La manguera no fue el único episodio que hizo sufrir a Isa Pantoja
Isa Pantoja ha decidido sentarse de nuevo en '¡De viernes!' para conceder una esperada entrevista
La hija de la tonadillera ha asegurado que contará "la única verdad" de lo que pasó durante el sonado episodio de la manguera
El terrible episodio en el que Kiko Rivera riega a su hermana con una manguera en pleno mes de diciembre tras una fuerte discusión familiar lleva un mes acaparando titulares y horas de televisión. La protagonista indeseada del mismo, Isa Pantoja, se rompió en llanto el pasado 18 de octubre cuando, durante su intervención en el programa ¡De viernes!, se le preguntó por este hecho. En una entrevista en la que por fin dio el paso de contar todos los feos y desprecios que ha venido sufriendo en el seno de su familia, la joven colapsó al afrontar este asunto. «No me siento preparada para abordar ese tema», dijo entre lágrimas.
Un mes después, y tras escuchar voces discordantes como la de Raquel Bollo, Isa Pantoja se siente con la fuerza necesaria para contar «la única verdad» que existe de aquel fatídico día. Tenía 16 años y un novio secreto con el que, pese a no tener permiso para salir apenas de casa, se las había ingeniado para tener alguna cita con encuentro sexual consentido incluido. Su madre, Isabel Pantoja, se escandalizó por este hecho hasta el punto de, aquel día de diciembre, cortarle el pelo con las tijeras de la cocina para que se le quitaran las ganas de salir, según el testimonio de la propia Isa y de su niñera por entonces, Dulce.
Isa Pantoja en el programa ‘¡De viernes!’. (Foto: Mediaset)
Las aguas no se calmaron con semejante gesta sino que, entre lágrimas y discusiones, el día fue aún a peor cuando Isabel Pantoja levantó el teléfono para pedir ayuda a su hijo mayor y hacer frente a la situación. Kiko Rivera, acompañado de su primo Manuel Cortes -hijo de Raquel Bollo- y de otro amigo cogió raudo su coche desde Sevilla y, hora y media después, llegó a Cantora, donde se hizo con los mandos de la situación.
Según informó el periodista Antonio Rossi en Vamos a ver, al grito de «¡quien no quiera ver lo que aquí va a pasar que se largue!», comenzó el ya famoso episodio de la manguera. Isabel Pantoja optó por meterse en el interior de la vivienda y dejar que su hijo actuase, como también lo hicieron el resto de personas presentes en la casa. Alguna amiga, Agustín Pantoja, Manuel Cortés… todos decidieron no ver y dejar hacer. Lo que sucedió a partir de ese momento le corresponde a la víctima de la escena contarlo.
Isabel Pantoja con sus hijos, Kiko e Isa, en el plató de ‘Supervivientes’. (Foto: Gtres)
No es, en ningún caso, el único desprecio que ha sufrido la joven Pantoja por parte de su familia directa a lo largo de su vida. Las personas que han trabajado en la casa familiar durante décadas, entre ellas Pepi Valladares o Dulce, han sido testigos de muchos otros. La niñera ha relatado cómo Isa llegaba del colegio sin nadie saliese del cuarto de estar a saludarla ni a verla. O, cómo la empleada era la referencia para profesores, médicos y demás asuntos de la vida de la joven siendo menor.
En presencia de Isabel Pantoja, su hija vivió nueve meses con menos de diez años sin que su tío Agustín le dirigiese la palabra, según ella misma ha verbalizado. En ausencia de la madre, las situaciones eran más graves aún, llegando a darle comida caducada durante su embarazo o negándole incluso un vehículo a su niñera para llevarle al médico de urgencias durante un episodio de sangrado en pleno embarazo, tal y como ha explicado la propia Dulce.
Isabel Pantoja con sus hijos, Kiko e Isa, en Madrid. (Foto: Gtres)
Isa Pantoja nunca se ha cansado de contar que saltó la vaya de Cantora (pues no la querían abrir) para abrazar a su madre e interesarse por su estado en pleno ataque televisivo de su hijo en el programa La Herencia envenenada. Sin embargo, no ha sido hasta ahora cuando hemos sabido lo que recibió por respuesta: «vuélvete a Perú» fueron las palabras de su madre entre una serie de insultos y desprecios.
El último ingreso hospitalario de Isa Pantoja el pasado verano, a menos de media hora de la residencia materna, fue el punto final de la historia familiar. Pantoja decidió no visitar a su hija ni interesarse por su estado de salud. La niña a la que un día fue a adoptar a Perú dijo basta. «Quiero pensar que me han querido», decía entre lágrimas al tiempo que aseguraba que se acabó esperar a una madre que no quiere estar a su lado.