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El blog de Paloma García-Pelayo

EXCLUSIVA| Isabel Pantoja evita la demanda de los Rivera Ordóñez por los enseres de Paquirri

Isabel Pantoja nunca ha entregado a Francisco y Cayetano Rivera Ordóñez los enseres de toreo que Paquirri les dejó en herencia. Lleva 36 años negándose y ante una posible demanda, tras asegurar el propio Kiko Rivera que todo seguía en Cantora, se lo está pensando. Ya ha dado un primer paso.

Ha tardado más de 36 años, pero parece que Isabel Pantoja se está pensando si cumplir con la voluntad de su marido y entregar a sus hijos mayores, Francisco y Cayetano los enseres de toreo que les dejó en herencia. Hace ya varias semanas que autorizó negociar la entrega de los enseres personales que Paquirri legó a sus hijos. La negociación, impulsada por el abogado de los hermanos Rivera Ordóñez, Joaquín Moeckel, van muy avanzadas. La cantante, por su parte, puso el asunto en manos de un penalista sevillano que insiste en permanecer en el anonimato mientras ha llegado a un acuerdo inicial: hay posibilidad de negociar. Desde el primer momento que se conoció por boca del propio Kiko Rivera que los enseres seguían en Cantora, tras sus declaraciones en televisión el pasado noviembre, Moeckel, como defensor de los intereses de Francisco y Cayetano Rivera Ordóñez, ha hablado claro: irían a por todas. Aguerrido y tenaz, pero con espíritu conciliador. Pantoja buscó un buen penalista.

Isabel Pantoja y Paquirri en una imagen de archivo./Gtres

Su imagen pública quedaba noqueada por su propio hijo y tendría que defenderse de los hijos mayores de su marido. Poca broma. Dos requerimientos notariales para pedir por las buenas que se cumpliera de una vez la voluntad de Paquirri e Isabel, bien asesorada, dio largas inicialmente, pero sabedora de que la demanda le caía seguro, ya no cabían más excusas. Su abogado estudia el margen de maniobra y comienza la negociación. Se ven en un restaurante del centro de Sevilla. Si las cosas están aún en poder de la cantante, hay que buscar una solución.

Pantoja, al descubierto. La noticia la dio el propio Kiko Rivera. Recuerdo la tensión que vivimos en el plató del programa ‘Cantora: la herencia envenenada’. Ya habíamos comentado algunos periodistas que, en el cumpleaños de Isabel Pantoja, el 2 de agosto pasado, hubo un episodio desagradable en Cantora, la finca que dejó en herencia y en la que se instaló Isabel Pantoja después de separarse del exalcalde de Marbella Julián Muñoz. Había pasado algo gordo, algo que enfrentó a Kiko con su tío Agustín y luego con su madre. Había visto algo que descubría a su famosa madre y que a él no le gustó nada comprobar: dónde guardaba los enseres de torear que dejó su marido al morir, que legó a sus hijos mayores y que la artista aseguró que habían robado. Kiko estaba furioso por muchos motivos y esa noche decidido revelar lo que había descubierto. Las cosas de Paquirri, “las cosas de papá”, como las llaman Francisco y Cayetano, seguían aún en Cantora. La mentira de Pantoja, descubierta. Lo contó su propio hijo.

Paquirri, Isabel Pantoja y Kiko Rivera en una imagen de archivo./Gtres

La cantante se ha opuesto, desde siempre, a entregarlas. Alegó en su momento que habían entrado en Cantora y las habían robado. La denuncia nunca fue formalizada oficialmente y la cantante se cerró en banda. Los hermanos Rivera Ordóñez se vieron obligados a acudir a los tribunales para reclamar esos enseres que su padre les dejó y que se detallan en un anexo unido al cuaderno particional del testamento de Paquirri, firmado por Isabel Pantoja junto a la del resto de herederos, en septiembre de 1987. En 1994, el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Alcobendas reconoció “el derecho de propiedad” de los enseres reclamados entre los que se incluían, entre otros, vestidos de torear, capotes de paseo, cabezas de toros y armas. Pero Pantoja insistió en su determinación de no entregar “las cosas de Paco” a sus hijos y recurrió la sentencia.

Por entonces, Francisco, el primogénito de su marido ya toreaba. Se había presentado como novillero en agosto de 1991 en Ronda y debutó con caballos en el mismo coso 1992. Pero ella recurrió. La Audiencia Provincial de Madrid estimó el recurso de la cantante, no porque le diera la razón en ningún caso, sino porque el tribunal entendió que “era necesario que fueran llamados al presente procedimiento todos los interesados en el cumplimiento íntegro de dicha partición y sus documentos anexos”; es decir, que los Rivera Ordoñez no podían demandar solo a Pantoja sino que para reclamar su parte debían actuar contra todos los herederos, que resultaban ser su abuelo, Antonio Rivera, sus tíos Antonio, José y Teresa y su hermano menor, Francisco Rivera Pantoja. El fallo de la sentencia deja claro que “no entra a conocer del fondo del asunto”. Ni Francisco ni Cayetano ni tampoco su abuelo, Antonio Ordóñez, ni Carmen, madre de ambos, contemplaron la posibilidad de demandar al resto de la familia Rivera para obligar a Isabel a entregar lo que legítimamente les pertenecía. El problema era solo la negativa torticera de Pantoja.

Francisco y Cayetano Rivera en una imagen de archivo./Gtres

Paquirri lo dejó por escrito y detallado: sus hijos, herederos universales. Su viuda, su padre y hermanos, usufructuarios vitalicios de la mitad del tercio de libre disposición -una parte para los Rivera y la otra para la viuda-. Durante los tres años que duró la negociación de la herencia entre su viuda, sus hermanos y los representantes legales de sus 3 hijos, resultó envenenada. Tanto que, más de 36 años después sigue siendo un conflicto sin resolver del todo. La cantante parece dispuesta ahora a entregar “algo” de lo que guarda en Cantora. Los abogados de ambas partes están en ello. Su triunfo evitaría la demanda y el pleito 36 años después. Nunca un algo puede suponer tanto.

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