Julio Iglesias nunca sintió envidia de Preysler, y su ex representante lo confirma: "Era otra cosa"
El ex representante de Julio Iglesias, Fernán Martínez, ha hablado con las cámaras de Gtres
Martínez ha abordado la relación de Julio Iglesias con Isabel Presyler
También ha comentado la vida actual del cantante junto a Miranda Rijnsburger y sus hijos, así como la reciente compra de una casa en Galicia


El ex representante de Julio Iglesias, Fernán Martínez, ha atendido a las cámaras de Gtres este miércoles 1 de octubre, y como era de esperar, sus declaraciones han generado gran expectación. El motivo de esta intervención surge apenas unos días después de que el cantante celebrara su 82 cumpleaños, el pasado 23 de septiembre, un hito que ha reavivado el interés mediático por su vida personal y su trayectoria.
Durante la conversación, Martínez fue preguntado por la etapa más mediática del cantante para la crónica social española, aquella en la que estuvo vinculado a Isabel Preysler. Sin rodeos, compartió su visión sobre la relación y la personalidad de la socialité filipina: «Todas las mujeres de Julio Iglesias han sido buenas, yo conocí mucho a Isabel Preysler, pero tengo que decir que Miranda es la cómplice», ha afirmado, refiriéndose a la actual pareja del cantante. Según Martínez, la relación con Preysler fue intensa y significativa, pero también marcada por la complejidad que caracteriza cualquier historia de amor duradera. Desde su primer encuentro en una fiesta organizada por los Terry hasta su boda en Illescas (Toledo), su relación combinó glamour, popularidad y una intensa conexión personal. De esta unión nacieron Chábeli, Julio José y Enrique, hijos que mantienen un vínculo afectuoso con su padre.
El ex representante de Julio Iglesias en Madrid. (Foto: Gtres)
En este contexto, Martínez ha respondido a la pregunta sobre si Julio sentía envidia de Isabel Preysler. El ex representante ha aclarado que «no era envidia. Julio lo que no quiería es que le sacaran ventaja (…) El amor es eterno hasta que se acaba». Con esta afirmación, ha dejado patente que la actitud de Iglesias respondía más a la prudencia que al resentimiento. Martínez, fiel a su estilo mesurado, ha evitado eso sí, entrar en especulaciones sobre si Preysler se aprovechó de la fama del cantante, manteniendo la discreción que ha caracterizado siempre sus intervenciones.
En relación con las memorias que Preysler publicará próximamente bajo el título Mi verdadera historia, Martínez opinó que no cree que afecten al cantante: «No creo, depende de lo que diga, pero no le va a molestar. A Julio ya no le interesa esto». Las memorias, que se pondrán a la venta el próximo 22 de octubre, recorrerán la vida de la socialité desde su infancia en Filipinas hasta sus grandes amores, incluyendo su matrimonio con Julio Iglesias, y prometen ofrecer una visión íntima y reveladora de una mujer que ha marcado época en España.


Julio Iglesias e Isabel Preysler en Cádiz. (Foto: Gtres)
En la actualidad, Julio Iglesias lleva un estilo de vida más tranquilo junto a Miranda Rijnsburger y sus hijos. La familia vive en una casa ubicada en la zona de Indian Creek (Miami), si bien también pasan temporadas en la exclusiva finca Cuatro Lunas, en Ojén (Málaga), a pocos minutos de Puerto Banús. Con más de 400 hectáreas, varias mansiones, piscina infinita, helipuertos, cuadras y senderos privados, la propiedad combina lujo y privacidad, y se ha convertido en el refugio familiar con el que mantienen el vínculo con España.
Pero no solo Andalucía atrae al cantante. Julio Iglesias ha comprado recientemente una nueva propiedad en Galicia, en la aldea de Vilariño, en el municipio orensano de Piñor. La mansión, valorada en cuatro millones de euros y con 1.500 metros cuadrados construidos, cuenta con amplios jardines, piscina y un lago artificial, y representa más que una inversión: es un regreso simbólico a los orígenes, cerca de la localidad donde nació su padre, Julio Iglesias Puga, conocido como «Papuchi». Aunque no se ha confirmado cuándo se instalará, se espera que Julio visite Galicia para reconectar con sus raíces y disfrutar de la tranquilidad de la campiña orensana.