La advertencia del padre de Iñaki Urdangarin que él no quiso respetar
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A partir de este lunes si hay algo de lo que dispone Iñaki Urdangarin es de tiempo. Tiempo para pensar y reflexionar sobre los pasos que le han llevado a ocupar una celda de la cárcel de Brieva. Echando la vista atrás, el exduque de Palma debe remontarse a ese 1997, año en que contrajo matrimonio con Cristina de Borbón y Grecia emparentando así con la familia real española. Aquella boda en la catedral de Barcelona fue el culmen de un bonito cuento de hadas en el que su protagonista, un guapo deportista, se enamoraba de una princesa (bueno, infanta).
Su boda no solo le convertía a él en centro de todas las miradas, sino también a su familia, poco acostumbrada a las cámaras, pero conscientes de que su vida ya nunca volvería a ser igual. Por amor a su hijo terminaron acostumbrándose al revuelo mediático y lo cierto es que ese cariño que cada día recibía el jugador favoreció esa adaptación. De hecho, cierta ternura despierta hoy recordar las declaraciones del padre de Iñaki Urdangarin impresionado por lo mucho que habían ovacionado a su hijo en el Paseo de Gràcia de Barcelona el día que se casó. “Lo más bonito de la boda fue la gente vitoreando a los novios. Parecía que habíamos ganado la Copa. Ver que los quieren tanto, como padre de Iñaki, me hace estar muy orgulloso”, decía Juan María Urdangarin un día después de la gran boda.
Sus palabras desprendían orgullo y satisfacción. Sentimientos que luego se tornarían bien distintos con el procesamiento de Iñaki en el caso Nóos. Juan María falleció en 2012 y por entonces el devenir de su hijo Iñaki ya era negro. El patriarca de los Urdangarin nunca habría imaginado para su vástago un futuro como el que le tocaría enfrentar. Casado con una hija del rey de España, Juan María imaginó para Iñaki algo harto distinto. De hecho, la educación que le inculcó queda lejos del comportamiento reprobable que después se ha demostrado que tuvo el exduque a la hora de presidir el Instituto Nóos. Atención a esta anécdota del día de la boda entre Iñaki y Cristina de Borbón. “¿Cuál fue el momento más divertido de la ceremonia?”, quiere saber la prensa horas después del inolvidable enlace. “Cuando me pidió permiso”, exclama Juan María sin dudarlo. La reportera, se extraña, y Claire Liebaert, madre de Iñaki, entre risas, se apresura a explicar el comentario de su marido: “Mi marido siempre le decía a mi hijo que no firmase nunca nada sin pedirle permiso a él. Por eso, cuando tuvo que firmar el acta matrimonial, Iñaki miró a su padre con una sonrisa pícara y le dijo ‘¿Firmo?’ Fue muy gracioso”.
La anécdota se antoja ahora cuanto menos curiosa si se recuerdan las declaraciones de doña Cristina asegurando ante el juez Castro que firmaba sin conocer todos los documentos que le pedía su marido como presidenta de Aizoon. Caso omiso hizo entonces Iñaki de los consejos de su padre, ese que sí leía todo lo que firmaba. Desde luego, Iñaki no siguió sus pasos y sí, indujo a su mujer a firmarlo todo. Maldita hemeroteca.