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El recuerdo más especial de Tamara Falcó que Isabel Preysler no esconde en Villa Meona

El trofeo que se conserva en Villa Meona recuerda la victoria de Tamara Falcó y el giro que supuso en su imagen pública

Durante el concurso, Tamara Falcó sorprendió por su disciplina, evolución constante

Tras ganar, Falcó continuó formándose y desarrollando proyectos culinarios

  • Marta Menéndez
  • Televisión, moda y corazón. Periodista de vocación y comunicadora de formación, me he movido entre estudios de radio, redacciones digitales y bastidores de redes sociales. He narrado la actualidad en la 'Cadena SER', seguido la pista a las nuevas tendencias en 'El Independiente' y escrito sobre lifestyle y empresas en la 'Revista Capital'. En 'Diez Minutos', combiné redacción y estrategia digital como Community Manager. Ahora escribo en LOOK, donde cubro actualidad televisiva, moda, celebrities y realeza.
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Isabel Preysler ha vuelto a situarse en el centro de la actualidad social tras protagonizar la portada de una conocida revista del corazón. En el cuidado reportaje fotográfico realizado en Villa Meona, su residencia madrileña, un detalle captó la atención de los más atentos: el trofeo que acredita a su hija, Tamara Falcó, como ganadora de MasterChef Celebrity 4. Una pieza que, más allá de su valor televisivo, resume un capítulo clave en la vida de la diseñadora y marquesa de Griñón.

El galardón, colocado con discreción entre los elegantes espacios de la vivienda, no es un mero elemento decorativo. Representa uno de los mayores logros personales de Tamara Falcó y un punto de inflexión en su trayectoria pública. Su victoria en el talent culinario de TVE, emitida en 2019, supuso una auténtica sorpresa tanto para la audiencia como para el propio jurado del programa. Nadie esperaba que aquella joven conocida por su apellido, su educación internacional y su vida acomodada se convirtiera en la concursante más sólida de la edición.

Cuando Tamara llegó a MasterChef Celebrity 4, ella misma reconoció que nunca había tenido grandes inquietudes por la cocina. No lo necesitaba y tampoco formaba parte de sus prioridades. Sin embargo, bastaron unas semanas frente a los fogones para descubrir una faceta hasta entonces desconocida: disciplina, capacidad de estudio, templanza y una enorme sensibilidad para unir técnica y emoción en cada plato. Semana tras semana, fue construyendo una evolución constante que la llevó a liderar pruebas, ganar delantales y asumir capitanías con una serenidad que sorprendía incluso a sus compañeros.

Su familia fue testigo directo de ese cambio. Isabel Preysler confesó durante el programa que veía a su hija concentrada como nunca, dedicada día y noche a estudiar recetas y técnicas. Mario Vargas Llosa, entonces pareja de la socialité, también destacó la seriedad con la que Tamara se había tomado el concurso, reconociendo que le había dejado «con la boca abierta» con varias de sus elaboraciones. Además, la imagen frívola que muchos tenían de ella comenzó a resquebrajarse.

Tamara Falcó en ‘MasterChef Celebrity’. (Foto: Gtres)

La gran final fue la culminación de ese proceso. Con una audiencia récord, Tamara se enfrentó al actor Félix Gómez en un duelo muy ajustado. Para la ocasión, diseñó un menú con un hilo conductor profundamente personal: su familia. Cada plato era un homenaje cargado de simbolismo. Desde la ensalada de gelatina de tomate «Miraflores», dedicada a su madre y a la casa familiar, hasta el pichón a baja temperatura inspirado en su padre, pasando por la reinterpretación de la tarta de melocotón de su abuela materna. El resultado fue un menú coherente, elegante y emocional que conquistó al jurado y al chef invitado, Joan Roca.

Los jueces coincidieron en destacar no solo la ejecución técnica, sino la capacidad de Tamara para contar una historia a través de la cocina. Jordi Cruz llegó a reconocer públicamente que había tenido prejuicios sobre ella y que su paso por el programa le había dado «una lección». Finalmente, Tamara Falcó se alzó con el trofeo y con los 75.000 euros del premio, que donó íntegramente a la ONG Mensajeros de la Paz. Tras su victoria, lejos de quedarse en una anécdota televisiva, Tamara continuó ligada al mundo gastronómico. Completó su formación con un curso de cocina creativa en el Basque Culinary Center y empezó a desarrollar proyectos relacionados con la gastronomía, participando en eventos, colaboraciones y formatos donde su faceta culinaria ganó protagonismo. Además, su figura se consolidó dentro del universo MasterChef, regresando como invitada y referente para nuevos concursantes.

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