El joyero de Leonor, a examen: Piezas discretas cargadas de significado
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La evolución de la Princesa Leonor en los últimos años ha sido muy llamativa. De ser una niña discreta y algo tímida ha pasado a ser una de las grandes protagonistas de la Familia Real. Además de las actividades en las que participa de manera institucional, lo cierto es que su evolución también ha sido en el plano físico y estilístico.
Entre ella y su hermana, la Infanta Sofía, las diferencias son cada vez más claras, aunque la relación que existe entre las dos es muy estrecha y esto queda patente en cada una de las actividades en las que participan. Dos hermanas con estilos casi opuestos que, sin embargo, tienen una conexión indestructible.
Una de las cuestiones en las que más se percibe la diferencia entre ambas es el uso de joyas. Leonor lleva años con los agujeros de las orejas hechos e incluso comparte piezas con su madre, la Reina Letizia, como es el caso de los pendientes con forma de libélula de Gold & Roses o los aros que imitan la silueta del bambú y cuya procedencia no se conoce. Pero más allá de esto, además, Leonor ya empieza a atesorar sus propias piezas, algo que, en el caso de Sofía, aún no ha ocurrido.
Al igual que ocurre con su madre, la Princesa de Asturias prefiere piezas discretas, pero cargadas de significado. Hace unos días, en el tradicional posado veraniego de la Familia Real en la localidad mallorquina de Valldemossa, Leonor sorprendió luciendo un colgante con una palabra en árabe. Algo que ha llamado poderosamente la atención, dado que parece que el término es ‘amor’. No se sabe la procedencia de la joya, pero sí se tiene constancia de que tanto la Princesa como la Infanta tienen nociones de esta lengua. Esto quedó patente, por ejemplo, en una de las entregas de los Premios Princesa de Gerona, cuando Leonor dedicó unas palabras en árabe a una de las premiadas, Maria Jammal.
No es habitual que la Princesa recurra a colgantes o collares, pero, a sus casi diecisiete años, lo que sí tiene es varios pares de pendientes. Su última, y más especial incorporación, fueron los pendientes de topacios de la firma Luzz, que llevó en Barcelona a principios de julio y que suponen una pieza destacada en su joyero. Además de estos, a lo largo de los años -desde que en 2012 se perforó las orejas- hemos visto a Leonor con delicados pendientes de brillantes, ositos de plata, con forma de flor, bolitas de oro amarillo o aritos.
El pasado año, en Mallorca, la Princesa estrenó unos pendientes en forma de hoja que fueron un regalo que la Asociación Española de Hiperplasia Suprarrenal Congénita le hizo a la Reina en una visita a Murcia para clausurar el VI Congreso Educativo sobre Enfermedades Raras. Más recientemente, la heredera se ha apuntado a la moda ear cuff o incluso a llevar un segundo pendiente en el lóbulo, algo que también ha hecho su madre, la Reina Letizia.
Además de pendientes, en los últimos tiempos la Princesa se ha apuntado a llevar anillos. En Mallorca en 2021 la vimos con una fina sortija en el dedo índice y, más recientemente, en Gerona y en Santiago de Compostela, también ha apostado por llevar un anillo, al más puro estilo de la Reina Letizia, que no se separa de su sortija de Karen Hallam.