El príncipe Pablo de Rumanía, arrestado en París tras años prófugo de la justicia
El príncipe Pablo-Philippe de Rumanía ha sido arrestado en París
La detención del príncipe Pablo de Rumanía se produce en virtud de una orden europea
Pablo de Rumanía es nieto del rey Carol II, figura que reinó en Rumanía desde 1930 hasta su abdicación en 1940


El príncipe Pablo-Philippe de Rumanía, también conocido como Paul Lambrino, ha sido arrestado en París en virtud de una orden de detención europea emitida por las autoridades rumanas. Esta detención se produce después de que el príncipe fuera condenado en 2020 a tres años y cuatro meses de prisión por tráfico de influencias, blanqueo de capitales y soborno. Desde entonces, se encontraba prófugo de la justicia rumana.
Pablo de Rumanía fue arrestado en su domicilio en París y presentado ante un magistrado del Tribunal de Apelación de la ciudad. La decisión sobre su posible extradición a Rumanía está ahora en manos de la justicia francesa. El príncipe ha estado involucrado en una serie de procedimientos legales relacionados con la reclamación de propiedades que considera parte de su herencia familiar. Entre 2006 y 2013, colaboró con una red criminal para obtener de forma ilegal terrenos, incluyendo hectáreas de bosque en Snagov y de la antigua granja real en Baneasa, al norte de Bucarest. La justicia rumana estima que el perjuicio al Estado asciende a unos 145 millones de euros.
El príncipe Pablo de Rumanía en un evento en Estocolmo. (Foto: Gtres)
Esta no es la primera vez, sea como fuere, que Pablo de Rumanía es arrestado en el extranjero. En junio de 2022, fue detenido en Francia, pero posteriormente liberado bajo fianza. Más tarde, en abril de 2024, fue arrestado en Malta mientras asistía a un evento de los Caballeros de ese país. Sin embargo, la solicitud de extradición fue rechazada por el Tribunal de Apelación de Malta, que consideró que existía un «riesgo real y personal» de violación de sus derechos fundamentales.


El príncipe Pablo de Rumanía y su mujer, Lia, en un evento en Estocolmo. (Foto: Gtres)