, cobra hoy mayor sentido y relevancia. Camilla ha sido coronada como Reina «vengando» la memoria de su bisabuela, quien durante décadas fue ninguneada por la corte por su condición de favorita del rey Eduardo VII, tatarabuelo de Carlos.
Alice Keppel, la bisabuela materna de Camilla, fue una joven aristócrata que tuvo el «honor» de haber sido la amante del Rey Eduardo VII durante décadas a finales del siglo XIX y principios del XX. Casada y con hijos, eso no le impidió de disfrutar de un amor secreto y alegrar los últimos años de vida del hijo de la reina Victoria de Inglaterra. Su íntima amistad con el monarca le proporcionó una buena estabilidad económica. Lenguas anabolenas de la época dieron nota que al morir el Rey, Alice quedó tan bien situada económicamente que pudo permitir-se comprar una magnifica villa en Bellasguardo, en el sur de Italia, donde la familia de Camilla veraneo hasta los años 70, cuando se deshicieron de la propiedad.
Su buena situación económica contrastó, eso sí, con la repudia de la corte. La Reina Alejandra, nacida princesa de Dinamarca, usó toda influencia para apartar a Alice y a su familia de los círculos de poder. Algo que perduraría décadas hasta que su biznieta «vengara» a la familia.
Al aparecer Camilla en la vida de Carlos, los Windsor volvieron a torcer la nariz. A Isabel II y al duque de Edimburgo, la biznieta de una ex amante real, aunque con pedigrí, les parecía la peor de las ideas. Camilla les parecía «descarada» y «peligrosa» y al igual que su pariente, con una vida amorosa «agitada y disoluta». Como todos sabemos, la virginal Diana Spencer le pareció bastante mejor partido y su historia de amor se torció. Al menos de buenas a primeras no se les permitió ni ser felices ni comer perdices. Pero la Historia es caprichosa y así lo quiso. Después de muchos años, de varios escándalos, de dramas y tragedias, el 9 de abril de 2005, Carlos y Camilla se casaron. Se puso la primera piedra para «vengar la memoria de la abuela Alice».
El sábado, 6 de mayo de 2023, Camilla consiguió lo imposible: convertir-se en reina del Reino Unido y de otros 14 estados más donde su marido, Carlos III es rey. La biznieta de una ex amante real, odiada por toda la corte de la época, logró al fin, hacer «justicia» y darle un lugar central a su familia y descendientes en la monarquía más relevante del mundo actual.
Probablemente, a Alice Keppel nunca se le pasó por la cabeza ser Reina y dice quien conoce de cerca a la ya soberana del Reino Unido, que a ella tampoco. Pero la historia tiene de estas carambolas que la hacen intrigante y apasionante. Si Scarlett O´Hara dijo aquello de «A Dios pongo por testigo, a Dios pongo por testigo de que no lograrán aplastarme… Viviré por encima de todo esto y, cuando haya terminado, nunca volveré a saber lo que es hambre. ¡No! Ni yo ni ninguno de los míos. Aunque tenga que estafar, que ser ladrona o asesinar… A Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre», el pasado sábado Camilla se tomó su particular revancha quizá pensando aquello de «A Dios pongo por testigo que ni yo ni los míos volveremos a ser ninguneados». Sus nietos pajes de la coronación del siglo y ella, no como espectadora, sino como Reina coronada. Ahí es nada para los descendientes de Alice Keppel. De examante de un rey a bisabuela de una Reina. La venganza del destino.