La princesa Ana hace historia en la tradicional Vigilia de los Príncipes
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Los actos en homenaje a la fallecida Reina Isabel II continúan. La Familia Real británica se ha reunido, entre los que se encontraba la princesa Ana, este lunes en la Catedral de St. Giles, situada en Edimburgo donde permanecerán los restos mortales de la monarca los próximos días. Después, viajarán a Londres para recibir el último adiós en la Abadía de Westminster. Enclave al que acudirán los Reyes de España, Felipe y Letizia, y los Reyes eméritos, don Juan Carlos y doña Sofía, entre otros representantes de Casas Reales.
Durante la jornada, el ya Rey Carlos III ha vivido un momento de lo más complicado al presidir junto a sus hermanos, los príncipes Andrés y Eduardo y la princesa Ana el cortejo fúnebre de Isabel II hasta el citado templo religioso. Una vez han llegado al enclave se ha producido una tradición con un gran peso sentimental para la familia, ya que han realizado la conocida como Vigilia de los Príncipes en la que los Windsor han velado a su madre durante un tiempo de quince minutos.
Sin embargo, ha habido un detalle que, desde luego no ha pasado desapercibido, ya que la princesa Ana también ha estado presente en este ritual, lo que supone un antes y un después porque habitualmente en este acto solo podrían participar hombres. El Rey Carlos, ataviado con el traje típico de Gales, ha entrado en la catedral acompañado de sus hermanos en uno del que es uno de los peores momentos de su vida. Por detrás, ha ido (a su derecha) la princesa Ana y el príncipe Eduardo (en la izquierda), quedando en última posición el príncipe Andrés.
Los cuatro hermanos se han colocado alrededor del féretro donde descansan los restos mortales de Isabel II y en uno de los laterales se ha podido ver cómo han estado presentes la reina consorte, Camilla y Sophie de Wessex. En completo silencio, cabizbajos y durante un cuarto de hora, los hijos de la monarca han rezado con los ojos cerrados en algunos de los instantes. Dicha tradición se inició en el año 1936, con la muerte de Jorge V, abuelo de Isabel II. Mientras se ha llevado a cabo este homenaje, el templo ha continuado abierto para que los ciudadanos pudieran rendir homenaje a la Reina.
Horas antes de tener lugar este homenaje dentro de la Catedral, el cortejo fúnebre ha desfilado por la Royal Mile de Edimburgo, donde miles de personas han aguardado el coche fúnebre que ha ido acompañado por el Rey y sus hermanos. Será dentro de una semana cuando tendrá lugar el funeral de Estado al que asistirán aproximadamente un total de 2.000 invitados y diferentes representantes de Casas Reales y distintas personalidades para dar el que será el adiós definitivo a una Reina que ha hecho historia al estar reinado durante más de setenta años en el trono.