Martínez-Almeida planta las primeras semillas del jardín que Amalia de Holanda ha regalado a Madrid
La princesa Amalia de los Países Bajos ha donado un espectacular jardín de tulipanes a la ciudad de Madrid
Este regalo simboliza no solo la relación amistosa entre su país natal y el nuestro
La Casa Real noruega la institución ha compartido varias imágenes del jardín en sí mismo
En un gesto de agradecimiento, la princesa Amalia de los Países Bajos ha donado un espectacular jardín de tulipanes a la ciudad de Madrid, honrando la hospitalidad y el cálido recibimiento en cada una de sus estancias en la capital española. Este regalo, que simboliza no solo la relación amistosa entre su país natal y el nuestro, sino también la especial conexión de Amalia con la ciudad; ha sido recibido con entusiasmo y admiración por las autoridades madrileñas y los residentes. «A Madrid y a sus vecinos la cálida acogida en su ciudad, a la que pudo llamar su hogar durante un tiempo, con un pequeño jardín de tulipanes», ha publicado en X (antes Twitter) la propia casa real holandesa.
Junto a estas palabras, la institución ha compartido varias imágenes del jardín en sí mismo en las que aparece el alcalde de la ciudad, José Luis Martínez Almeida, y el embajador de los Países Bajos en nuestro país, Roel Nieuwenkamp, plantando las primeras semillas del que se espera que sea un rincón que recuerde a la heredera al trono noruego. El jardín, cabe destacar, está ubicado la Plaza de Oriente de la capital, situada en el centro histórico de la ciudad española de Madrid, junto a dos de los edificios más relevantes de la capital: el Palacio Real y el Teatro Real.
De Prinses van Oranje bedankt Madrid en haar inwoners voor de warme ontvangst in hun stad, die zij enige tijd haar thuis mocht noemen, met een kleine tulpentuin op Plaza de Oriente. De ambassadeur en de burgemeester van Madrid planten de eerste bollen. pic.twitter.com/hfGFqdUdTt
— Koninklijk Huis (@koninklijkhuis) November 11, 2024
Las flores, cuidadosamente elegidas, han sido plantadas en un diseño que recuerda a los vibrantes jardines de Holanda, de modo que transformarán el espacio en un rincón que evoque la belleza de los paisajes holandeses. El tulipán es una de las flores más representativas de la cultura y la historia de los Países Bajos. Desde hace siglos, esta planta es un símbolo de la identidad holandesa, y regalar un jardín de estas flores constituye un gesto de afecto y gratitud. En esta ocasión, el regalo cobra un significado aún más profundo debido a la etapa vital en la que se encuentra la princesa Amalia de Holanda: la joven ha pasado varios meses en Madrid, donde se ha sumergido en la cultura local, ha disfrutado de la riqueza de la ciudad y ha fortalecido sus lazos con España.
«Entrego a vuestra ciudad una pequeña muestra de las hermosas flores de los Países Bajos, para que luzcan en la bonita Plaza de Oriente. Espero que aporten un poco de colorido extra a Madrid, sobre todo en primavera, del mismo modo que yo recibí todo lo que generosamente me brindó la ciudad. Debido a circunstancias especiales, tuve el privilegio de residir un año en vuestro bello Madrid. La calidez con la que fui recibida propició que considerase Madrid mi casa durante un tiempo, por eso deseo mostrar mi profundo agradecimiento a Madrid, a sus habitantes y a todos lo que lo hicieron posible», ha expresado Amalia de Holanda mediante un comunicado con motivo del acto en el que se han plantado los tulipanes.
Así fue el paso de Amalia de Holanda por Madrid
Debido a las amenazas recibidas durante sus primeros meses en la universidad de Ámsterdam, la princesa Amalia se vio obligada a regresar temporalmente al Palacio de Huis ten Bosch, donde permaneció un tiempo antes de trasladarse a Madrid. En la capital española, la heredera continuó sus estudios a distancia en las áreas de Política, Psicología, Derecho y Economía, pero también pudo disfrutar de «algo más de libertad». Durante este periodo, contó con el apoyo constante de su familia, incluyendo visitas de su madre, la reina Máxima.
La princesa, primera en la línea de sucesión al trono neerlandés, se integró rápidamente en la vida en España. No solo aprendió a manejarse con fluidez en el idioma, sino que también formó un grupo de amigos cercanos con los que compartió numerosas vivencias. Entre sus planes, destacaron las cacerías, las visitas a las casetas de la Feria de Abril y su asistencia, junto a sus padres, a la boda de la duquesa de Medinaceli, Victoria de Hohenlohe, celebrada en Jerez de la Frontera.