Camila Parker Bowles una reina a la sombra de un ‘título prohibido’
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Cuando Camila Parker Bowles conoció al príncipe Carlos de Inglaterra en la década de los setenta, por su cabeza probablemente nunca pasó la idea de convertirse en reina. Es más, a pesar de la conexión especial que siempre han tenido los dos, en aquel momento y hasta tiempo después de la muerte de Diana de Gales, la posibilidad de una relación al uso entre ambos era impensable. Por fortuna para la pareja, los tiempos fueron evolucionando y las circunstancias, relajándose.
Probablemente, si Diana de Gales siguiera viva, las posibilidades de que Camila fuera ahora reina junto a Carlos serían bastante remotas aunque, la realidad es que no sabemos cuál habría sido el devenir de los acontecimientos si Lady Di no hubiera perdido la vida en un trágico accidente de tráfico en París. ¿Quién sabe si quizás el príncipe Enrique aún seguiría del lado de su padre?. En un universo paralelo las cosas serían de otra manera.
Lo que sí sabemos es que el pasado mes de septiembre, tras la muerte de la Reina Isabel y después de más de medio siglo a la espera, Carlos asumió la jefatura del Estado y una de las cosas que más claras tenía era que quería que Camila fuera su reina. Así, sin más adjetivos.
Un deseo que el monarca ha cumplido, a pesar de oponerse, en parte, a la voluntad de su madre. La Reina Isabel, que durante muchos años fue contraria a Camila Parker Bowles, acabó comprendiendo que ella era la mujer que hacía feliz a su hijo y, meses antes de su muerte zanjó toda duda sobre el título que la entonces duquesa de Cornualles habría de recibir: reina consorte. Sin embargo, Carlos ha borrado de un plumazo la palabra consorte, le pese a quien le pese.
Es cierto que Camila ha sido percibida a lo largo del tiempo como la villana que se interpuso a la historia de amor de Carlos y Diana pero la realidad es que Lady Di no fue más que una víctima más de una férrea institución en la que los sentimientos apenas tenían cabida. Al actual monarca no le quedó más remedio que darle la espalda al amor de su vida, porque no se consideraba adecuada para la posición que habría de ocupar en el futuro. Curiosidades del destino -pero también aspectos positivos de la evolución-, a día de hoy se han superado todas las convenciones sociales que, en su momento, impidieron el matrimonio entre Camila y Carlos y que forzó que el príncipe de Gales se casara con Diana.
Ha pasado más de medio siglo desde que los actuales Reyes se conocieran, pero su relación ha estado en la sombra durante mucho tiempo. Aunque tras la muerte de Diana comenzaron a ‘oficializar’ lo que era un romance por todos conocido, no fue hasta el año 2005 cuando se les permitió contraer matrimonio civil. Ni siquiera entonces Camila veía claro que algún día llegaría al lugar en el que ahora se encuentra, de hecho, apostó por llevar el título de duquesa de Cornualles para que nadie sintiera que ofendía la memoria de Diana.
Ahora que la Reina afronta su primer cumpleaños como tal, la sombra de Diana cada vez palidece más. Carlos no es un rey especialmente popular, pero sí se están teniendo en consideración muchos de sus esfuerzos para mejorar la imagen de la institución. Algo en lo que Camila tiene bastante que ver porque es ella la que ha tenido que hacer el trabajo más delicado hasta conseguir ganarse el cariño de los británicos.
Sin embargo, a pesar de que la esposa del monarca se ha convertido en una figura clave para la nueva monarquía y mucho menos cuestionada que en el pasado, aún a día de hoy, la princesa de Gales tiene la capacidad de eclipsarla. No nos referimos a Diana, sino a Catalina Middleton. Con ella mantiene una excelente relación de respeto y casi admiración, no obstante, en la mayoría de las ocasiones en las que coinciden, resulta inevitable que los focos se posen en la esposa de Guillermo. Un detalle que hace que Camila, una vez más, se encuentre a la sombra del título que nunca quiso llevar.