Raphael no esconde su problema con el alcohol: "Bebía hasta vaciar los minibares y caer dormido"
La obra definitiva de Raphael ya ha visto la luz. En esta ocasión no se trata de un álbum musical sino algo mucho más grande: una docuserie donde repasa su vida de principio a fin. los éxitos, los secretos, los miedos y los sueños de un cantante que lleva ya seis décadas en activo. El nombre elegido para este proyecto es Raphaelismo, algo que él define como «una forma de ser y de hacer las cosas», una disciplina.
✨ ¡Por fin ha llegado la gran semana! Hoy arrancamos con @RAPHAELartista inaugurando la exposición #Raphaelismo en Madrid, que estará desde hoy hasta 7 de febrero, en Movistar Gran Vía 28. pic.twitter.com/IOFe7WGjl7
— Movistar+ (@MovistarPlus) January 10, 2022
Se puede ver en Movistar + y para su estreno por todo lo alto en los Cines Callao estuvo arropado por su esposa, Natalia, y sus tres hijos, Manuel, Jacobo y Alejandra. Esta última llegó con su hija, Manuela, al acto y posó junto al resto de la familia en una noche muy especial. Rozalen, Alaska, Mario Vaquerizo, Pedro Ruiz, Ana Guerra y Alfred García también pasaron por el photocall.
Presentación de Raphaelismo. / Gtres
La semana de Raphael está siendo muy agitada debido a la promoción de su docuserie. Radios, televisiones y medios de comunicación se llenan de declaraciones del artista. Una de las más extensas la hizo con Ana Pastor en el programa El Objetivo de La Sexta. Ahí habló largó y tendido de los problemas de alcoholismo que padeció hace bastantes años y que terminaron por destrozarle el hígado hasta necesitar un trasplante de urgencia en el año 2003.
El intérprete de Mi gran noche cuenta que su consumo desmedido de alcohol no era por gusto sino para dormir. Creía que así podría curar su insomnio: «Mi vida se iba y, además, por una memez absurda que fui aumentando sin darme cuenta. Y todo fue por dormir, por intentar descansar. Pero se formó una pelota que pudo costarme la vida», comentó. «No bebía por el hecho de beber, yo solo quería dormir. Eso empezó en los aviones y en los hoteles, cuando pusieron minibar. Me bebía una botellita, luego dos y dormía como un lirón, toda la noche. Y al día siguiente podía cantar como los ángeles», le explicó a Ana Pastor.
Manuel Martos y su padre Raphael / Gtres
En otra entrevista de esta semana, el de Linares contó con más detalle este oscuro episodio de su vida: «Fue la consecuencia dura y merecida de mi gran gilipollez. Porque yo jamás había bebido ni fumado de joven, la noche nunca fue lo mío, pero ya pasados los 40… Hay que decirlo: me metí en el alcohol por gilipollas. Porque si a mí me gustasen esas cosas, pues mira, puede pasar y lo hubiera seguido haciendo, pero yo lo único que quería era dormir. Esto empezó en los aviones, que me pasaba media vida en ellos, y cuando me sentaba, pedía las botellitas estas de alcohol que ponen, me las bebía de un trago y dormía. Claro, que me dormía. Me iba a América y volvía sin enterarme. Y luego empecé a hacerlo también con los dichosos minibares de las suites. Yo tomaba primero mi pastillita y llegó un momento que no funcionaba», dice en El Mundo.