La Liga estorba
Al Real Madrid la Liga le molesta. El equipo de Ancelotti es más de copas, la del Rey o la de Europa. Tras la exhibición del Camp Nou los blancos, con un equipo plagado de rotaciones, pecaron de indolencia y se dejaron remontar en dos ocasiones tras los goles de Pau Torres en propia puerta y el golazo de Vinicius. El Villarreal se llevó una victoria merecida del Bernabéu con una actuación estelar de Chukwueze ante un Madrid pasota con la cabeza en otra historia.
Entre la Copa y la Champions la Liga se ha convertido en un forúnculo para el Real Madrid. Una competición molesta, como Yolanda Díaz para Podemos, y con el mismo tufillo a cosa prefabricada, un poco falsa y no demasiado limpia. Pero es lo que toca. Así que Ancelotti, resucitado tras la goleada en el Camp Nou, tenía carta blanca para rotar ante un Bernabéu con ambiente festivo y plagado de turistas. Lo hizo.
Con el Chelsea a tres días vista, Carletto sacó del paso a algunos de sus costaleros preferidos como Carvajal, Militao, Camavinga, Kroos, Modric o Fede Valverde y aprovechó la visita del Villarreal para regalar minutos a futbolistas que siempre los merecen como Lucas Vázquez, Rüdiger, Nacho, Asensio o Ceballos. Hasta con la revolución de Ancelotti al Real Madrid le quedaba un equipo más que fiable. Que era el siguiente: Courtois; Lucas, Rüdiger, Alaba, Nacho; Tchouaméni, Asensio, Ceballos; Rodrygo, Vinicius y Benzema. Estos dos últimos no descansan ni en Semana Santa.
Enfrente el Villarreal de Quique Setién, que ya le amargó la ida al Real Madrid y que se plantaba en el Bernabéu con el objetivo de sumarse a la pelea por entrar en Champions. Si había un día para puntuar en casa del Madrid, era hoy. Aunque los blancos arrancaron el partido sin contemplaciones. Cercaron el área de Reina, que debió emplearse a fondo con una palomita para despejar un cabezazo de Rüdiger a los tres minutos.
Respondió el Villarreal cabalgando a lomos de la pelota. Posesiones largas para tomarse un respiro y presión alta sin el balón. No se lo esperaba el Real Madrid, cogido a pie cambiado. Espabiló Tchouaméni para devolver a su equipo al partido. Sendos pases del francés a Nacho y Vinicius sembraron el pánico en la defensa de Setién y ahogaron un par de uys en el Bernabéu.
Asensio saca su fusil
A la tercer llegó la vencida. Condujo dos hectáreas la pelota Marco Asensio sin que nadie del Villarreal fuera capaz de salirle siquiera al paso. El mallorquín se internó en el área, se apoyó en Vinicius y casi sin ángulo se sacó un centro envenenado que Pau Torres, en su intento de despejar, acabó metiéndose en su propia portería.
Perdonó en la jugada de vuelta Baena tras una jugada coral que le dejó solito en el área, pero su disparo fue una birria que se marchó arriba. El partido estaba ídem. El Villarreal no rehuía el intercambio de golpes, pero tenía todas las de perder ante la pegada del Real Madrid. Eso sí, los blancos defendían con la tensión del elástico de unos gayumbos de tres años.
En las áreas ocurría de todo porque los dos equipos se podían con la pelota. Que si ahora la tiene Vinicius en un área, que si ahora responde Baena en la otra. El Villarreal, más metido y con más interés en el partido que el Real Madrid, empezaba a merecer el empate. A los de Ancelotti les importaba poco. O nada. Por eso en el 38 el equipo blanco pagó cara su indolencia en forma de 1-1. Lo anotó Chukwueze tras hacer un nudo marinero a Nacho como Romario a Alkorta en el Camp Nou.
Con el duelo empatado, el Madrid siguió pasando tres kilos del tema. Tanto que tuvo que asirse al de siempre, Courtois, para mantenerse vivito y coleando hasta el descanso. La mano final del belga a disparo de Foyth evitó que los de Ancelotti se fueran –tras haber concedido diez remates a puerta– por detrás al descanso.
Vinicius superstar
Del que regresamos con un cambio pactado en el Real Madrid: Militao por Alaba. Medio tiempo quiso repartir Ancelotti entre sus dos centrales titulares. Por cierto, que ni de Ceballos ni de Benzema tuvimos noticia en la primera parte. Y eso lo notó el equipo. El que sí apareció fue Vinicius, que se asoció con Ceballos tras un soberbio control con la espalda, para dibujar un caño imposible dentro del área y definir con plasticidad y talento en el mano a mano con Pepe Reina. Un gol genial de un genio.
El Madrid volvió a sestear tras el 2-1 y se dejó dominar otra vez por el Villarreal. Mandi marcó en una salida en falso de Courtois, pero estaba en fuera de juego. Ancelotti quitó a Benzema para meter a Fede Valverde y reordenar a su equipo. Pero el Madrid había vuelto a activar el modo ahorro de energía. El bajo consumo sólo lo incrementaba Vinicius, dispuesto a entrar en cualquier jugada o pendencia.
Los blancos volvieron a pagar caro su pecado de pereza. Una jugada de Chukwueze, mal defendido por Nacho, la remachó Morales, mal defendido por Militao y Lucas. El asistente anuló el tanto por fuera de juego pero no había tal, así que el VAR concedió el tanto del Submarino Amarillo para poner el 2-2 en el marcador del Bernabéu.
El Madrid se duerme
Ancelotti metió a Camavinga por un desdibujado Ceballos. El Villarreal tuvo una ocasión para marcar el tercero, igual que Marco Asensio, cuya volea la atrapó abajo Reina. En el intercambio de golpes, les tocaba a los amarillos. Esta vez sí tuvieron más puntería. La jugada individual de Chukwueze, que le estaba dando la noche a Nacho, la abrochó el joven delantero del Villarreal con un disparo cruzado ante el que nada pudo hacer Courtois.
Con el partido convertido en el patio de un frenopático Arberola Rojas pitó un penalti por mano de Mandi a centro de Camavinga. No había tal. Ni el contacto era en la mano ni el jugador tuvo la intención de tocarla con el brazo, que estaba apoyado en el suelo. El VAR volvió a corregirle y a arreglar su pifia.
Fue la última bala del Real Madrid antes de la prolongación que fue de unos interminables siete minutos. El Villarreal, que había merecido la victoria de sobra, veía peligrar sus tres puntos con un amago de remontada. Pero, igual que las bicicletas son para el verano, en el Madrid las remontadas son para la Champions. Porque al Madrid la competición doméstica le interesa poco y le molesta mucho.