LAZOS CON LA FAMILIA REAL

Quién es Kike Figaredo, el otro ‘padre’ de Juan e Irene Urdangarin

Kike Figaredo se ha convertido en una persona clave para la Familia Real

Es un jesuita asturiano es un gran amigo de la infanta Cristina desde hace años

Kike Figaredo, Irene Urdangarin padre, Kike FIgaredo Irene, hijos infanta Cristina, divorcio infanta Cristina
Kike Figaredo durante el coloquio 'Frente a las dificultades de muchos, ayuda a todo' en el club S.XXI/ Gtres
  • Alberto Ardila
  • Periodista especializado en crónica social, exclusivas y televisión.
    • Actualizado:

La vida de Kike Figaredo se entremezcló con la de los Borbones hace varios años. La estrecha amistad de la infanta Cristina con este jesuita natural de Gijón ha hecho posible que dos de sus hijos cooperen con él en la causa benéfica. Primero fue Juan Urdangarin y ahora su hermana Irene los que han aprendido a su lado. Lo han hecho realizando el mismo voluntariado en Camboya y con este Monseñor como ‘padre’ adoptivo, con perdón de Iñaki.

Este asturiano es toda una eminencia en la beneficencia. Sobre sus espaldas cuelga el peso, pero también la experiencia y el currículo, de llevar casi 40 años en el país asiático. Una responsabilidad convertida en cátedra. Ha sido su trabajo con personas discapacitadas, gran parte de ellas lastradas por las minas antipersona de la guerra, lo que le ha valido multitud de reconocimientos. Agricultura, sanidad o educación, sin olvidar la mejora de infraestructuras y los proyectos socioeconómicos, son sus principales sectores de actuación en Camboya.

Kike Figaredo, Irene Urdangarin padre, Kike FIgaredo Irene, hijos infanta Cristina, divorcio infanta Cristina

Kike Figaredo durante el coloquio ‘Frente a las dificultades de muchos, ayuda a todo’ en el club S.XXI/ Gtres

Enrique Figaredo dirige la ONG Sauce, con sede en la ciudad de Battambang, la misma donde Juan e Irene Urdangarin se han alojado durante las semanas que han ejercido de cooperantes humanitarios. Allí posee un hotel y un establecimiento de restauración, donde luce una fotografía suya con su buena amiga Cristina de Borbón. Además, fue recibido hace unos meses en Zarzuela por el Rey Felipe VI, quien reconoció su trabajo.

Kike Figaredo se ha prestado en cuerpo y alma a sanar las viejas heridas de los camboyanos. No hay que olvidar que el pueblo fue víctima de un brutal genocidio por parte de los jemeres rojos entre 1975 y 1979. Su ayuda ha sido clave en este sentido y le ha valido, entre otros logros, para ser reconocido Premio Nobel de la Paz, en 1997.

Otro reconocimiento que no llega a la envergadura del Nobel, pero que fue igual o más de ilusionante, fue el ser nombrado Gijonés del 2022. La ciudad que lo vio nacer no pasó por alto sus valores: «Ha sido estandarte de la lucha en contra de las minas antipersona, una lacra que afecta a Camboya desde la guerra civil que sufrió el país. Además es de destacar, en los últimos años, sus proyectos de salud mental; un problema que atañe a miles de camboyanos con discapacidades mentales que nunca han sido atendidos ni tratados», rezaba en el discurso de elección.

El toque curioso y que no todos saben es que es primo de Rodrigo Rato. Sin embargo, su vida ha ido por el sendero religioso. De hecho, preside también la sede de Cáritas en Camboya y la Prefectura Apostólica de Battambang. Kike comenzó su trabajo en 1985 en campos de refugiados cerca de la frontera entre Tailandia y Camboya, centrándose en el apoyo a personas con discapacidades. En 1991 fundó Banteay Prieb (Casa de la Paloma), cerca de Phnom Penh: un centro de formación profesional para personas con discapacidad en el que actualmente estudian más de 200 estudiantes y donde se creó la famosa silla de ruedas “Mekong”, produciendo y distribuyendo más de 1.400 ejemplares de este artículo en todo el país.

Kike Figaredo, el íntimo amigo de la infanta Cristina y al que solo hay una cosa que le atormenta: «El saber sufrir con los que sufren, o sea, el saber llorar con los que lloran, el estar presente y tener…, no sé si decirlo así, como ¿la frustración de que no podemos cambiar las cosas?, y que tenemos que ofrecerle al Señor. Eso es una lección que no la tengo terminada de aprender y que es complicada, o sea, estar con la gente que sufre y sufrir con ellos, es de las experiencias más complicadas, porque uno quiere cambiar las cosas y quiere que las cosas sean de otra manera», dijo en una entrevista reciente con Luna y Sol. Palabra de Jesuita.

Lo último en Actualidad

Últimas noticias