La encrucijada de la Infanta Elena en su tranquila madurez
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Como cada 20 de diciembre, la Infanta Elena celebra su aniversario, pero este año, su cumpleaños tiene un toque agridulce. La duquesa de Lugo cumple 59 años, al borde de estrenar una nueva década en un momento un tanto complejo de su vida. A pesar de que lleva tiempo alejada de las actividades oficiales de la Casa de S.M. el Rey -salvo ocasiones puntuales en las que el monarca se lo solicita-, la Infanta ha pasado los últimos años ejerciendo un papel muy importante dentro de la Familia Real. Ella ha sido el ‘pegamento’ capaz de unir dos, quizás hasta tres bandos totalmente separados.
Una etapa discreta
Siempre profesional y diplomática, como la Reina Sofía -aunque humana y, por tanto, susceptible de algún enfado o descontento, como es lógico-, la Infanta Elena es la única que mantiene relación tanto con los Reyes don Felipe y doña Letizia, la Reina doña Sofía, la Infanta Cristina y el Rey Juan Carlos. Precisamente de estos dos últimos ha sido uno de los mayores apoyos, sino el que más, a lo largo del tiempo.
La duquesa de Lugo fue la primera en viajar a Abu Dabi cuando el Rey Juan Carlos se trasladó voluntariamente a vivir a Emiratos y ha sido la que más veces le ha visitado en los más de dos años que ha estado allí. La última, parece ser, hace menos de dos semanas. Sin planes por parte del anterior jefe del Estado de volver a España en estas fechas tan importantes y con su cumpleaños a la vuelta de la esquina, todavía no se sabe si sus hijas pasarán parte de la Navidad con él o no.
Más allá de que doña Elena haya sido un apoyo fundamental para su padre y su hermana, pero también para su madre, lo cierto es que la duquesa de Lugo no ha tenido un papel sencillo, sobre todo desde que el anterior jefe del Estado abdicara la Corona en su hijo y ella de alguna manera se quedara ‘en medio’ y, antes de eso, a raíz del estallido del Caso Nóos. Ahora que la situación de Iñaki Urdangarin es muy distinta, sin embargo, todavía no se ha producido un reencuentro oficial de doña Cristina con Felipe VI, con el que, en el pasado, era ‘uña y carne’. A este respecto, la duquesa de Lugo sigue estando en medio.
Complicado entorno familiar
Diferente es la situación con sus propios hijos. Al margen de que el mayor, Felipe, parece llevar una vida más o menos alejada de los focos -siempre que puede-, su hija Victoria parece estar dispuesta a acaparar toda la atención. En los últimos tiempos se ha hablado mucho del distanciamiento entre madre e hija por la actitud de esta última y por cómo habría dejado de lado sus estudios para dedicarse de pleno al mundo de la moda. Una faceta que ha heredado de su padre, Jaime de Marichalar, con quien la Infanta no mantiene una relación estrecha, sino más bien todo lo contrario.
Volcada en su trabajo con la Fundación Mapfre, la duquesa de Lugo vive esta madurez relativamente tranquila centrada en su faceta laboral y alejada, siempre que se lo permiten, de lo focos. Sus amigos, sus seres queridos y sus pasiones, ocupan su tiempo, más aún ahora que las obligaciones oficiales apenas son parte de su agenda. Eso sí, queda en el aire un gran interrogante: ¿hasta cuándo será el nexo entre dos bandos que parecen destinados a no volverse a encontrar?.