El vestuario celebra el partidazo de Hazard
Hazard abandonó Celtic Park feliz. Con la camiseta del partido al hombro y la sonrisa que casi siempre le acompaña. Por muy mal dadas que venga, el belga siempre tiene un buen gesto para todos. Compañeros, aficionados o periodistas. Nadie tiene una mala palabra hacia Eden. Será por eso que la segunda mitad que firmó en la primera jornada de la fase de grupos de la Champions le llenó de alegría a él y a todos sus compañeros.
Como celebró el equipo el gol que hizo al conjunto escocés, el tercero de los madridistas que servía para poner punto final al encuentro, lo explica todo. Las caras de felicidad de los jugadores mostraban la alegría que supuso para todo el grupo ese tanto. Quién sabe si servirá como punto de inflexión y cambiará su historia en el club de las 14 Copas de Europa.
La sonrisa que se le dibujó a Hazard desde que finalizó el partido ante el Celtic no se le fue de la cara en todo el viaje de vuelta a Madrid. Se subió al autobús que iba a dirigir al equipo al aeropuerto de Glasgow exultante y en el avión era el jugador más feliz, aunque esta alegría no era como otras. Esta era serena y consciente de lo que había pasado sobre el césped. Una felicidad humilde. Eden había encontrado el camino que debía seguir si quiere triunfar vestido de blanco. Para ello sabe que deberá cambiar cosas de su juego, aunque con la calidad que tiene está perfectamente capacitado para hacerlo.
Por otra parte, sus compañeros estaban radiantes. Muy contentos de ver por fin que Eden daba muestras de que Hazard todavía tenía pulso. Ese jugador que deslumbró en el Chelsea y que llevó al Real Madrid a hacer una importante apuesta económica para ficharle. Desde que aterrizó en el Bernabéu en el verano de 2019 las cosas no han sido sencillas para él, pero todavía tiene tiempo para revertir la situación. En un gran estado de forma, con las molestias siendo cosa del pasado, derrochando calidad y arropado por compañeros y club, el belga buscará reencontrarse consigo mismo.
La lesión de Benzema, que le obligará a perderse los tres próximos partidos del Real Madrid, será una buena prueba de fuego para Hazard. Si el belga es capaz de responder ante Mallorca, Leipzig y Atlético de Madrid, recuperará la confianza en sí mismo y tanto el club como la afición comenzarán a creer en un jugador capaz de marcar la diferencia cuando está bien.
Un nuevo futbolista
Hazard confirmó en Glasgow que su posición ya no está en la banda y sí como falso nueve. Una vez más, Ancelotti tenía razón. El italiano le veía esta temporada como el recambio perfecto de Benzema y ante el Celtic demostró que jugando por el centro puede brillar. Ya no tiene la chispa de antes para regatear, pero sí la calidad y la inteligencia para marcar diferencias.
El partido ante el Celtic tenía su peligro. Saltó al césped a la media hora casi sin esperarlo. La lesión de Benzema obligó a Ancelotti a tomar decisiones y se decantó por un jugador que sólo había participado dos ratos en la Liga. Tiempo suficiente para fallar un penalti. Por lo tanto, una mala actuación en Glasgow le podría haber dejado tocado y, quién sabe, si hundido.
Hazard saltó al campo y le costó. Era normal. En los primeros minutos sobre el verde no era capaz de encontrarse a gusto. No terminaba de combinar con sus compañeros y cuando alguno le veía, como sucedió con Carvajal en los minutos finales del primer acto, erraba una de las oportunidades más claras de las que habían gozado los blancos hasta ese momento.
Todo cambió en la segunda mitad. El paso por el vestuario centró a Hazard, que de repente comenzó a sentirse bien. A ser, por primera vez tras mucho tiempo, protagonista. Comenzó a bajar al medio para recibir balones, combinó con Valverde en el gol de Vinicius, asistió a Modric en el segundo tanto madridista tras una buena acción personal y puso la guinda a su encuentro aprovechando, esta vez sí, un pase de Carvajal para hacer el tercero. Su quinta diana como madridista.
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