La primera de Mbappé
El Real Madrid conquistó la Supercopa frente al bullicioso Atalanta en el debut de Mbappé, que se estrenó con un golazo
Imponente segundo tiempo del equipo de Ancelotti con una sensacional actuación de Bellingham y Vinicius
A la primera llegó la primera de Mbappé y fue súper. El francés debutó con el Real Madrid con apenas una semana de entrenamiento y conquistó la Supercopa de Europa frente al bullicioso Atalanta. También marcó, faltaría más, el primero de muchos goles que le aguardan vestido de blanco. Fede Valverde abrió el camino del triunfo madridista y Kylian hizo el segundo. Tras un primer tiempo discreto, los blancos se desataron tras el descanso con una sensacional actuación de Bellingham y Vinicius.
Jugaba Mbappé. Obvio. Da igual que el chico lleve un cuarto de hora con sus nuevos compañeros. Si a ti te fichan a Mbappé, lo pones y punto. Ancelotti sabe dónde está y prescindir del fichaje más importante del Real Madrid en la última década habría sido temerario. Y Carletto es un abuelo muy cuerdo. Y muy listo. Su primer once de la temporada, aclarado por la lesión de última hora de Camavinga, era más previsible que la fuga de Puigdemont. De hecho, hasta que vuelva Alaba, el once que se medía al Atalanta lo vamos a ver en muchos partidos del Real Madrid.
Courtois, discreto en pretemporada, recuperaba su oficio de milagrero. Tampoco había novedades en la defensa que formaban en los costados Carvajal y Mendy, titularísimo salvo que llegue Davies, y Rüdiger y Militao en el medio. El centro del campo se lo repartían Tchouaméni, Valverde y Bellingham, otros tres que se estrenaban en pretemporada. Y arriba Vinicius, Rodrygo y el esperadísimo Mbappé.
El precioso gesto de Kylian Mbappé con un niño polaco que enamora al madridismohttps://t.co/OrcWAOhfLu
— okdiario.com (@okdiario) August 14, 2024
Enfrente un Atalanta que nos hizo trizas el morbazo de ver a Xabi Alonso contra el banquillo que ocupará tarde o temprano, el del Real Madrid. Los de Gasperini llegaban a la Supercopa travestidos con piel de cordero y en plena guerra civil en el vestuario. Parecía que no iba a haber partido pero eso lo íbamos a resolver a partir de las nueve. Que nos dieron en estas y otras reflexiones cuando empezó a rodar la pelota.
Un Madrid mandón
Pronto vimos que Mbappé, además de llevar el 9 a la espalda, ejercía de tal. Eso sí, con cierto intercambio de posiciones con Vinicius. Ambos chupaban cámara y acaparaban el fútbol de ataque de un Real Madrid mandón. Su conexión fue inmediata. Un flechazo. El Atalanta se defendía a base de coces. Que derivaron en una amarilla a De Roon a los ocho minutos por la reiteración de sus compañeros.
El dominio del Real Madrid se tradujo en la primera ocasión e el 14. La tuvo, cómo no, Mbappé, que remató a bocajarro una asistencia de Fede Valverde. En su disparo se interpuso el cuerpo (mejor dicho, el codo) de Hien para evitar que La Tortuga se estrenara. Siguieron después sendos uys de pases de la muerte a los que no llegaron Mbappé primero ni Vinicius después.
Resistía el meritorio Atalanta, bien trabajado, equipo de autor capaz de correr hasta la extenuación con sus marcas individuales. Incluso estuvo cerca de marcar en el 24 tras un centro de Ederson que cabeceó (sin querer) hacia su portería Militao. Lo evitó, a Dios gracias, el travesaño cuando Courtois ya estaba batido.
Vinicius se había apagado de repente, Rodrygo era tan invisible como tantas veces y Mbappé correteaba buscándose a sí mismo. El Real Madrid echaba en falta a sus puntas. Y a Kroos, claro. La salida de balón del equipo de Ancelotti era un drama cada vez que presionaba el Atalanta. Así fueron pasando los minutos hasta que nos plantamos en el 34. Fue el momento en el que Bellingham vio una amarilla por una acción en la que golpeó al portero del Atalanta en su intento de rematar.
Resiste el Atalanta
Iba expirando el primer tiempo con un Real Madrid incapaz de acelerar el ritmo agosteño. Vinicius también fue amonestado por un pisotón alevoso a De Roon en el 42. Se indignaba el brasileño. Sin razón. Lo mejor que podía pasarle al equipo de Ancelotti era el descanso, que llegó tras un par de minutos de prolongación, no sin que antes Rodrygo perdonara la ocasión más clara del Real Madrid con un disparo a bocajarro que estrelló contra el larguero tras un genial pase con el exterior de Vinicius.
Regresamos del descanso con Mbappé arrancando como un ciclón desde la izquierda en una jugada que abrochó con un remate defectuoso. Respondió el Atalanta con un cabezazo de Pasalic que hizo volar a Courtois para meter la mano salvadora nuestra de cada día. Respiraba Ancelotti, que había intercambiado de sitio a Vinicius y Mbappé.
El duelo comenzó a ser un correcalles. Bellingham se convirtió en el cuarto delantero y el Real Madrid se partía en dos. Le valía ante un Atalanta que empezó a acusar el esfuerzo de la primera parte. Era cuestión de tiempo que marcara el equipo de Ancelotti. Y poco. Fue en el 58 cuando Bellingham conectó con Vinicius, que sentó a su par con una aceleración majestuosa y asistió con el exterior para que Fede Valverde, que se incorporaba desde segunda línea, marcar a a placer.
Vinicius anda suelto
El gol espoleó al Real Madrid y a un Vinicius desatado. El brasileño a tuvo un minuto después pero el meta Musso sacó una mano maravillosa para abortar el tanto del brasileño en el mano a mano. Hizo lo mismo a un remate posterior de Bellingham. El inglés, que había recuperado su puesto de mediapunta del año pasado, liberado ya de su corsé del hombro, campaba a sus anchas entre los agotados defensores italianos.
Pudo marcar en el 65 pero lo evitó el meta Musso, que no paraba de agigantarse por momentos para mantener a su equipo en la final aunque estuviera perdiendo. Fue entonces cuando apareció Mbappé. Vinicius llevaba toda la final buscándole pero al final fue Bellingham el que le encontró. El inglés recibió un pase de Vinicius en el segundo palo, vio al francés y Kylian la puso de primeras en la escuadra como sólo los genios saben hacer.
En el 75 y con el partido más que encarrilado metió Ancelotti a Modric por Rodrygo. Carvajal le cedió el brazalete. El Atalanta estaba desquiciado y la final virtualmente ganada por el Real Madrid. Ancelotti también tenía preparado a Brahim para saltar al campo. Más madera. Sustituyó a Mbappé que ya había hecho lo que tenía que hacer: marcar y ganar su primer título de blanco.
Entraron ya al final Lucas Vázquez, Güler y Ceballos y se fueron Carvajal, Bellingham y Vinicius. El Real Madrid ya se relamía con la Supercopa, que certificó con el final del partido. Los blancos inician una temporada que puede ser histórica de la misma forma que acabaron la anterior: con un título. El primero de Mbappé.