La Infanta Elena, de mediadora a comodín de la Familia Real

La Infanta Elena ha vuelto a estar presente en la agenda de la Casa de S.M. el Rey. La pasada semana, el departamento de comunicación de Zarzuela confirmaba que la duquesa de Lugo iba a participar en un acto este miércoles. Es la primera vez que la hermana de Felipe VI toma parte en las actividades oficiales desde hace casi un año, cuando también estuvo presente en este mismo compromiso.

La Duquesa de Lugo ha vuelto a las actividades oficiales con una cita que, tradicionalmente, ha estado asociada a su figura. Se trata de la entrega de la  XXXI edición del Concurso de Pintura Infantil y Juvenil para Centros Escolares de Patrimonio Nacional. Un evento que tiene por objetivo involucrar a las generaciones  más jóvenes en la divulgación de los monumentos, palacios, monasterios y jardines que integran la institución, a través de su expresión plástica. Un compromiso que se ha celebrado en el Palacio de El Pardo y en el que, como era de esperar, la hermana del Rey ha dado una lección de elegancia y de profesionalidad.

El pasado año, doña Elena también participó en este encuentro. Lo hizo después de dos años sin formar parte de las actividades de la agenda oficial y marcados por la marcha del Rey Juan Carlos, a quien ha sido la que más ha visitado de su entorno De hecho, el último acto que la Infanta participó antes de la pandemia fue este mismo compromiso, en el mes de junio de 2019, justo después de que se anunciara la retirada de la vida institucional del Rey Juan Carlos. El Rey Felipe recurrió a su hermana en una semana especialmente intensa en cuanto a actos, una situación similar a la que se ha dado ahora. Y es que, además del inminente regreso de la Princesa Leonor, estos días tanto el Rey como doña Letizia tienen bastantes compromisos, incluido un viaje por parte del monarca a Noruega para estar presente en la celebración del cumpleaños de su ahijada, la Princesa Ingrid. Una cita a la que van a asistir numerosos rostros conocidos del mundo royal y que, además, va a suponer el debut en cenas de gala de figuras como Elisabeth de los Belgas, Amalia de Holanda o la propia Ingrid de Noruega. Se tiene constancia de que tanto doña Letizia como la Princesa Leonor y la Infanta Sofía estaban invitadas al evento, pero no acudirán por diversos motivos.

Mediadora perfecta

Más allá de estos puntuales compromisos institucionales, lo cierto es que la Infanta Elena se ha convertido en la mediadora perfecta de la Familia del Rey. Prueba de ello es que el pasado verano, antes incluso de tenerse constancia de la separación de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, la duquesa de Lugo pasó sus vacaciones repartiendo el tiempo entre Abu Dabi, Bidart y Mallorca fundamentalmente.

Ante la distancia que todavía existe entre la Infanta Cristina y los Reyes y la situación del Rey Juan Carlos, la duquesa de Lugo es el ‘pegamento’ que mantiene, en cierta medida, a la familia unida. Ella es la única que mantiene una relación más o menos cercana con todos, con los sacrificios y esfuerzos que esto implica.

A pesar de su papel como enlace de la familia y su intachable actitud -que recuerda mucho a la de su madre, la Reina Sofía-, tampoco la Infanta Elena se libra de polémicas. Muchas de ellas por el comportamiento de sus hijos, tanto de Felipe como de Victoria -que es ya una de las personalidades más destacadas del panorama actual-, pero también por alguna de sus decisiones. Imposible olvidar el momento en el que se hizo público que las dos hijas del Rey Juan Carlos habían recibido la vacuna del coronavirus en un momento en el que en España no les hubiera correspondido.

Sin embargo, más allá de cuestiones puntuales, la realidad es que la duquesa de Lugo ha sabido salir airosa de las polémicas que han rodeado a la familia. A diferencia de los Reyes, su papel es prácticamente anecdótico, por lo que sobre ella no recae el peso de mantener a salvo la imagen de la Corona. Eso sí, una vez más y siguiendo la estela de su madre, ha vuelto a demostrar que está a disposición del monarca para lo que se le requiera, a pesar de que es más que probable que su corazón esté ‘dividido’.