Letizia se acerca a Iñaki
Todo pasa y todo queda. Letizia no es ajena, por supuesto al verso del gran poeta que es, además, una evidencia. Su total rechazo a Iñaki Urdangarin y a la infanta Cristina, avalado por el entonces príncipe Felipe y Zarzuela tras estallar el escándalo Nóos en 2011 tiene los días contados. Todo pasa y todo queda, pero atrás. Esto no lo dice Machado, pero les cuento que ante la posibilidad de que Iñaki pueda pasar la Navidad en casa, la Familia se prepara. Es cierto que primero debe obtener el permiso al que tiene opción tras haber cumplido ya la cuarta parte del total de su condena penitenciaria de 5 años y 10 meses, que le impuso el Tribunal Supremo (la cumplió este jueves), pero sí así ocurre Iñaki encontrará otra realidad en Zarzuela.
Muy enfadada y tajante, doña Letizia cortó toda relación con su cuñado y la infanta, tras la imputación de ambos. Como primer gesto público, nunca más se puso la maravillosa alianza de brillantes que don Felipe le regaló en su compromiso matrimonial. Le gustaba, sí, pero había un problema: la ´compró’ Iñaki – encargo secreto de don Felipe- en la joyería Suárez que acababa de abrir en Barcelona en otoño de 2003. No se la volvería a poner bajo ningún concepto. Al tiempo que la pieza quedaba apartada de su joyero, la Casa del Rey hacía lo mismo con el propio Iñaki cuando en diciembre de 2011 lo declara persona no ejemplar, bloquea sine die su posible agenda oficial en compañía de la infanta Cristina y aniquila su perfil de la página web de Casa Real. De-le-te. Fue parte del famoso cordón sanitario con el que se intentaba salvar la imagen del Príncipe de Asturias, ya prevenido, ante el caos familiar, el daño ocasionado a la Corona y el affaire de don Juan Carlos con la atractiva alemana Corinna Larsen.
Letizia no estaba dispuesta a comprender nada, no. Era el futuro de la Monarquía lo que estaba en juego y particularmente el de su marido como Rey. Con don Felipe se había embarcado en una aventura jamás soñada y que le llevaba directa al Trono de España. ¿Iba a venir Iñaki a destrozarlo? “A los Palma, ni agua”, me aseguraron durante mucho tiempo. Recuerdo su actitud cuando la fotografiaron junto a las 2 infantas en la Navidad de 2012, con Iñaki ya imputado, junto a la reina Sofía, sus hijas y los niños Marichalar y Urdangarin en una céntrica calle de Madrid: posó de mala gana, en un extremo del grupo, tanto, que casi se sale de la foto. El gesto, declaración de intenciones.
Pero todo pasa. Letizia dio un paso al frente la pasada semana al visitar y posar en el puesto del Hogar Don Orione en el mercadillo benéfico de Nuevo Futuro en Madrid. Lo hacía junto a la reina Sofía. El apoyo de la reina madre a su yerno y a su hija viene de lejos y desde el minuto 1. El acercamiento de Letizia es otra cosa. No todas las peticiones de asistencia de la reina Letizia a actos se aceptan, pero las que sí se preparan y se miden al milímetro, itinerario incluido. Ese no era un stand más, una fotografía más. Es en el Hogar Don Orione donde Iñaki Urdangarin atiende cada martes y cada jueves, desde el 19 de septiembre pasado, en el área de movilidad y deporte adaptado, a discapacitados intelectuales a cargo de esta ONG para contrarrestar el efecto negativo de estar ingresado en un módulo en solitario, según aconsejaron desde el centro penitenciario de Ávila donde cumple condena. Cierto es que ya en 2008, la reina visitó el mismo puesto, pero entonces nada se sabía, al menos públicamente, de cómo estaba haciendo las cosas Urdangarin en el Instituto Nóos.
¿Cómo no van a verle si sale en Navidad?, me apunta alguien que sabe cómo van los asuntos de familia. Los gestos en la Monarquía se interpretan como una declaración de intenciones, adhesión o rechazo. El de Letizia en Don Orione, es uno de ellos. Nunca hubiera visitado ese puesto si no quisiera transmitir un primer acercamiento a la nueva realidad de Iñaki. En los últimos 2 años, la infanta Cristina se ha ido, poco a poco, incorporando de nuevo a la familia, se ha fotografiado con sus padres, los reyes Felipe y Letizia, la infanta y el total de los sobrinos en mas de una ocasión. Se esperaba al ingreso en prisión de Iñaki y ocurrió en junio de hace año y medio. Los días pasan y el exduque, que en su momento se pasó de listo y de duque, y originó un grave daño a la Familia y a la Institución, ya cumple condena. El golpe más duro se lo ha llevado él, su mujer, la infanta Cristina, y sus hijos. Pero todo pasa y en Brieva también.
Cercana la Navidad, hay esperanzas de que pueda disfrutar de unos días en casa. A la suya de Ginebra no podrá viajar, obviamente; su familia materna vive en Vitoria y con el oportuno permiso, podría pasar unos días con ellos. En Zarzuela, deliberan cómo actuar, qué hacer. El sistema penitenciario español está diseñado para la reinserción. Iñaki no es una excepción. “Una vez que está en lo que está, ¿qué más se le puede decir?”, me apunta este amigo que sabe de ellos. No puede ser de otra manera. Quizá Letizia no se ponga la sortija de compromiso nunca más, pero en Zarzuela tendrán un gesto con Iñaki si vuelve a casa por Navidad.