Juan Valentín, el gran damnificado de los Urdangarin
El hijo mayor de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina ha sido es el miembro de la familia que más consciente ha sido del desgaste ante, durante y tras la condena a su padre
Juan Valentín cumple este 29 de septiembre 20 años convertido en una víctima indirecta del ‘Caso Nóos’ que puso a su madre -Cristina de Borbón- en jaque y mandó a su padre -Iñaki Urdangarin- a la cárcel para cumplir una condena de 5 años y 10 meses. El cambio de dígito le coge completamente alejado del ruido mediático y social que ha despertado el ingreso en prisión de su padre y los recientes permisos para llevar a cabo el comentado voluntariado en Madrid, porque cursa sus estudios y reside en Inglaterra desde hace tiempo.
Al ser el mayor de los tres hermanos ha sufrido y ha sido más consciente que ninguno del tremendo desgaste que ha supuesto las consecuencias de los delitos de su progenitor: una opinión pública en contra, redes sociales abriendo fuego cruzado contra Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina. Incluso, tuvo que aguantar los comentarios ofensivos hacia su familia en el instituto donde hizo el Bachillerato .
Juan Valentín siempre ha tenido un carácter retraído, bastante tímido y ha preferido permanecer lejos de foco. No se le conoce pareja ni vida nocturna, al menos públicamente. Pero en la sombra ha sido uno de los grandes apoyos de su padre, sobre todo en los meses previos al fallo de la Audiencia Provincial de Palma que mandaría a su padre entre rejas.
Una relación a la que el joven pondría kilómetros de por medio cuando decidió irse a realizar un voluntariado al extranjero, justo cuando estaba a punto de conocerse la sentencia contra Urdangarin. El primogénito de los exduques de Palma eligió la ciudad de Battambang en Camboya como destino para realizar labores de voluntariado de la mano de la ONG El Sauce, una organización que ya había sido recibida tanto por la propia reina Sofía como por doña Cristina en varias audiencias.
Valentín realizó sus labores es una organización presidida por Kiko Figaredo, primo de Rodrigo Rato, que centra su atención en ayudar a jóvenes nativos con discapacidad debido a las consecuencias de la guerra civil o de las minas antipersona. Un proyecto que incluso llegó a visitar la propia doña Cristina en alguna ocasión de la mano de La Caixa.
Ahora, Juan Valentín observa desde la distancia cómo su padre está cada día más cerca de sus ansiados permisos penitenciarios y por ende de la libertad. Lo hace en la lejanía y lejos de Ginebra, de Madrid y por supuesto también de Ávila. Queda claro que su camino va por otros lares bien distintos.