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La esperada autobiografía del príncipe Enrique está generando más polémica de la que ya de por sí se esperaba. La filtración en España de algunos ejemplares del libro cinco días antes de su salida al mercado ha hecho que muchos medios en todo el mundo hayan tenido acceso a su contenido, a pesar de las advertencias por parte de la editorial. Algo a lo que se suman las dos entrevistas que el duque de Sussex ha ofrecido este fin de semana, dos días antes de que el libro salga al mercado y que coincide, además, con el tercer aniversario del anuncio de la salida de Enrique y Meghan de la Familia Real, conocido mundialmente como ‘Megxit’.
Ha sido este domingo, víspera del cumpleaños de la princesa de Gales, cuando se han emitido las dos entrevistas concedidas por el duque de Sussex, de las que ya se habían hecho públicos algunos avances. Dos conversaciones del príncipe Enrique con figuras clave de la prensa norteamericana y británica, por un lado, Anderson Cooper y, por otro, Tom Bradby, un habitual en las informaciones de la Casa Real Británica.
Dos programas en los que el contenido ha sido similar, pero el formato muy diferente. Mientras que Anderson Cooper se ha limitado a hablar con el duque de Sussex durante treinta minutos, la cadena británica reservó al especial dedicado al hijo menor de Carlos de Inglaterra hora y media.
A pesar de que en los últimos días han acaparado titulares varias de las revelaciones del príncipe Enrique en esta impactante autobiografía, quizás lo que más ha llamado la atención de sus declaraciones ha sido el paso atrás que ha dado el duque de Sussex. El hijo menor de Carlos de Inglaterra ha reconocido que le gustaría tener a su padre y a su hermano de vuelta, después de haber atacado duramente al heredero, al que ha puesto en una situación muy delicada. Más allá de esto, el hijo menor de Diana de Gales también ha dicho que su familia no es racista. Unas palabras que contrastan con sus declaraciones ante Oprah Winfrey junto a su esposa, cuando los duques de Sussex afirmaron de manera rotunda que algún miembro de la Familia Real estaba ‘preocupado’ por el color de piel que podría tener su hijo mayor. En aquel momento la Familia Real incluso emitió un comunicado en el que aseguraba que se investigaría la cuestión, ya que consideraban que las acusaciones por parte de los duques de Sussex eran muy preocupantes.
Una de las que peor parada sale, más allá del príncipe Guillermo, es la esposa de su padre, Camila Parker-Bowles. Aunque se pensaba que los dos hermanos habían conseguido dejar atrás todo resentimiento hacia la actual Reina Consorte, lo cierto es que el duque de Sussex se ha sincerado por primera vez sobre lo que piensa de verdad sobre Camila, a la que considera ‘peligrosa’. El hijo menor de Carlos III ha dejado claro que para ella, rehabilitar su imagen tras la entrevista de Diana de Gales era una prioridad absoluta y, a pesar de que creía que no le hacía bien a la Corona, pensó que era mejor que fuera feliz, porque así haría menor daño. No obstante, el duque de Sussex está convencido de que ella fue la causante de que se filtraran algunas informaciones a la prensa.