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Con el paso de los años, Cayetano Martínez de Irujo se ha convertido en una de las personas más sinceras del panorama nacional. Si bien hace tiempo el duque de Arjona prefería mantener en un hermético plano su lado más personal, ha sido ahora cuando ha tenido oportunidad de hablar largo y tendido sobre sus 59 años de vida en Viajando con Chester, habiéndose convertido en uno de los primeros invitados de esta nueva temporada.
Lo que tal vez nadie podía llegar a imaginar es que, a lo largo de esta entrevista, el conde de Salvatierra haría alusión a ciertos temas de lo más complicados como su niñez, marcada por el escaso tiempo que pasó junto a su madre dado el importante papel que tenía la duquesa de Alba por aquel entonces. Unos momentos que resultaron ser todo un infierno para Cayetano, que convivía con una niñera que, según él, no tenía reparo alguno en pegarle, algo que hizo mella en su manera de ser: «Mi madre no se enteraba porque no se lo decíamos. Si se lo hubiéramos dicho, ella habría montado el follón y después nos pegarían el doble. Además, es que nos pegaban sin razón, no hacíamos vida de niños normales, sino una vida organizada. Yo tenía un lío dentro… Desde los seis años que empezó la confusión», comenzaba explicando, dejando entrever que este maltrato desembocó en un problema emocional por el que tuvo incluso que ingresar en un centro especializado en Estados Unidos.
Durante toda su juventud, y a raíz de los episodios sufridos cuando tan solo era un niño, la pareja de Bárbara Mirjan llegó a confundir «el amor con el sexo»: «Por mi problema emocional tenía confundido el amor, el sexo y el cariño… Lo tenía mezclado en un saco. En Estados Unidos aprendí profundamente cuál era mi problema emocional con las mujeres. Por un lado, era adoración, respeto y todo porque me han querido tanto que me han sostenido de no caerme (…) Pero por el otro lado, tenía miedo a tener una relación por las palizas de las nannies, y esas palizas me hicieron tener miedo hacia la mujer y hacia una relación», proseguía en su discurso, haciendo además alusión a lo «durísimo» que fue su ingreso en el centro mencionado: «Lo primero que me dijeron era que podía fumar, pero al llegar me dijeron que no, también me quitaron el móvil… Mucha gente se va. Fue durísimo, aguanté cinco semanas, haces unas terapias fuertes. Había momentos que de lo que estaba llorando me faltaba la respiración, me faltaba el aire», zanjaba, visiblemente contento porque, gracias a ese movimiento, finalmente pudo resolver sus «problemas» y enamorarse.
Una montaña rusa de emociones
Podría decirse que la vida de Cayetano Martínez de Irujo ha sido lo más parecido a una montaña rusa de emociones. Tanto es así, que él mismo optó por lanzar su propia biografía: De Cayetana a Cayetano, en la cual habla abiertamente sobre sus infidelidades a Genoveva Casanova, sus adicciones a las drogas y su enemistad con Mar Flores; sin olvidar también la escasa relación que mantiene con sus hermanos y que ha quedado bastante clara en los distintos homenajes que él mismo ha llevado a cabo por su madre y a los que algunos de sus familiares han hecho caso omiso. Por si fuera poco, en los últimos años el hijo de la duquesa de Alba también sufrió varios fuertes varapalos en lo que a la salud se refiere por obstrucción intestinal: «Me pusieron una malla completa, está funcionando bien y cruzo los dedos, porque llevo once operaciones. Desde que murió mi madre, me pasé entrando y saliendo del hospital hasta hace dos años», ha confesado en Viajando con Chester, contento aunque sin bajar la guardia.
Por si fuera poco, también ha podido hablar en el programa en cuestión sobre su acercamiento hacia la Infanta Elena, a quien considera una persona «muy seductora». Algo de lo que ya trató en su propio libro y que no pareció gustar a la hermana mayor de Felipe VI: «A ella no le gustó mucho que lo dijera en el libro, porque no se sabía, fue todo oculto y secreto (…) La Infanta Elena es una grandísima persona, la tenía muy cerca en el ambiente hípico (…) La Casa de Alba, imagínate… Con la Casa Real. Fue difícil salir de ahí, pero tuve la fuerza para decir esto no es lo mío, para nada era lo que buscaba ni quería», asegura, dejando entrever que fue algo pasajero.