Los 365 días más amargos de Isabel Pantoja
Se cumple un año desde que Kiko Rivera, hasta ese momento ‘su pequeño del alma’, encontrase en Cantora las cosas de Paquirri que llevaba años negando tener
Los 2 de agosto eran, hasta el verano de 2020, uno de los días más felices para el clan Pantoja. Marcado en el calendario de todos ellos como el cumpleaños de Isabel, Cantora se convertía en la casa de toda la familia, donde celebraban la vida y disfrutaban de un día inolvidable. Pero el año pasado todo cambió cuando, sin andar buscándolo, Kiko Rivera entró en una de las habitaciones de la famosa finca y se encontró todas las cosas de su padre que su madre llevaba años negándoles a sus hermanos Francisco y Cayetano, y también a él, su propio hijo.
Empezó entonces a fraguarse un drama familiar que no estalló hasta un mes y medio después. Kiko había acudido al ‘Deluxe’ para aclarar las cosas sobre su última infidelidad, y la entrevista derivó hasta que el DJ terminó confesando que padecía depresión. Las confesiones de Rivera no sentaron nada bien a su madre, que llamó al programa en directo y dedicó unas desacertadas palabras a su hijo. Isabel Pantoja restó importancia a la tristeza de su hijo, y ahí se encendió la mecha de una bomba que todavía parece no haber detonado por completo. “No quiero que sigas hablando de esos temas, Francisco, por favor. Eso te hace mal. Me hace mal. Quiero a mi hijo, al de siempre, al contento, al alegre, somos personas, estamos sanos, lo que tú estás pasando no es importante y te voy a explicar por qué: hay mucha gente que ha fallecido. Lo tuyo se puede curar, los que se han ido ya no”.
La de ‘Marinero de Luces’ prometió ir a ver a su hijo en los días siguientes y cuando eso no ocurrió, Kiko sorprendió al mundo al hacerlo público en redes sociales. Algo pasaba entre madre e hijo y los programas de ‘La herencia envenenada’, los ‘Blogs de Paloma García-Pelayo’ y las entrevistas en ‘Lecturas’ dejaron en evidencia la traición de la tonadillera a su pequeño del alma. Una serie de opacos movimientos económicos y feos sentimentales de los que el de ‘Quítate el top’ no se ha recuperado y que al hacerse públicos se han convertido en la llave de una caja de Pandora que, una vez abierta, parece no tener fondo.
Familiares y amigos de la artista se han posicionado en esta guerra sin cuartel, siendo llamativa la escasez de apoyos a la que durante años, en el pasado, fue una de las grandes divas de este país. Demandada en un principio por los hijos mayores de su marido –que pararon el proceso por pura compasión-, sola en la finca de la que según ha denunciado Kiko se ha apropiado de manera indebida, con su hermano Agustín como único escudero y su madre, Doña Ana, como principal preocupación, Isabel Pantoja llega a los 65 más sola que nunca.
Su pasado criminal –cuya condena ya cumplió-, sus deudas con Hacienda, el desdén con el que trata a su hija Isa a pesar de que ella ha tratado de seguir a su lado, y la soberbia con la que ha tratado a terceros como Loli, la kiosquera, han tirado por tierra la imagen de la artista, que en apenas 5 días dará su primer concierto en más de un año y medio.
La última vez que se subió al escenario fue en marzo de 2020 en el Wizink Center de Madrid. Un concierto en el que se dejó la piel ante una audiencia mucho menor de la esperada, con constantes problemas técnicos y la sombra de la pandemia sobrevolando sobre todos los asistentes. El Festival Tío Pepe, celebrado en Jerez, será el marco en el que Isabel se reencuentre con su público. Unos fans entregados que llevan semanas inundando las redes sociales con post promocionales de una gira que por ahora solo se compone de una actuación, y que han tenido que pagar por verla cantidades notablemente más elevadas que las de otros artistas de la misma agenda, como India Martínez o José Luis Perales.
Irene Rosales ha contado en su última exclusiva que sus hijas llamarán a la abuela por su cumpleaños. ¿Habrá respuesta? Solo el tiempo, o Kiko Rivera a través de Instagram, lo dirá.