Las anécdotas de la llegada al Teatro Campoamor en los Princesa de Asturias

La lluvia dejó todo el protagonismo esta vez a la Familia Real española a su llegada al Teatro Campoamor, aunque amenazó varias veces con hacer acto de presencia. En los alrededores del emblemático lugar no cabía ni una sola persona más esperando la llegada de invitados, autoridades y los Reyes junto a Doña Sofía, la princesa de Asturias y la infanta Sofía.

La llegada de los galardonados

Los primeros invitados comenzaron a llegar a partir de las cinco y media andando casi todos en el tradicional paseo por la calle Uría. Los aplausos del público comenzaron cuando llegó el turno de los galardonados. La campeona olímpica, Carolina Marín, premio Princesa de Asturias a los Deportes, fue de las que más aplausos recibió. Con paso firme y vestido de lentejuelas azul marino, caminó con firmeza por la alfombra azul.

Ana Blandiana, Premio Princesa de Asturias de las Letras, autora de culto en toda Europa, rumana y conocida por su especial sensibilidad durante el comunismo sufrido por su país y por su poesía a favor de la libertad y la dignidad humana, se mostró profundamente emocionada ante la ovación y aplausos de público y prensa, tanto que, cabeza agachada y tímidamente, casi se olvida de posar ante los fotógrafos, siendo advertida por la presidenta de la Fundación de los Premios, Ana Fernández Álvarez, para que se parase un momento a atender.

El momento más divertido de la entrada en la alfombra azul fue, sin lugar a dudas, el protagonizado por el trío de Cristina de Middel, Olivia Arthur y Thomas Dworzak de la Agencia Magnum, Premio Princesa de Asturias a la Concordia. Con un gran sentido del humor y, por supuesto, ejerciendo su profesión, se pararon delante de sus colegas los periodistas gráficos y, cámara de fotos en mano, se dejaron fotografiar y fotografiaron a los fotógrafos y cámaras de vídeo apostados en el stand de prensa, lo que provocó la risa generalizada. Después harían lo mismo dentro del teatro, demostrando, una vez más, que ellos el fotoperiodismo lo llevan en la sangre.

Si ese fue el momento más divertido, el más emotivo se lo llevaron dos galardonados. La primera, la Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, la franco iraní, Marjane Satrapi, que recibió con profunda y sincera emoción todos los aplausos. El segundo en ser profundamente aplaudido fue, sin duda, Joan Manuel Serrat, Premio Princesa de Asturias de la Artes, muy especialmente por las personas que son de su generación, a las que ha cantado tanto y que, tal y como lo define la propia Fundación Princesa de Asturias «representa la memoria emocional de varias generaciones en España y América Latina, tanto en catalán como en castellano».