El lenguaje no verbal de Bárbara Rey: lo que ocultan sus gestos
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Bárbara Rey lo ha vuelto a hacer: sentarse en un plató para hablar de lo que ya ha dejado de ser un rumor para ser una certeza y que en buena parte ya desveló OKDIARIO en exclusiva con sus audios: que la vedette tuvo un romance de décadas con el Rey emérito y que lo chantajeó pidiéndole una elevada cantidad de dinero a cambio de permanecer callada.
Pero una cosa es lo que se dice y otra lo que nuestro lenguaje corporal cuenta a través del movimiento de diferentes partes del cuerpo, gestos, miradas e incluso tono de voz. La psicóloga Lara Ferreiro, autora del best seller Adicta a un gilipollas, experta en lenguaje no verbal analiza la entrevista concedida por la artista en televisión. «El 70% de la comunicación que usamos es no verbal y no la controlamos por lo que esta puede desvelar muchas cosas que no queremos contar pero que un experto sí puede vislumbrar», explica Ferreiro.
Cuando empieza la entrevista
Bárbara y las manos
«Bárbara empieza su entrevista con un tono agresivo, se siente acorralada está a la defensiva todo el tiempo. Desvela que está muy nerviosa por todo lo que está a punto de contar y que lo hace porque ya no tiene nada que perder». La posición de sus manos al principio de la entrevista es como un escudo protector entre ella y la cámara, los periodistas y los espectadores. Sabe que ha cabreado a más de una figura importante con todos los audios de OKDIARIO. «Se ve que puede sentir algún tipo de temor por su propia seguridad, por haber revelado secretos de Estado, y hacer esta entrevista pública es un modo de protegerse».
La mirada
Su mirada es fría, retadora y está clavada en el entrevistador. «Es una mirada firme, gélida, no parpadea ni titubea. Sabe muy bien qué está haciendo y cuáles pueden ser las consecuencias», explica la experta.
La postura
Es rígida. Además, «también indica que está muy cabreada, porque se le ha acusado de haber filtrado los audios de sus conversaciones con el Rey». Su cabreo y su furia contenida se observan porque está cansada de que se la acuse y se la juzgue injustamente por algo que ella no ha hecho».
Las piernas cruzadas
Simbolizan que hay algo en su discurso que indica no está superando una etapa, un evento traumático o un recuerdo. «Cruzar las piernas es un símbolo de no avance, de cerrarse en sí misma, de no querer (ni poder) pasar página. Incluso, ahora su vida esta estancada con su hijo que le genera mucho dolor».
Cuando empieza a hablar del Rey
Más adelante, Bárbara comienza a hablar sobre cómo conoció al rey Juan Carlos I por primera vez.
Las manos
Las manos de Bárbara Rey acompañan aquí a su relato, contando cómo ese primer encuentro fue a través de una llamada telefónica del propio Juan Carlos I, «por eso hace el gesto de llevarse la mano a la oreja, porque recrea que está hablando por teléfono en aquella primera llamada que cambió su vida para siempre. Se toca la oreja buscando un gesto de seguridad, sabe que esta tocando el tema gordo».
Expresión de la cara
Cuando llega el momento en el que relata cómo se dio cuenta de que de verdad era el rey el que la estaba llamando, «su expresión se muestra de total incredulidad y sorpresa». Está representando exactamente lo que sintió cuando vivió aquello, «revive en este instante el mismo asombro que en aquella época, dándose cuenta de la importancia que tenía aquella llamada de esa persona tan importante para el país, sobre todo en aquel momento.
Momento ‘la seducción del Rey’
Las manos
Conforme la historia sigue avanzando, sus manos se van relajando todavía más y no paran de gesticular. «Se nota que en esta parte de la entrevista se siente totalmente cómoda. Es más, podemos ver cómo su ego se engrandece contando cómo fue aquella primera llamada y el inicio de su relación con el Rey. Esto se debe a que, por muchos problemas o polémicas que le haya podido ocasionar aquella relación, que la llamase a ella directamente es algo que siempre le va a alimentar la grandeza y la autoestima, pues la eligió el hombre más poderoso de todo el país», sostiene la psicóloga.
La expresión de su cara
«Ese engrandecimiento de su ego cuando relata el inicio de su historia de amor con el rey también se aprecia en la expresión de su rostro, adquiere un matiz mucho más seductor, está rememorando los mejores momentos de su vida, en los que estaba en el mejor momento de su carrera, era joven y se sentía con el poder para seducir a cualquier hombre que quisiera», explica Lara Ferreiro. Fue tal su relación, tanto duradera, como profunda, que de hecho, incluso Bárbara confiesa que, si hubiera querido quedarse embarazada del rey, podría “haberle hecho una buena faena”, porque afirma que era ella la única que tomaba las precauciones necesarias y que él nunca utilizaba preservativo.
El declive de su relación con Juan Carlos I
Boca
El gesto de su boca se tuerce y se muerde la lengua justo cuando cuenta que el Rey le dejó dinero en la mesilla en una ocasión, justo después de haber mantenido relaciones sexuales. De hecho, «ella misma hace referencia al audio filtrado por OKDIARIO en el que se la escucha decir: ‘Si soy puta, voy a ser la puta más cara’, y esto Bárbara lo dice porque siente que de verdad el Rey la está tratando como una prostituta.
Silencios
En esta parte de la entrevista, los silencios de Bárbara Rey son más esclarecedores incluso que sus palabras. «Bárbara deja unas pausas muy largas, unos silencios ensordecedores que dan muestra del dolor real que siente (y sintió) al vivir todo aquello. Al sentir que aquel hombre tan importante con el que estaba, la veía de esa forma. Toda su autoestima se derrumbó, todo su engrandecimiento personal, su autoconfianza, incluso, sus ilusiones, porque, como bien había dicho, su mayor ilusión era casarse, formar una familia, y que el hombre con el que estaba no la escondiera ni la tratase mal, sino que la quisiera y la respetara».
El momento de la venganza
Expresión de su cara
Bárbara se rompe por completo, «más que nunca hasta ahora durante la entrevista, hablando de cómo, por culpa de sus problemas de dinero, no había podido organizarle una fiesta de cumpleaños a su hijo, de que tuvo que empeñar las pocas joyas que le quedaban y de que, otra vez, con el orgullo herido, tuvo que ver cómo su exmarido, Ángel Cristo, después de haberse negado a pagar la manutención de los niños y su educación, sí estaba dispuesto a pagarle una fiesta de cumpleaños a Ángel Cristo Jr. Bárbara acude al rey para que la ayudase, al menos emocionalmente, pero de él sólo obtiene su silencio», sostiene la experta.
«En este momento, Bárbara Rey siente cómo todos los hombres de su vida no la ayudan con, lo que necesita y ella se arma de valor para volver a trabajar, en una serie de televisión, con la mala suerte de que, en el último momento, deciden no contar con ella, supuestamente, porque el rey emérito no quería que Bárbara trabajase en televisión. Esta es la gota que colma el vaso para Bárbara y es cuando decide poner en marcha su venganza, decidiendo instalar micrófonos y todo tipo de material espía en su casa para grabar al rey en cualquier momento y conversación», sostiene.
El chantaje al rey Juan Carlos I
Mirada
Más adelante, cuando Bárbara cuenta que el Rey le dio dinero por esas fotos, «se excusa diciendo que ese dinero sólo se lo da para pagar su hipoteca y mantener a sus hijos, no porque ella hiciera ningún tipo de chantaje al Rey. Ella, a cambio le entrega las fotografías, pero es verdad que se queda con unas cuantas. Asegura que, si encuentra trabajo, le devolvería ese dinero».
Bárbara Rey se siente víctima, no culpable
Mirada
Ya terminando la entrevista, Bárbara se siente mucho más cómoda. «Siente que por fin se le ha permitido expresarse largo y tendido, dar su verdad y su versión de los hechos, y entonces, comienza a plantear otro asunto, para quitarse cierta responsabilidad con el tema de los audios del rey. Su mirada aquí no se fija sobre el entrevistador porque, en este momento, Bárbara carga de responsabilidad a la prensa, diciendo que ellos han tenido la responsabilidad de publicar esos audios, y que, por ejemplo, si en esos audios el rey decía cosas negativas sobre la reina Sofía, la prensa podía haber elegido no publicarlos».
«Por eso la mirada de Bárbara no se dirige al entrevistador, porque él está representando a esa prensa y esos medios de comunicación a los que Bárbara está cargando con la responsabilidad y le da cierto reparo mirar a los ojos de forma directa.
Manos
Sus manos se muestran mucho más relajadas porque, al estar cambiando el foco y poniendo la responsabilidad sobre los medios de comunicación, ella siente que ha cumplido y que no toda la culpa es suya, ya que, para ella, aunque ella los grabase, la publicación de los audios no fue decisión suya, sino de los medios de comunicación. Es la manera que tiene Bárbara de autoprotegerse, de “echar balones fuera” y de evadir parte de la responsabilidad en este asunto, que, asegura que ella no fue quién los filtró, ya que todas esas grabaciones le fueron requisadas por organismos de seguridad del Estado en un momento en el que ella no se encontraba dentro de casa.