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Suenan campanas de boda. Fernando Cortina y Amelia Millán se han dado el ‘sí, quiero’ en una romántica ceremonia en la iglesia de San Bartolomé de Retuerta del Bullaque, en Ciudad Real. Un templo de ladrillo y mampostería árabe que data del siglo XVI o XVII. Myriam Lapique, madre del novio ha llegado radiante de felicidad luciendo un vestido fucsia a juego con los zapatos. Lo ha hecho del brazo de su hijo, que sonreía tímidamente ante la presencia de la prensa allí congregada. Pese a que es un día que no olvidará el protagonista de la jornada, lo cierto es que esta fecha es un tanto agridulce para él, pues su padre, Alfonso Cortina, falleció el pasado mes de abril como consecuencia del coronavirus. Sin embargo, estará en el recuerdo de todos, que celebran este gran acontecimiento en la finca Vallegarcía, la misma que él transformó en viñedos.
La novia, con los nervios previos antes de pasar por el altar, se ha decantado por un vestido clásico de cuello redondo, manga francesa y de líneas rectas. Ha optado también por un velo que ha tapado parte de su rostro, aunque ha dejado ver parte del recogido por el que ha apostado. En cuanto al calzado, Millán ha llevado unos salones, también blancos. Y como viene siendo habitual en este tipo de citas, la arquitecta de interiores ha lucido un ramo de flores blancas y hojas verdes, que han dado el toque de color al conjunto nupcial.
Marta Ortega y Carlos Torretta han sido de los primeros invitados en llegar a la ceremonia. Para la ocasión, la hija de Amancio Ortega, ha deslumbrado con un original vestido largo compuesto por dos tipos de tejido. Por un lado, se puede apreciar una especie de malla brillante en tonos plateados que por la parte inferior deja ver un enorme volante en un tono aguamarina.
Un contraste arriesgado, pero acertado. Ha recogido su melena, y ha lucido un ‘make up’ en tonos tierra, tal y como viene siendo habitual en su rutina ‘beauty’ para este tipo de celebraciones. Otra de las invitadas que ha causado sensación ha sido Tamara Falcó, quien se encuentra en un gran momento tanto profesional como personal. La marquesa de Griñón se ha enfundado en un vestido vaporoso con un estampado floral de colores con detalles de volantes.
Ha acudido acompañada de su pareja, Íñigo Onieva, con quien lleva cerca de un año manteniendo una relación sentimental. La pareja, que es muy celosa de su intimidad, ha compartido en alguna que otra ocasión, su día a día a través de las redes sociales. Por el contrario, cuando los medios de comunicación les preguntan sobre su noviazgo, ambos prefieren guardar silencio.
Una vez terminada la misa, tanto los recién casados como el resto de los invitados han disfrutado de un delicioso menú elaborado por el chef Iván Cerdeño.