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Juan Carlos I ha regresado a España para disfrutar de su deporte preferido y una vez más ha demostrado la bonita relación que tiene con la Infanta Elena, su primogénita. El pasado viernes 29 de septiembre estuvieron cenando en el Real Club Náutico con un grupo de amigos. El padre del Rey Felipe llegó pasadas las 21:00 horas y le recibieron entre aplausos y felicitaciones. Acompañado de su asistente personal, se dio la vuelta para saludar a los medios y después entró en el restaurante.
La Infanta Elena y don Juan Carlos comparten la misma afición. Siempre que pueden y que el tiempo les acompaña, salen a regatear y a competir con una gran pasión. El emérito ha experimentado un notable cambio físico. Ha perdido peso y ha ganado agilidad. Eso sí, siempre está acompañado de su personal, pues sigue necesitando ayuda para dar ciertos movimientos. Una de las personas que no se separa de él siempre que está en Galicia es Pedro Campos, su gran amigo y compañero.
Durante estas regatas ha sucedido algo diferente que ha llamado mucho la atención. Juan Carlos I, un gran experto dentro de este deporte, ha decidido cambiar de embarcación. Es muy común que navegue a bordo de El Bribón, pero esta vez se decantó por el Cristina. Al mismo tiempo, su hija Elena también quiso navegar en otra embarcación distinta a la que que está acostumbrada.
La bonita relación de Juan Carlos I con su hija
A nadie le ha extrañado que doña Elena se haya desplazado hasta Sanxenxo a estar con Juan Carlos I. Ya estuvieron en las regatas de Reino Unido, de hecho siempre que tienen ocasión se reúnen para competir. El emérito ha demostrado que está en plena forma. Eso sí, cuenta con el apoyo de su jefe de seguridad: Vicente García Mochales.
El padre de Felipe VI y la Infanta Elena se vieron hace unas semanas en la isla de Wight y ella ha lucido con orgullo la gorra que le dieron en la citada competición. Mostrando su mejor sonrisa, doña Elena de Borbón ha saludado a los medios y ha estado atenta de su padre en todo momento. Han tenido suerte con el tiempo: el día era soleado y las temperaturas les han permitido exprimir la experiencia al máximo.
Un cambio de actitud
Haciendo gala de la cercanía que siempre le ha caracterizado, el emérito estuvo charlando amistosamente con sus competidores antes de las regatas. Se acomodó en la embarcación Cristina y antes de empezar se interesó por conocer qué ánimos tenía su equipo. Estando en el mar ha saludado a los reporteros y paparazzi que estaban cubriendo el evento. No es la primera vez que está en Galicia desde que se instaló en Abu Dabi, pero sí es la primera que cambia de actitud.
Juan Carlos I había adoptado una postura discreta, sin hablar con ningún periodista y sin hacer movimientos llamativos. Sin embargo, ahora ha estado más amable y sí ha dado alguna respuesta breve. Los resultados de estas regatas han sido importantes. El Bribón, barco que tradicionalmente ha estado al mando del emérito, ocupó penúltimo lugar en la clase de 6 metros en la Ría de Pontevedra.