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El viaje que desveló OKDIARIO

El viaje privado de los reyes de Holanda y Dinamarca a España les genera gravísimas crisis en sus países

Que la mayoría de las familias reales disfrutan de enormes privilegios nadie lo pone en duda. Como casi nadie (casi) discute que también sobre ellos pesan muchos compromisos y responsabilidades. Quizás por ello, de vez en cuando, se «líen la manta a la cabeza» y se vaya a fiestas de lo más exclusivas, invitados por magnates que, de toda la vida, han sido muy amantes de codearse con realezas, coronadas o no. Tener de invitado en tu fiesta un príncipe luce mucho. Si es rey, entonces el plantel de invitados se sale.

Hoy día las monarquías que están siendo más cuestionadas son aquellas que no demuestran transparencia y derrochan lujo. Justo lo que hacen la danesa y la holandesa, por cierto, dos de las casas reales, después de la británica, más ricas de Europa. Da la casualidad, además, que tanto la sociedad danesa como la holandesa, no especialmente republicana ninguna de las dos, son, eso sí, sociedades muy pulcras con el uso del dinero público y con cuestiones que en España hemos despachado en el pasado con un «pelillos a la mar» (cada vez menos, afortunadamente).

Los dispendios que poca gracia hacen en los países del norte de Europa

Los reyes Mary Donaldson y Federico X de Dinamarca. (Foto: Gtres).

Las dinastías del norte, más que nórdicas (Países Bajos no lo es), por su excesivo celo ante lo que se llama el buen comportamiento de un ciudadano, miran con lupa en qué se gasta el dinero público. No pusieron pega ni se escandalizaron demasiado hace más de veinte años porque su heredero en Noruega se casara con una mujer con hijo de otra pareja incorporado y con «un pasado salvaje», como ella misma confesó, pero la holandesa sí puso pegas, y muchas, a que el padre de Máxima acudiera a la boda de su hija. ¿La razón? Haber sido ministro de la dictadura argentina de Videla. Los hijos no son responsables de lo que sus padres han hecho, ciertamente, pero el sentido de la ética y la estética en países protestantes y del norte de Europa siempre ha sido estricto. Máxima lloró en el altar cuando sonó un tango y todos empatizamos con su tristeza pero también comprendimos que era una lección justa y necesaria.

Este fin de semana desvelamos en exclusiva en OKDIARIO que los reyes de Dinamarca estaban pasando el fin de semana en Madrid, concretamente alojados en el hotel Santo Mauro, uno de los más caros de Madrid. Sí, ciertamente, unos reyes no se van a alojar en la pensión del Peine. No se sabía el motivo de su viaje pero ahora Informalia lo desvela: venían a una fiesta de lo más exclusiva en la finca Mazanaque, propiedad del duque de Alburquerque (ex marido de Blanca Suelves) y que lo alquila para eventos.

El anfitrión, un miembro de la familia Baumbach, heredero del imperio farmacéutico Boehringer. Quizás ese nombre no le suene, pero Nolotil, sí. Pues bien, son los que lo fabrican, además de muchísimos más medicamentos destinados a personas y a animales. Están entre las 20 primeras farmacéuticas del mundo, así que organizar una fiesta por todo lo alto en la mencionada finca para centenares de personas es el «chocolate del loro para ellos». Eso sí, es dinero privado, es una empresa.

La prensa danesa, durísima con sus reyes

Los reyes Federico X y Mary de Dinamarca. (Foto: Gtres)

Ayer la revista Lecturas publicaba que la prensa danesa estaba muy enfadada con sus reyes por este viaje de incógnito. Se sabía que viajarían pero no se conocía el destino y se enteraron por la prensa española, concretamente por OKDIARIO. Y esto les ha cabreado por la falta de transparencia. No había trascendido que estuvieran los monarcas holandeses, tuvieron quizás más cuidado o simplemente no se dejaron pasear por Madrid. O tuvieron la gran suerte de no ser pillados.

No es que esté mal que se vayan un fin de semana invitados a una fiesta privada, les molesta a sus ciudadanos no enterarse por ellos mismos y, además, suelen echarles en cara que los planes privados que no trascienden sean siempre de un lujo que no todos entienden. Al fin y al cabo el dinero de la seguridad que conllevan sus desplazamientos es siempre público. Federico X y Mary Donaldson están en el punto de mira desde el supuesto affaire del entonces príncipe con Genoveva Casanova. Desde que subieron al trono, justo ahora hace un año, han intentando ser más transparentes pero sin lograrlo. De hecho, la última gran polémica fue este pasado verano cuando hicieron pública la lista de regalos y «olvidaron» mencionar los de carácter privado. Un error bastante torpe y grave que fue duramente criticado. Nunca mejor dicho, «algo huele a podrido en Dinamarca».

Guillermo y Máxima, los más «gastones»

Guillermo de Holanda y Máxima. (Foto: Gtres).

Los reyes de Holanda tampoco se escapan de las críticas por su conocida afición al lujo.  En 2020 tuvieron serios problemas porque se compraron un yate por 2 millones de euros. Pese a que no tenían ninguna intención de hacer pública esta información, se vieron en la obligación de dar algunas explicaciones. Nadie contaba con un espontáneo que casualmente navegaba por la localidad holandesa de Heeg, en el norte del país. El ciudadano, compartió a través de la red social Twitter imágenes del monarca navegando, pero en vez de hacerlo en el modelo Wajer 38 lo hacía con uno más lujoso y llamativo, el Wajer 55. Y el problema, gravísimo, fue cuando se supo que lo habían comprado con fondos públicos siendo infinitamente ricos. Cuando estas informaciones salen a la luz da por pensar si los monarcas son conscientes de que en cada ciudadano hay un paparazzo y que el siglo XIX se quedó muy atrás y, sobre todo, cualquier ciudadano con dos un mínimo de sentido común puede plantearse si hay alguien asesorando ante estos dispendios que son, claramente, fuertes meteduras de pata.

También fue otro escándalo mayúsculo que se supiera la compra de una casa en 2012 en el mar Egeo por 4,5 millones de euros. Aquello cayó como un jarro de agua fría por dos motivos básicos, el elevado precio y que estuviera fuera del país. Sobre todo si tenemos en cuenta que la familia real holandesa tiene a su disposición diversas residencias reales para disfrutar de sus vacaciones. Algo que hace siempre, por ejemplo, la británica, que en verano se van a Balmoral y poco más. Carlos III en eso sí se parece a su madre, la recordada Isabel II, entre sus virtudes se encuentra la austeridad. Y eso al pueblo le gusta.

La prensa española, en cualquier caso, parece que le está amargando el turrón (o lo que quiera que se coma en Holanda y Dinamarca por Navidad) por haber desvelado qué hacen sus reyes cuando nadie los ve y ahora tienen por delante que dar explicaciones. Ya saben, la mujer del César…

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