La realeza británica despide a la duquesa de Kent: Carlos solo y Kate con tributo a Isabel II
Katharine Worsley falleció el 4 de septiembre a los 92 años tras una larga enfermedad
El funeral de la duquesa ha marcado un hito histórico como el primer servicio católico de un miembro de la realeza británica
La ceremonia ha contado la presencia del rey Carlos III, los príncipes de Gales, la princesa Ana y otros familiares cercanos
La familia real británica ha despedido este martes a Katharine Worsley, duquesa de Kent, en un funeral que quedará marcado en la historia moderna de la monarquía. La ceremonia, celebrada en la Catedral de Westminster, representa el primer funeral católico de un miembro de la realeza británica en más de cuatro siglos y la primera vez que un monarca reinante británico asiste formalmente a una misa católica en el Reino Unido. Aunque la reina Camilla se ha visto obligada a retirarse de la agenda por una sinusitis aguda, el rey Carlos III ha presidido la Misa de Réquiem en solitario, un gesto sin precedentes que subraya la apertura y el respeto hacia la fe católica dentro de la familia real.
La ceremonia ha contado la presencia de miembros destacados de la familia real británica, entre ellos los príncipes de Gales, Guillermo y Kate Middleton; la princesa Ana, acompañada de Sir Timothy Laurence; los duques de Gloucester; los príncipes Michael de Kent con sus familias; así como otras figuras cercanas a la duquesa. Todos los asistentes han vestido de riguroso luto, siendo Kate Middleton quien ha acaparado más mirada al rendir homenaje a la Reina Isabel II luciendo un collar con gran valor histórico y sentimental: una gargantilla de varias hiladas de perlas, con un diamante central curvado, que le fue regalado a la soberana durante su primera visita de Estado a Japón en 1975.
Tras la Misa de Réquiem, los restos de la duquesa han sido trasladados al Mausoleo Real de Frogmore, en Windsor, donde descansará junto a su familia. Katharine Worsley falleció el 4 de septiembre a los 92 años tras una larga enfermedad. Durante las horas previas al funeral, su féretro fue trasladado desde su residencia hasta la catedral, acompañado por un gaitero de la Guardia Real de Dragones y un estandarte real que indicaba su condición de esposa de un príncipe. La vigilia privada, que se celebró la noche anterior a este respondo, reunió únicamente a su esposo, el duque de Kent, y sus hijos, quienes afrontaron el duelo alejados del foco mediático.
Katharine se casó con el príncipe Eduardo, duque de Kent, en 1961 en la catedral de York, siendo aquel el primer enlace real celebrado allí desde el siglo XIV. De esta unión nacieron tres hijos: George, conde de St. Andrews; Lady Helen Taylor; y Lord Nicholas Windsor, además de diez nietos, entre ellos Lady Amelia y Lady Marina Windsor. La duquesa destacó por su compromiso con la música y la educación. Tras retirarse de sus funciones oficiales en 2002, impartió clases en una escuela primaria de Hull bajo el nombre de Mrs Kent y fundó en 2004 la organización benéfica Future Talent, dedicada a apoyar a jóvenes con talento musical provenientes de entornos desfavorecidos. Su implicación en la vida cultural y deportiva del país, especialmente en Wimbledon, donde participó en la entrega de trofeos durante años, consolidó su figura como un miembro discreto pero influyente de la realeza.
En 1994, Katharine Worsley se convirtió al catolicismo, siendo la primera persona de la familia real en hacerlo desde el rey Carlos II en el siglo XVII. Esta decisión histórica se realizó con la aprobación de Isabel II y marcó un cambio en la relación entre la monarquía y la Iglesia Católica, distanciadas desde la Reforma. Su funeral en la Catedral de Westminster, oficiado por el cardenal Vincent Nichols y acompañado por el deán anglicano de Windsor, Dr. Christopher Cocksworth, simboliza un acercamiento sin precedentes entre la Corona y la fe católica.