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Después de varios meses sin tener noticias de ella, hace unas semanas, la princesa Charlene reaparecía en Mónaco. Un impactante retorno cargado de polémica, no solo por todas las especulaciones que se han producido en torno a la situación del matrimonio entre el soberano y la exnadadora sino también por el cambio físico de la Princesa, que se ha acentuado en los últimos tiempos.
La imagen actual de Charlene poco tiene que ver con el aspecto que la exdeportista presentaba cuando conoció al príncipe Alberto. Más allá de las complicaciones derivadas de la infección en las vías altas por la que tuvo que permanecer más tiempo del previsto en Sudáfrica y que provocó que se sometiera a varias intervenciones, la sombra de una posible operación estética siempre ha estado presente. El propio Alberto negó que su esposa se hubiera sometido a ninguna cirugía por temas que no tuvieran que ver con la salud, pero lo cierto es que, si miramos las últimas imágenes de Charlene antes de irse a Sudáfrica y las más recientes, el cambio es indiscutible.
Este digital ha podido hablar con la doctora Beatriz Estébanez, experta en medicina estética de la Clínica Menorca, que ha analizado la transformación de la Princesa y ha comentado los posibles retoques a los que se ha sometido: “A Charlene se le aprecia un hematoma en el pómulo que podría ser la consecuencia de un lifting o de hilos tensores indicados, entre otras cosas, para la flacidez de las mejillas”, comenta la experta. Este tipo de tratamiento es uno de los más eficaces para rejuvenecer el rostro sin cirugía con resultados muy naturales. Es un procedimiento indoloro, mínimamente invasivo y se puede volver inmediatamente a la vida normal. De tratarse de un lifting, la especialista explica que “las nuevas técnicas son cada vez menos invasivas pero requieren un período de recuperación, de entre siete y diez días. La cicatriz resultante queda perfectamente disimulada en la línea del pelo. Los resultados son naturales y armoniosos, sin cambiar la expresión y duran aproximadamente una década, no como los hilos tensores, que tienen una duración más breve.”
La doctora recalca que la esposa del príncipe Alberto puede presumir de una piel muy bonita: “Tiene una piel fina y se la ve cuidada y sin rastro de arrugas”. Algo que puede ser resultado de diferentes tratamientos: “La ausencia de arrugas en el tercio superior es gracias a la toxina botulínica que abre la mirada, resalta los ojos y difumina las arrugas de expresión. Es el tratamiento más demandado, el rey de la medicina estética.”
Charlene además, tiene una piel con mucha luz: “El truco de esa lozanía, además de la buena alimentación y el ejercicio físico, es la terapia celular con factores de crecimiento de la propia sangre del paciente que ayuda a la formación de colágeno y elastina, activa la vascularización, el drenaje celular y elimina toxinas”, asegura la experta. Especial atención merecen los labios de la Princesa: “Los tiene perfectamente perfilados y muy hidratados, podría haberse retocado el volumen que se va perdiendo con la edad. En manos expertas y con un ácido hialurónico de buena calidad y específico para los labios, no se inflaman y se mantiene la forma original de la boca del paciente. Estos rellenos son biodegradables, reabsorbibles (al degradarse no dejan rastro en el tejido), no producen sensibilidad, ni alergias y se integran perfectamente en el tejido. Además, rehidratan, redensifican y nutren los labios.”