Irene Rosales, el ángel de la guarda incansable de Kiko Rivera
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Irene Rosales lleva tiempo demostrando el profundo amor que le profesa a Kiko Rivera. El ictus sufrido por el hijo de Isabel Pantoja ha puesto de manifiesto una realidad catedralicia: su mujer es el pilar sobre el que se sustenta su vida. Un tópico pero que no es ni mucho menos baladí porque gracias a ella, el andaluz ha podido salir adelante de un sinfín de situaciones desagradables a las que se ha enfrentado durante toda su vida.
Llevan juntos desde el año 2014 y lo suyo es una historia de amor consolidada a base de ponerse a prueba constantemente. Han superado infinidad de baches y obstáculos que amenazaban un vínculo que a día de hoy parece indestructible. Ella ha estado junto a él en momentos extremadamente delicados, como su tratamiento para tratar de dejar las sustancias tóxicas a las que era adicto.
El propio Kiko Rivera se abría en canal a finales del año 2018 para compartir con la audiencia de GH Dúo -de donde saldría victorioso- lo importante que es en su vida Irene Rosales: «Irene tiene el cielo ganado. Por mucho que haga o que diga no podré agradecérselo, pero quiero ser la persona perfecta para ella. Si alguien se lo merece en la vida es ella». Y no escondía que la andaluza había sido su mejor medicina: «He tenido que estar muchos meses encerrado en mi casa. De mi casa al colegio de las niñas, de ahí a mi casa. De mi casa al médico y luego del médico a mi casa. Siempre con mi madre, mis tres amigos y mi gente… Esa fue mi cura», argumentó.
Otro hándicap superado por el matrimonio han sido los rumores de infidelidad por parte de Kiko Rivera. Han sido más de una, de dos y de tres las veces en las que Irene Rosales ha sido señalada como mujer engañada y en todas ellas ha dado la cara para proteger a Kiko de quien lo tachaba de desleal: «Con mi marido todo está perfecto, no tenemos ningún problema. Entiendo que puede haber cometido muchos fallos, pero todo tiene un límite. Si estoy con él es que estoy segura al cien por cien, si no, no estaría». Nueva prueba de amor.
Kiko Rivera lleva años viviendo entre polémicas familiares. A los continuos problemas con su hermana se sumó la guerra fría contra su madre a raíz de su participación en Cantora, la herencia envenenada, donde el músico desenmascaró las argucias de su progenitora. Pese a su acercamiento con la muerte de doña Ana, su relación sigue siendo inexistente y sin visos claros de reconciliación. Irene Rosales también ha cerrado filas en torno al padre de sus hijas siempre que ha recibido ataques por parte de su propia familia.
Ansiedad, depresión, deslealtades, peleas familiares… un caldo de cultivo peligroso para cualquier persona. Pero todavía faltaba un inesperado varapalo en forma de grave problema de salud. Kiko Rivera sufría un ictus este pasado 21 de octubre que le obligaba a ingresar de urgencia en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Un mazazo en el que Irene Rosales se ha erigido como apoyo de su esposo, una vez más, y en portavoz para dar información a los medios: «Está todo bien, está todo controlado, ha sido un susto y está aquí porque es donde mejor puede estar. Le tienen que hacer pruebas y demás, pero está todo bien y controlado. Ha sido un susto y no quiero que se alarme, porque ha habido suerte. Ha sido un ictus que ha sido muy leve, y nada, le van a hacer sus pruebas. No está mal, él está bien y consciente, perfecto y tan normal». Palabra de ángel de la guarda.