EXCLUSIVA | Dos encuentros furtivos y un gran secreto: El amor de D. Juan Carlos que nadie se atrevió a contar
Ingrid Sartiau revela en conversación con este digital algunos detalles de la relación de su madre y el Rey
Ingrid Sartiau nació en Gante en 1966. En este momento su madre, Lilian Sartiau apenas tenía 26 años y trabajaba como institutriz para una importante familia belga. Recuerda que su infancia fue feliz, pero nunca tuvo a nadie a quien llamar ‘papá’. Y es que, aunque tardó tiempo en saberlo, la belga es el presunto fruto de una relación entre su madre y el rey Juan Carlos. A pesar de que en 2015 el pleno de la Sala Civil del Supremo rechazaba su demanda de paternidad contra el exmonarca alegando como argumento su aforamiento y declarando que incurría en contradicciones, Ingrid no pierde la esperanza y está dispuesta a llegar hasta donde haga falta para demostrar su verdad.
Hace unos días, en declaraciones a este digital, la belga aseguraba que tenía “cartas que demostraban la relación de su madre con el exjefe del Estado” y que “estaba preparando una nueva demanda”. Un proceso que coincide con el reciente éxito de su compatriota Delphine Boël, que tras varios años de intensa batalla ha conseguido que se la reconozca como hija legítima del rey Alberto de los belgas, aunque no ha logrado lo que en el fondo buscaba: el cariño del padre que siempre anheló. Algo parecido le ocurre a Sartiau. Ella no quiere ningún tipo de compensación económica o gesto institucional llegado el momento, pero sí le asusta pensar que no va a tener la oportunidad de hablar con el que considera es su padre.
En sus primeras declaraciones, la belga hacía referencia al doloroso proceso que ha supuesto iniciar todos estos trámites, más aún ahora que su madre no está. Lilian Sartiau falleció en diciembre de 2018 a los 83 años a causa del cáncer y por eso ahora cree que ha llegado el momento de que se sepa toda la verdad. Por respeto a ella, se mantuvo en silencio durante un tiempo a pesar de ser consciente de la historia y aunque Lilian no se puso en contacto con la Casa Real, ella sí que lo ha hecho, siempre sin respuesta.
La historia de la presunta relación entre don Juan Carlos y la belga tiene pocos capítulos, pero suficientes como para dejar una importante huella en Lilian. El caprichoso destino quiso que Lilian Sartiau “A los 21 años mi madre recibió una oferta de trabajo con la familia de Merode. Estando allí, en una recepción en el Castillo de Westerlo en 1965, conoció a don Juan Carlos, que estaba de visita”, declara Ingrid. “En ese momento, mi madre y el Rey tuvieron un encuentro y tiempo después volvieron a verse. Ella se quedó embarazada, pero decidió guardarlo en secreto”, asegura Sartiau.
Según cuenta Ingrid en conversación con este digital, su madre nunca quiso revelar los detalles de su embarazo: “jamás se lo dijo a nadie, más allá de su hermana y a su mejor amiga”. Para la belga, esta decisión la tomó para protegerla y evitar complicaciones: “ella quería salvarme”. A pesar de haber sido madre soltera, Lilian Sartiau no dejó que a su hija le faltase de nada: “me educó sola y no sentí que me perdiera nada, pude estudiar lo que quise”. Sartiau está convencida de que el exmonarca fue el verdadero amor de la vida de su madre: “por eso nunca se casó”.
Fue en el año 2012 cuando Lilian le reveló algunos detalles de su historia con el exmonarca. Fue un día cuando ambas estaban en casa viendo la televisión, que salió la noticia del accidente de don Juan Carlos en Botsuana y empezaron a hablar sobre el tema.
La especialista en joyería del diamante explica que su madre solo accedió a hablar en una ocasión con un periodista, al que le pidió encarecidamente que respetase su privacidad. Sin embargo, mantiene que fue a raíz de sus contactos con Albert Solá cuando se reveló el secreto: “mi madre estaba muy decepcionada conmigo, yo no quería hablar con la prensa, por respeto a ella, a su edad”. Aunque ahora está decidida a insistir en su demanda, Ingrid considera que quizás se precipitó en un primer momento, sobre todo en lo que respecta a su madre: “si Cassiman no me hubiera dicho que Albert Solá podría ser mi hermano, yo jamás habría venido a España”, asegura.
Ante la desestimación de la demanda por la Justicia española, Ingrid ha preferido no hacer nada hasta ahora: “mi objetivo era permanecer en silencio hasta que mi madre muriera, después ya podría iniciar mi lucha, pero todo se adelantó”. Ahora está convencida de que tiene una nueva oportunidad para demostrar su verdad y revelar todos los detalles de un secreto que su madre guardó con tantísimo celo.