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De Roc Agel al castillo de Marchais: los secretos de los refugios de los Grimaldi

  • Andrea Mori
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La familia Grimaldi cuenta con varias propiedades en todo el Principado. La más destacada es, sin duda, el Palacio de Mónaco, residencia oficial de la familia. Construida en 1191 como fortaleza genovesa , durante su larga y dramática historia ha sido bombardeada y asediada por muchas potencias extranjeras. Desde finales del siglo XIII, ha sido la fortaleza y el hogar de la familia Grimaldi, que se hizo con ella por primera vez en 1297. Los Grimaldi gobernaron la zona primero como señores feudales y, desde el siglo XVII, como príncipes soberanos.

Durante el siglo XIX y principios del XX, el palacio y sus propietarios se convirtieron en símbolos del glamour que se asociaban con Montecarlo y la Riviera francesa . Esto llegó a su máximo exponente Grace Kelly se convirtió en princesa en 1956.

Imagen del Palacio Grimaldi en Mónaco. / Gtres

Sin embargo, el palacio no es la única propiedad a disposición de la familia. Por ejemplo, las princesas Estefanía y Carolina residen en dos casas ubicadas juntas. En el caso de Carolina, se trata de la Villa Clos St- Pierre, una villa estilo Belle Epoque se ubica en un entorno privilegiado. Fue un regalo de su padre, el príncipe Rainiero, antes de su boda. La casa está cerca del Museo Oceanográfico de la ciudad y guarda importantes recuerdos de la infancia de sus hijos. No obstante, hace algunos años Carolina añadió dos casas contiguas para que su familia también tuviera su propio espacio. Aunque es su residencia principal, no es la única, ya que en tiene una casa en Saint-Rémy de Provence y una mansión en la rue de Grenelle de París.

La boda de Rainiero y Grace Kelly en Mónaco / Gtres

Justo al lado de la casa de Carolina se encuentra la de su hermana Estefanía. Se trata de la Villa Clos St. Martin, donde la Princesa reside con sus dos hijas, al menos de momento.

Pero más allá de estas propiedades, hay dos inmuebles más de los que disfruta la familia. Por un lado, el Chateau de Marchais, ubicado en Aisne y residencia oficial del soberano en el verano. Es un castillo que fue construido en el siglo XVI y adquirido en 1553 por Carlos, cardenal de Lorena , miembro de la Casa de Guisa .

Ha estado en posesión de la familia Grimaldi desde 1854. El príncipe Alberto I de Mónaco se casó con Lady Mary Victoria Hamilton en el castillo en 1869, y el príncipe Carlos III de Mónaco murió allí en 1889.

Charlene de Mónaco, Alberto y sus hijos en el balcón de Mónaco. / Gtres

La propiedad contiene dos fincas y su superficie es seis veces mayor que la del principado de Mónaco. A mediados de la década de 1980, el príncipe Rainiero III de Mónaco adquirió una manada de camellos, un búfalo africano y dos guanacos de un zoológico en quiebra y los colocó en el castillo.

No obstante, la residencia más especial para los Grimaldi es Roc Agel. Se trata de una vivienda que recuerda directamente al príncipe Rainiero y a su historia con Grace Kelly. Se trata de una propiedad ubicada en la zona de Mont Agel, una montaña que se encuentra en la frontera entre Francia y Mónaco.

La residencia fue construida en 1957 por Rainiero y se convirtió en el mejor refugio privado para la familia, en un entorno natural y privilegiado, con una granja y un gran huerto que abastece al palacio. Sin embargo, es también un lugar triste, ya que de allí venía Grace Kelly cuando tuvo el accidente que le costó la vida en 1982.

Alberto y Estefanía en Roc Agel. / Gtres

Aunque Charlene se refugia en él de manera habitual -por ejemplo en la pandemia cuando Alberto se contagió-, para la princesa Estefanía es un lugar muy especial ya que allí ha cuidado de varios animales, como sus elefantes Baby y Nepal.

Las recientes imágenes que un conocido fotógrafo ha publicado en las redes de Charlene también fueron tomadas en su mayor parte en Roc Agel. Y es que esta singular propiedad, tan pronto acoge a los animales de Estefanía, como se convierte en el refugio secreto de la propia Charlene. Una propiedad cargada de recuerdos familiares imposibles de borrar que, solo por eso llega a superar el inaccesible encanto de La Vigie, la mansión de la que se enamoró Karl Lagerfeld y ha sido escenario de algunas de las fiestas más destacadas de las últimas décadas.

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