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El Rey Carlos ha dado la estocada definitiva a los duques de Sussex. Aunque no hay confirmación oficial por parte del Palacio de Buckingham, varios medios apuntan a que el monarca ya ha notificado al príncipe Enrique y a su esposa que tienen que desalojar la propiedad que la Reina Isabel les cedió con motivo de su boda, Frogmore Cottage. Una casa que se encuentra en el recinto del Castillo de Windsor, a pocos minutos, curiosamente, de la nueva residencia de los príncipes de Gales -Adelaide Cottage- y por la que la Corona desembolsó una considerable cantidad para reformarla al gusto de la pareja, que pasó menos de un año allí antes de anunciar su salida de ‘La Firma’. Un asunto que, a pesar de que en principio podría parecer algo espinoso, lo cierto es que no generó mayor polémica, ya que el príncipe Enrique y su mujer devolvieron el importe del coste de la reforma y además acordaron una suma para un alquiler a largo plazo de la casa, por unos años que no se han concretado.
Sin embargo, parece ser que ya no tendrán opción de volver. Según apuntan medios británicos, las declaraciones del hijo menor de Carlos III han molestado tanto al monarca que ha tomado la decisión de cerrarles las puertas de Frogmore Cottage, pero no solo eso, se la habría ofrecido al príncipe Andrés, después de que se haya conocido que el duque de York ya no recibirá más fondos del Ducado de Lancaster -que antes gestionaba la Reina Isabel- y, por tanto, no podrá hacer frente a los gastos de mantenimiento de su actual residencia, el Royal Lodge. Una estrategia cuidada por parte del Rey Carlos, que ‘mata dos pájaros’ de un tiro con esta decisión, ante la que los Sussex no pueden hacer nada y frente a la que Andrés no tiene muchos argumentos, dado que su situación es más que complicada.
Pero, más allá de todo el trasfondo de la maniobra del monarca, lo cierto es que en los últimos tiempos, Frogmore Cottage ha pasado de ser una ‘casita’ olvidada para los Windsor a punto de interés máximo. De hecho, algunas fuentes apuntan a que el propio príncipe Guillermo cuando planteó su traslado a Windsor llegó a hablar de la posibilidad de instalarse en Frogmore, aunque se descartó la decisión y se optó por la cercana Adelaide Cottage.
Una casa con historia
La propiedad, ubicada en los terrenos del Castillo de Windsor, se conocía originalmente como Double Garden Cottage y figuraba ya en los registros de la Reina Carlota. Se cuenta que una vez la Reina Victoria desayunó en sus jardines y aseguró que estaban llenos de ranitas, de ahí el nombre. Aunque en origen era apenas una cabaña, a lo largo del tiempo se han ido haciendo modificaciones hasta lograr el aspecto actual.
La cabaña era un refugio para la Reina Carlota, esposa de Jorge III, y sus hijas, pero en la propiedad vivieron también el teólogo Henry James Sr. y su familia y, más adelante, Abdul Karim, el que fuera secretario personal de la Reina Victoria y una de sus personas más cercana. Ya en el siglo XX, hasta el año 1992, la gran duquesa Xenia Románova permaneció allí en el exilio, después de la Revolución Rusa. Antes de que los duques de Sussex se instalaran en la propiedad, la casa estaba dividida en cinco unidades destinadas a trabajadores de la finca de Windsor.
La decisión del monarca deja a la pareja completamente fuera de juego. Varias fuentes apuntan que los Sussex ya han comenzado a preparar el traslado de sus enseres, pero no hay nada confirmado. A falta de saber si finalmente Enrique y Meghan aceptan la invitación del Rey a la Coronación, lo cierto es que estos últimos acontecimientos no favorecen su presencia, aunque sea a nivel familiar. Pese a que la fecha concreta del desalojo es de cara al verano, la realidad es que Frogmore Cottage ya va a dejar de ser la casa de los Sussex , a los que, además, tampoco se ha dado una alternativa para sus visitas a Reino Unido. Algo que se ha visto agravado por el tema de la disputa de la protección policial ya que, al menos, mientras estaban en la que hasta ahora era su casa, tenían garantizada la seguridad por el perímetro de Windsor. Quizás haya llegado el momento de que Enrique y Meghan partan definitivamente con el Rey Carlos y el resto de su familia. Una ruptura que, por otra parte, puede suponer una oportunidad para Andrés de empezar una nueva vida y resarcirse de los errores del pasado.