La cara más desconocida de la Reina Sofía: de los idiomas que habla al porqué nunca cambia de peinado
La Reina Sofía sigue siendo parte fundamental de la Casa Real. Con una importante agenda con la que apoya y complementa de manera fundamental el entramado de actos oficiales de los Reyes, la Reina Madre afronta el día de su cumpleaños con una importante misión en el horizonte. Tras soplar las velas hoy, al mismo tiempo que festeja su día, Doña Sofía prepara un viaje a Nueva York para presidir los premios del Queen Sofía Spanish Institute. Ella, como Patrona de Honor de la institución, entregará el galardón Premio Sofía a la Excelencia 2024 Gustavo Dudamel en reconocimiento a su contribución a la apreciación del habla hispana a través del arte y los esfuerzos humanitarios. La Reina, siempre presente diligente con sus obligaciones para con la Corona, volverá por tanto a cumplir con sus obligaciones profesionales como apoyo al reinado de su hijo, el Monarca.
Esa faceta de Su Majestad, la de perfecta cumplidora de sus compromisos, es conocida y admirada por todos. Sin embargo, dentro de la escrupulosa discreción de la caracteriza, existe una faceta menos conocida de la Reina que la humaniza más aún si cabe. Curiosidades sobre su personalidad que, aunque no son un secreto, han quedado opacadas por su figura pulcra frente a los medios y su singular manera de hacer parecer casi cotidiana la excelencia haber sido esposa y madre del Jefe del Estado.
Aunque todos la conocemos como doña Sofía, la madre del Rey de España se llama Sofía Margarita Victoria Federica Schleswig-Holstein Sonderburg Glücksburg y no fue el primer nombre que sus padres pensaron para ella (preferían el de Olga). Sin embargo, al nacer, el pueblo griego comenzó a gritar Sofía en honor a la costumbre griega de llamarla como su abuela. Su familia pertenece a una de las Casas Reales más antiguas de Europa. Tanto es así que, incluso, está emparentada con la Casa Real británica (el príncipe Felipe de Edimburgo, esposo de la reina Isabel II era su tío segundo). Su excelente educación y su carácter cosmopolita ha hecho que domine casi a la perfección cinco idiomas: griego, inglés, alemán francés y español. Aunque su español hablado no es del todo perfecto porque, como se ha sabido, no lo habla en su día a día ya con sus hijos habla siempre en inglés y con sus primos en alemán.
Su gran seña de identidad, más allá de su sonrisa y su discreción, es sin duda su imagen. Su Majestad posee un estilo depurado y alejado de las estridencias y el traje de chaqueta, con pantalón ancho, es su gran aliado. De hecho, en cuestión de estilo, Doña Sofía fue la primera consejera de la Reina Letizia, una de las mujeres más elegantes del mundo en la actualidad. Antes de que su nuera eligiera las prendas de su ropero, la madre del Rey le marcó una inteligente hoja de ruta instándole a elegir dos o tres diseños variando solo el color «con eso irás siempre perfecta».
Aunque la Reina Letizia ha generado siempre un gran interés en lo referente a sus gustos en lo referente a la belleza, es interesante conocer que Doña Sofía es una gran amante de los cosméticos. Entre sus imprescindibles de neceser se encuentran la crema corporal vegana Bod Butter Hidratante de Karité de The Body Shop y su perfume fetiche es L’Air du Temps, una fragancia floral fresca de la firma francesa Nina Ricci. Sin embargo, lo más curioso es, sin duda, el motivo por el que Su Majestad nunca ha querido cambiar de peinado. Según ella misma ha llegado a reconocer es debido al óvalo de su rostro. De no tener la cara «ancha» como ha confesado, no le hubiera importado peinarse como su hermana, con un moño.
De signo zodiacal escorpio, como su nieta Leonor, la Reina se caracteriza como mujer de este signo, por su discipllina, lealtad, emocionalidad y gran intelecto. Un aspecto a tener muy en cuenta en ella ya que, como es sabido, Doña Sofía es una gran aficionada (y mucho dicen que experta) en astrología. No solo eso, en varias ocasiones ha trascendido la gran insólita pasión de Su Majestad por los ovnis. Admiradora de J.J Benítez, la madre de Don Felipe cree en la vida extraterrestre y, el mismo autor de Caballo de Troya relató en una ocasión como, durante un encuentro con el ufólogo Carlos Paz, la Reina Madre le preguntó si ella podía ver un OVNI, asegurándole que le gustaría verlo en Navidad junto a toda su familia.
Las lágrimas de Doña Sofía
Pero si hay una de las curiosidades que más ha conmovido a España, ha sido sin duda, la de las lágrimas de la madre del Rey. El 7 de abril de 1993, durante el funeral de Estado del conde Barcelona, Doña Sofía no pudo evitar las lágrimas agarrando con fuerza a Juan Carlos I. También lloró al oír a su sobrino, Pablo de Grecia, pronunciar unas palabras sobre su padre Constantino de Grecia, durante el funeral del hermano de la Reina Madre. La última vez que la vimos emocionarse sin remedio fue en octubre de 2023 en un acto en el que se rendía homenaje al catedrático Emilio Lora-Tamayo.
Estos aspectos que la humanizan mucho más aún si cabe, no restan un ápice a su figura regia, la mas regia de todas. Ella misma se lo dijo a Pilar Urbano: «Una vez que soy reina me moriré siendo reina. Reina hasta la muerte, aunque no reine, aunque esté reinando mi hijo». Y así es, la Reina Sofía de España, hija de Rey, nieta de Rey, esposa de Rey, hermana de Rey y madre de Reyes. Una realidad genealógica que imprime carácter en una mujer que sigue ostentando de su particular sencillez por bandera.