"Mi ángel de la guarda en Nueva York": releemos lo que Ana Obregón dice de Epstein en sus memorias
'The New York Times' ha publicado que Ana Obregón mantuvo una relación sentimental con Jeffrey Epstein
En sus memorias, la actriz señaló que el magnate estadounidense fue "su ángel de la guarda" mientras vivió en Nueva York
Jeffrey Epstein, el magnate estadounidense acusado de tráfico y abuso sexual de menores, ha sido relacionado sentimentalmente con Ana Obregón. The New York Times ha sido el medio encargado de sacar a la luz que entre ambos existió un romance, señalando que incluso la familia de la actriz contribuyó a que la fortuna del financiero aumentara.
En medio del revuelo social que se ha generado alrededor de esta información, Ana Obregón no ha optado por el silencio y, desde el plató de Y ahora Sonsoles, ha hablado sin tapujos sobre la amistad que un día les unió. Eso sí, dejando más que claro que nunca compartió una relación sentimental con Epstein. «Es un tema delicado y me repugna haber sido su amiga, me hierve la sangre», expresaba, haciendo hincapié en que desde el año 1982 nunca más volvió a verlo. Sin embargo, fue ella misma la que confesó a través de sus memorias (tituladas Así soy yo y publicadas en 2012) que el empresario se había convertido «en su ángel de la guardia» mientras residió en Nueva York.
🟠 Ana Obregón sentencia sobre Jeffrey Epstein: «Me repugna haber sido su amiga».
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— Y Ahora Sonsoles (@YAhoraSonsoles) December 16, 2025
Lo que Ana Obregón dice de Jeffrey Epstein en sus memorias
En 1981, Ana Obregón se trasladó a Nueva York para estudiar interpretación en el Instituto de Teatro y Cine Lee Strasberg. El curso duraba dos años y durante su estancia en La Gran Manzana conoció a multitud de rostros conocidos, entre ellos Jeffrey Epstein. Según relata en el capítulo Mi soledad compartida en Nueva York, le conoció gracias a un amigo llamado Leonardo, el cual se lo presentó en una noche en la que casi le sacó de casa a la fuerza para acudir a una fiesta de homenaje a Elizabeth Taylor.
Nada más bajarse del coche, los flashes no tardaron en aparecer y los dos posaron delante de las cámaras con sus mejores sonrisas. «Era mi primera cita con Jeff […] Yo no dejaba de preguntarme qué narices hacía allí», recordaba. Más tarde, Ana relata que el financiero le trajo una bebida de color rosa que «tragó del tirón» mientras observaba los ojos violetas «más increíbles que había visto en su vida», los de Elizabeth Taylor.
Su primera cita podría haberse quedado en eso, pero un revés de salud que sufrió la actriz en las siguientes semanas hizo que su amistad se consolidara aun más. Y es que se intoxicó con dióxido de carbono en su propio apartamento, lo que le llevó a estar ingresada durante unos días en el hospital. «Encendí el fuego y puse una cafetera bien cargada. Me tumbé exhausta un segundo en la cama y debí quedarme dormida, no sé por cuánto tiempo. Me desperté tosiendo y ahogándome, y todo el apartamento se había convertido en llamas y humo negro», contaba.
Cuando despertó en el hospital, Ana fue consciente de que se había quedado sin casa y, cuando le dieron el alta, no tenía a nadie a quien llamar, ya que toda su familia estaba en España. Fue entonces cuando decidió contactar con Jeff (como ella le llama cariñosamente en su autobiografía) y este no dudó en mandarle un taxi al centro médico y en acogerla en su casa durante unos días. «Se convirtió en mi ángel de la guarda en Nueva York. Me alojé en su espectacular piso las dos semanas que tardé en contactar con un pequeño apartamento en Villag, donde me instalé el resto de mi estancia», comentaba.
Con el paso del tiempo, Ana logró que sus compromisos profesionales no pararan de incrementarse, hasta el punto de que a veces se veía obligada a «dejar el teléfono descolgado porque no dejaba de sonar». Aun así, durante esta estresante etapa, Jeff «continuó siendo su ángel de la guarda». «Nos hicimos inseparables los pocos momentos que tenía para dedicarle. A veces me mandaba la limusina para recogerme del trabajo y mi jefe Tony alucinaba», concluía.