El verdadero problema con Vinicius
Vinicius cometió un error el pasado miércoles cuando empujó a Orban exponiéndose a una decisión que podría haber dejado a su equipo con un jugador menos. La acción no era para expulsión, pero resultaba innecesaria y el árbitro italiano podría haber tomado una decisión drástica. Como es habitual, tuvimos numerosas repeticiones del lance y apenas ninguna de una acción en la primera parte con los mismos protagonistas, solo que en este caso el golpeado había resultado ser Vinicius.
Es una desgraciada constante en el relato periodístico fijarse mucho más en los “pecados” de Vinicius, que en las acciones que les dan contexto. De hecho, desde los medios se suele juzgar a Vinicius ignorando las circunstancias a las que se ha visto sometido desde que llegó a España con 18 años.
Habría que empezar por ahí: Vinicius llegó con la mayoría de edad recién cumplida y se tuvo que adaptar a otro país y cultura en un marco de máxima exigencia como es el Real Madrid. Casi al mismo tiempo que le sellaban el pasaporte, sufría la primera agresión: al brasileño le mordieron la cabeza en una jugada en la que acabó amonestado. En aquellos días se decía que era una vergüenza que el Madrid tuviera a un jugador de cuarenta y cinco millones abusando en categorías inferiores.
Pronto ascendió al primer equipo y supuso la principal vía de ilusión para el madridismo. Desbordaba e imprimía energía y alegría al equipo, pero su ineficacia goleadora pronto le convirtió en un bufón objeto de continuas bromas. Muchos periodistas obviaron en sus desvaríos que se trataba de un niño al que estaban deshumanizando.
Con el paso del tiempo Vinicius comenzó a marcar goles y decidir títulos con el Madrid. En ese preciso momento el problema con el brasileño dejó de ser su nivel y pasó a ser cómo celebraba los goles o si regateaba en exceso provocando a los rivales. Fue entonces cuando el público la comenzó a tomar con él. A día 10 de marzo de 2024, hay 10 denuncias vigentes por racismo relacionadas con Vinicius y todavía algunos siguen diciendo que por qué a otros negros del Madrid no les insultan de forma racista.
Con el paso del tiempo, a Vinicius se le ha ido agriando el carácter. Seguramente su personalidad, que estaba en plena formación, solo encontró esa manera para sobrevivir al mobbing mediático. Aún me asombra lo que ha conseguir aguantar este chico.
Por supuesto que le aconsejaría a Vinicius que priorice su felicidad a tener razón. Claro que le diría que trate de abstraerse de todo lo que acontece con su figura y siga deslumbrándonos con su juego, pero yo no estoy ahí abajo siendo insultado en tantos campos, juzgado sesgadamente por tantos periodistas y golpeado por tantos compañeros de profesión. Tengo claro que el último problema con Vinicius es su comportamiento. No lo pudo explicar mejor Ancelotti en su última rueda de prensa.
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