Dos pretendientes y dos homenajes a Luis XVI: la pugna inacabada de Luis Alfonso y el conde de París
Luis Alfonso de Borbón es el pretendiente de los legitimistas
Juan de Orleans es el de los orleanistas
La consecuencia más importante de la Revolución Francesa de 1789 fue la abolición de la monarquía absoluta y la eliminación de las bases del Antiguo Régimen, con el establecimiento de un nuevo sistema republicano que pasó por varias fases. Para la casa real que entonces gobernaba en Francia, todo este proceso acabó con la muerte de Luis XVI. A pesar de que, a día de hoy, nadie espera que Francia vuelva a ser una monarquía, todavía sus sucesores siguen defendiendo sus derechos al trono y año tras año rinden homenaje al monarca.
Existen dos ramas fundamentales en la pugna por esta inexistente corona. Una tiene como máximo representante a Luis Alfonso de Borbón y la otra a Juan de Orleans, conde de París. Los dos han anunciado su presencia en diversos actos en memoria de Luis XVI, el último rey de Francia antes de la Revolución Francesa, que acabó en la guillotina el 21 de enero de 1793. El hijo de Carmen Martínez-Bordiú, pretendiente al extinto trono francés en la rama de los legitimistas -descendientes de Felipe V, primer rey de la dinastía Borbón en España-, confirmó a través de su perfil oficial en las redes sociales que iba a participar un año más en la misa por el aniversario de la muerte del rey Luis XVI, que se celebró en la Capilla de Expiación en París.
Por su parte, el conde de París, Juan de Orleans también ha anunciado que estará en el homenaje en memoria del monarca en la iglesia de Saint-Germain-l’Auxerrois en la capital francesa, en su caso, el día 21 de enero, aniversario de la muerte de Luis XVI -y curiosamente, también de la de su padre, el anterior conde de París, Enrique-. Juan de Orleans es el pretendiente al desaparecido trono por los orleanistas, una rama de la casa de Borbón descendiente de Luis Felipe I de Orleans.
En principio y, salvo sorpresas, no se espera que los dos pretendientes coincidan en ningún acto en memoria de Luis XVI, a pesar de que su relación es cordial. De hecho, en el año 2010 estuvieron juntos en una misa en Reims, donde se les vio incluso dándose un abrazo. El propio Luis Alfonso aseguró a José Apezarena que eran dos primos que no tenían interés alguno en polémicas, a pesar de que ninguno ha querido renunciar a sus derechos dinásticos. «Éramos jóvenes primos que pasábamos de querellas, son los otros los que crean la polémica», dijo.
Sin embargo, la relación entre las dos ramas no ha sido siempre tan cordial -el padre del actual conde de París se refería a Luis Alfonso como un usurpador-, a lo que se suma que ninguno de los dos aristócratas está dispuesto a dar su brazo a torcer ni a renunciar a sus derechos dinásticos.
Una rivalidad que se remonta al siglo XIX
Para los que no tienen un conocimiento extenso de esta materia simplemente basta con hacer algunos apuntes que expliquen de dónde viene el enfrentamiento entre las dos ramas. A éstas hay que sumar una tercera, la de los bonapartistas, cuya cabeza visible es Juan Cristóbal Bonaparte, casado con la condesa Olympia von und zu Arco-Zinneberg -descendiente, por cierto, de los Habsburgo-.
Luis Alfonso de Borbón es para los legitimistas, el verdadero pretendiente al trono francés, que reinaría en Francia si se restaurara la monarquía como Luis XX. El legitimismo surgió en 1830 como un respaldo al destronado Carlos X y en contra de la Monarquía de Julio, que puso en el trono a Luis Felipe, duque de Orleans.
Sin entrar en todos los detalles sobre el recorrido de la línea dinástica, podemos decir que llegamos hasta Luis Alfonso de Borbón gracias a su abuelo, el infante don Jaime y, mucho antes de eso, a través de Felipe V de España -el primer Borbón que reinó en nuestro país y nieto de Luis XIV de Francia-. No obstante, hay que tener en cuenta que Felipe V firmó en el Tratado de Utrecht la renuncia para sí mismo y sus sucesores a los derechos al trono de Francia.
Al margen de esto, don Jaime, que sí que tuvo que renunciar a sus derechos al trono de España porque era sordomudo -fue así como don Juan se convirtió en el heredero de Alfonso XIII-, siempre defendió su título de duque de Anjou y su tratamiento de alteza real en Francia como descendiente de los Borbones. Además, Franco ratificó este título en 1972 cuando le otorgó a Alfonso de Borbón Dampierre el ducado de Cádiz con tratamiento de alteza real.
Un título que el padre de Luis Alfonso siempre mantuvo, es más, cuando los Orleans trataron de prohibirle utilizarlo en Francia, llevó el asunto hasta los tribunales franceses, que le dieron la razón. El otro duque de Anjou, Carlos Felipe de Orleans, hijo de Michel y Beatrice de Orleans nunca ha dado validez a este tema. Es más, en unas declaraciones a El Mundo en 2014 aseguró que lo que la Justicia había dicho era que no era apta para decidir porque la demanda les era ajena: «Se puede interpretar que le dieron la razón, porque una Justicia republicana no entra en un tema monárquico».
En el caso de los Orleans, el orleanismo es una corriente que surgió después de la Revolución de 1830 en la que fue derrocado Carlos X y subió al trono Luis Felipe I. Mientras que los legitimistas consideran que Luis Alfonso de Borbón es el que realmente tiene derechos sobre el extinto trono de Francia, los orleanistas son partidarios del conde de París, Juan de Orleans. El pretendiente orleanista es descendiente del hermano de Luis XVI y de Luis Felipe de Orleans, el último rey de los franceses. Además, a través de su madre, la duquesa María Teresa de Wurtemberg, también desciende de Luis XIV.
Aunque Luis Alfonso nunca se ha desvinculado de Francia, no reside allí como el conde de París y su familia. En el país vecino se tiene una imagen bastante positiva de Juan de Orleans y su entorno, mientras que a Luis Alfonso se le ve como alguien más conservador.
Como curiosidad y al margen de luchas dinásticas, la esposa del conde de París es Filomena de Tornos y Steinhart, nieta de Juan de Tornos, secretario privado de don Juan de Borbón durante el exilio de los condes de Barcelona en Portugal. Su familia siempre ha tenido una relación muy buena con la Familia Real, de hecho, a su boda asistió la duquesa de Badajoz mientras que a la de Luis Alfonso y Margarita Vargas no fue ningún miembro de la Familia Real. Según algunas fuentes, el hecho de que en la invitación Luis Alfonso se presentara como alteza real y duque de Anjou no sentó muy bien en Zarzuela, donde solamente se le trata de excelentísimo señor. No obstante, Luis Alfonso y Margarita han sido invitados con posterioridad a algunas citas importantes como la proclamación de Felipe VI.
En cualquier caso, la guerra abierta desde hace tiempo carece de sentido en una Francia republicana y muy alejada de cualquier planteamiento monárquico. Eso sí, nunca deja de ser interesante bucear en los orígenes históricos de este enfrentamiento al que habría que añadir a la rama bonapartista, pero ese ya es otro tema.