Familia Real Española

UNA JOYA CON HISTORIA

Perla Peregrina: la intrahistoria tras la misteriosa pieza del joyero de la Reina Letizia

  • Diana Torres
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La reaparición de la Familia Real y de la Familia del Rey casi al completo durante el cortejo fúnebre y posterior entierro de Constantino de Grecia en Atenas trajo consigo un sinfín de detalles a analizar. Más allá de los reencuentros entre los miembros de ambas casas reales, llamó especialmente la atención uno de los complementos que utilizó la Reina Letizia para una velada dotada de una gran importancia. Este no era otro que un broche muy similar a la Perla Peregrina, y sin embargo, nada tiene que ver con ella.

La Reina Letizia en el funeral de Constantino de Grecia. / Gtres

Ataviada con un look totalmente negro como símbolo de luto por el tío de su marido, la consorte española aprovechaba para dotar de más elegancia su outfit con unos pendientes de diamantes y oro blanco que prestaba durante el pasado mes de octubre a la Princesa Leonor con motivo de las audiencias de los Premios Princesa de Asturias. Aún así, las joyas de la esposa de Felipe VI en esta cita no se ceñían únicamente a esas, decantándose además por un broche que muchas personas consideraron como la Perla Peregrina, pero que realmente nada tiene que ver con ella.

La perla de la confusión

La joya por la que Doña Letizia se decantaba forma parte del joyero de pasar, un nombre que María de las Mercedes de Borbón, madre de Don Juan Carlos, utilizaba para nombrar las alhajas que su marido, Juan de Borbón, había heredado de su madre, la Reina Victoria Eugenia. Dentro de estas está el complemento que tanta controversia ha generado en las últimas horas: un alfiler circular con perfil de oro, diamantes y una llamativa perla en el centro y una perilla que en su día perteneció a la Infanta Isabel. Una pieza exquisita de la que la Reina Victoria Eugenia hizo uso para posar con su nieto, Don Juan Carlos, en Estoril; mientras que la Reina Sofía la utilizaba para asistir a la boda de la Infanta Elena. Por su parte, el funeral del Rey Constantino es la segunda ocasión en la que se ha podido ver a la Reina Letizia con este broche, habiéndose decantado por él previamente durante la Pascua Militar del 2019.

La Reina Sofía en la boda de la Infanta Elena. / Gtres

La falsa Peregrina

Pese a ser una joya dotada de un gran significado para los miembros pertenecientes a la Familia Real, no se trata en absoluto de la Perla Peregrina ni de su clon. Y es que, este joyero de pasar también trae consigo una gran perla perilla que mucho se parece a la auténtica Perla Peregrina, razón por la que ya ha sido bautizada como tal pese a tener una historia totalmente diferente a la verdadera. Esta pieza tan polémica en sus inicios formó parte de un collar de 37 perlas, y sin embargo, en 1878 fue separada de ellas para ser vendida en un lote distinto, cayendo en manos de la Infanta Isabel, también conocida como «la Chata». Años más tarde fue adquirida por Alfonso XIII y más tarde por Luis XV con el único objetivo de regalársela a su prometida, la Princesa Victoria Eugenia. Cabe destacar que después también fue usada por otros grandes rostros como el de la Reina Ena, Simoneta Gómez-Acebo o la Infanta Pilar, siendo una falsa Peregrina de gran reclamo para todas ellas que fue bautizada así porque mucho recuerda a la original, cuyo paradero nada tiene que ver con la realeza.

La verdadera Perla Peregrina que Richard Burton regaló a Elizabeth Taylor. / Gtres

La verdadera Perla Peregrina

Podría decirse que la verdadera Perla Peregrina es todo un objeto legendario, y que, aunque en su día perteneció a la Corona española, su actual ubicación está totalmente alejada de lo monárquico. Para conocer su nacimiento hace falta viajar hasta el 1515 y concretamente al Archipiélago de las Perlas, en el Golfo de Panamá, donde fue entregada a Felipe II al poseer nada más y nada menos que 58,5 quilates. Desde ese momento, fue utilizada en diversas ocasiones de gran importancia por reinas, consortes y princesas hasta el 1808, cuando dejó de formar parte del joyero real para pasar a manos de José Bonaparte, que no la devolvió ni después de haber perdido el trono. De esta manera, la Peregrina fue cruzando de generación en generación llegando a Napoleón III, que después terminaría vendiéndola a una joyería de Londres donde sería adquirida por Richard Burton por un valor de más de 34 mil euros. El actor quiso regalársela a Elizabeth Taylor, que la incorporó a un collar de rubíes y diamantes para posteriormente ser subastada y alcanzar un precio de hasta nueve millones de dólares teniendo en cuenta toda la historia que lleva consigo.

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